

Lucía tenía 20 años cuando a fines de abril del 2023 se fue de su casa de Glew, y estuvo desaparecida varios días en los que provocó la preocupación de todo un barrio, ante la versión de que había sido secuestrada. Sin embargo, esto fue más tarde desmentido.
La joven en realidad había escapado de su hogar, cansada de los abusos de su padre, y la colaboración de su madre, que era cómplice de la pesadilla, que incluía diferentes tipos de tormentos. El testimonio de su pareja fue clave para dar un giro inesperado en el caso, y poner tras las rejas a los únicos responsables.
Fuentes judiciales informaron a Política del Sur que recientemente, la causa fue elevada a juicio y ambos imputados optaron por ser juzgados en un juicio por jurados por los delitos de "trata de personas, reducción a la servidumbre, abuso sexual, y lesiones leves agravadas por el vínculo". Mientras tanto, los dos siguen en la cárcel, con prisión preventiva. Durante el transcurso de la etapa de instrucción de la causa, ambos presentaron diversos recursos para recuperar la libertad, pero la Justicia se la negó.
Fue la misma Lucía quien posteriormente se animó a contar que era víctima de todo tipo de maltratos de sus padres, y que los acusados difundieron la falsa información de que ella había sido secuestrada, para ocultar que en realidad se había escapado.
El novio de la damnificada fue el que primero declaró en fiscalía y relató lo que sufría su pareja. Esa pista fue determinante para hacer foco en el padre de la víctima, quien, de acuerdo lo determinado hasta ahora, violó a su hija. "La obligaban a limpiar, y a quedarse con los hermanos, no la dejaban salir de la casa. El padre la abusó sexualmente y en una oportunidad un amigo de él, cuya identidad no fue determinada", señalaron a este medio desde el Poder Judicial.
Lucía fue rescatada durante un operativo de la Policía Bonaerense, mientras que sus agresores fueron puestos tras las rejas ese mismo día. Desde entonces, quedaron a disposición de la UFI 9 de Lomas de Zamora.