

Una de las características de Santiago “Beto” Carasatorre era que su esencia nunca cambió pese a los cargos que tuvo. Por más de 15 años condujo el Concejo Deliberante de Lomas de Zamora e incluso durante un año estuvo a cargo de la intendencia. En esos tiempos, el dirigente que empezó a construir política desde los barrios, de Cuartel IX a Ingeniero Budge, de Lomas Centro a San José, de los clubes infantiles al cuerpo deliberativo, “siempre escuchó a los vecinos”, recordaron desde el PJ, al cumplirse tres años de su fallecimiento.
Uno de los dirigentes que lo recuerda en esta línea es Osvaldo Deglau. “Cada año que pasa se nota más su ausencia. Lo que pasa hoy en el Concejo no es mejor ni peor, es distinto y Beto era un distinto”, señaló en diálogo con Política del Sur.
Recalcó que “como compañero, como amigo y como referente político, hay un fuerte sentido de su ausencia”.
Santiago “Beto” Carasatorre nació el 29 de agosto de 1950. Los inicios de su militancia estuvieron relacionados con el sindicalismo ya que fue secretario gremial de la UOM a fines de los 70. En paralelo, estuvo a cargo del fútbol en el club Libertador que lo llevó a crear la liga EFILZA que supo reunir a los clubes de barrios de Lomas. En 1991 y 1995 formó parte de la lista del ex intendente José Bruno Tavano como concejal suplente y en 2001 fue electo como concejal.
“Si lo queremos recordar a Beto en su vocación militante fue un compañero con todo el tiempo del mundo para escuchar”, aseguró Deglau.
Su intensa militancia se institucionalizó con contundencia cuando llegó a conducir la presidencia del Concejo Deliberante en la primera gestión del ex intendente Jorge Rossi en 2003. Durante estos años, demostró su capacidad para poder conciliar un Cuerpo integrado de figuras políticas como Luis Ajmechet, Armando Mogliani, Ana Tranfo, Sergio Oyhamburú y Daniela Vilar, entre otros. Es más, fue quien prestó juramento al propio Martín Insaurralde cuando asumió.
“Su secreto estaba en el tiempo que le ponía para escuchar a todos los compañeros, desde el más importante al último vecino del barrio”, expresó Deglau para este medio al insistir en resaltar “el diálogo, el dedicarle tanto tiempo a juntarse y acercarse donde hiciera falta a cualquier hora y día” por parte de Carasatorre. “La síntesis en torno a él era la fuerza y polenta que le ponía a escuchar a todos”, concluyó.
Carasatorre falleció el 1 de mayo de 2020 tras una intensa lucha contra una enfermedad que lo tuvo en el ring durante años. Pero Beto nunca fue de tirar la toalla: la palabra y capacidad de consenso es su gran legado.