El Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 4 de Lomas de Zamora juzgará a partir de este jueves a Sergio Velázquez, el hombre acusado de abusar sexualmente de su ahijada menor de edad, y a quien se le atribuyen una serie de hechos similares cometidos en Ingeniero Budge.

La fiscalía tratará de probar que el imputado, que era padrino de la víctima, habría aprovechado esa situación para acercarse a la niña y llevar a cabo su plan. La damnificada tenía 8 años cuando habría comenzado la pesadilla, que habría durado hasta los 11.

Además, según consta en la causa, para mantener ocultos estos supuestos actos, Velázquez habría amenazado a las damnificadas con armas de fuego, que más tarde fueron secuestradas durante el allanamiento de su casa.

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En diálogo con Política del Sur, Marcela Mercante, madre de una de las víctimas, se mostró expectante, aunque reconoció su temor ante un fallo favorable para el acusado. "Estoy aterrada a que le quieran dar la domiciliaria", expresó y sostuvo que "él no va a estar físicamente porque teme por su salud, esa es la carta que va a Jugar".

Ella trabajaba para el hombre en un taller de costura y así fue creando una relación de amistad que terminó cuando una de sus hijas confesó lo que pasaba. Mientras ella realizaba sus tareas, la nena miraba la tele en el comedor de la casa del imputado.

Velázquez, que era un puesto como comerciante de la Feria La Salada, empleaba mujeres en su taller de costura, y aparentemente, abusada de sus hijos a sus espaldas.

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Marcela supo lo que le pasó a su hija tiempo después, cuando la menor pudo contarle lo que había pasado, pero no fue la única, debido a que se sumaron más denuncias en la causa que terminaron, después de muchas idas y vueltas, con la prisión preventiva del dueño del taller.

La mujer relató que otra chica fue abusada en el puesto del citado centro comercial, por el cual debieron cerrarlo. Además, apuntó a que la pareja del acusado se ocupaba de captar a las menores para poder ser abusadas en un espacio privado. 

Hasta el momento de su detención a fines del 2021, tanto la mujer como su hija debieron vivir con temor a cualquier represalia, ya que el abusador era vecino. Más tarde se le otorgó la prisión domiciliaria, pero se tuvo que ir del barrio.