

El sábado 24 se vivió un cierre de listas a pura rosca en la que cada casillero fue disputado con el cuchillo entre los dientes. Eventualmente estas negociaciones trajeron ganadores y vencedores, que no se definen por el simple hecho de quedar en la nómina de aspirantes, sino en el lugar final en el que quedan. Así fue el caso de la senadora provincial del PRO, Lorena Petrovich, que pasó de ser una de las dirigentes del partido amarillo con mayor proyección en la Tercera Sección Electoral a quedarse virtualmente con las manos vacías en estas elecciones.
Si bien la legisladora bonaerense logró entrar a la lista de precandidatos a diputados nacionales por el espacio de la presidenta del PRO, Patricia Bullrich, quedó relegada en el sexto escalón y aunque “la piba” salga triunfadora en las PASO ante el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, no escalaría posiciones y su lugar definitivo en la nómina para octubre dependerá de los porcentajes obtenidos en la primaria. Y, en el mejor de los casos si pudiera colarse en una posición expectante, en las elecciones generales quedaría en serio riesgo de no acceder al Congreso por la división de votos con Unión por la Patria. También atenta contra sus posibilidades el resultado que obtengan en octubre espacios como La Libertad Avanza y el Frente de Izquierda que probablemente superen el piso para quedarse con alguna de las bancas en disputa.
Sin embargo la derrota de Petrovich, no radica sólo en lo legislativo, sino en un deseo que había expresado en repetidas veces: la intendencia de Quilmes. En un recuento, la actual legisladora, que vence su segundo mandato en el mes de diciembre, ingresó a la Cámara alta bonaerense en 2015 impulsada por “la revolución de la alegría” macrista de la mano del intendente de Lanús y hoy precandidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires, Néstor Grindetti. Renovó mandato en 2019. Cabe recalcar que anteriormente había sido asesora en Prensa y Comunicación del bloque de concejales del PRO en ese distrito.
Además, se había convertido en una de las mujeres referentes del PRO en el conurbano y de las “mujeres grindettistas”. En 2021, el camino a su objetivo para aspirar a la jefatura comunal quilmeña parecía allanado con la derrota del ex intendente Martiniano Molina en 2019. En este escenario comenzó a circular su nombre a fines de 2020.
No obstante, a fines de 2021, cuando parecía que la interna de 2023 de Juntos por el Cambio y el PRO se definiría para la protegida de un Grindetti, que ya tenía vista en el sillón de Dardo Rocha, Petrovich fue denunciada por su ex empleada doméstica Gisela Montini, que, luego de ser despedida, la acusó de pagarle el sueldo con contratos del Senado bonaerense.
La denuncia fue un escándalo nacional y caló tan hondo en el partido y en la vida de la senadora que tuvo que bloquear su usuario de Twitter y eliminar su cuenta de Instagram. Las consecuencias no quedaron solo en las redes sociales. El mandatario lanusense se despegó de ella y de un día para otro apareció militando a Patricia Bullrich -incluso confundiéndola con Cristina (Fernández de Kirchner) en un plenario del PRO-, con la intención de rascar algo. Su aspiración de ser intendenta quedó enterrada.
El daño colateral llegó a su marido, Carlos Ortíz, que en enero de 2022 tuvo que dejar su cargo como secretario de Desarrollo Urbano en el municipio de Lanús a pedido de Grindetti. Desde el entorno del Ejecutivo local salieron a aclarar que el apartamiento tuvo que ver con la gestión en el área y no con la polémica que enredó a la senadora.
La estocada final fue con la inclinación de Bullrich por el periodista y habitual aspirante a la intendencia de Quilmes Walter Queijeiro.