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Sociedad | 30 jul 2021

Parejas

Mal de amores: El paso de ser un príncipe azul a un sapo

La sexóloga Lizarraga remarcó la importancia del duelo luego de una fallida relación afectiva. Soluciones a un problema que ocurre a cualquier edad.


En su columna semanal, la sexóloga Silvina Lizarraga trajo, como en cada viernes, un tema muy recurrente en las relaciones -más que nada al final de ellas- que, según ella, “no tiene edad”: El mal de amores.

“Cuando uno conoce a alguien pasa por distintas etapas. Primero se empieza a conocer, luego aparece el enamoramiento, y esa persona es la más maravillosa. Hay un montón de expectativas y de pensamientos hacia quien yo creo que es un príncipe azul, pero realmente es un sapo”, expresó la licenciada en Política del Sur.

En continuidad con la idea, explicó que “cuando uno se da cuenta de eso y choca con que lo que imaginaba no es o no sucede, le agarra el mal de amores”. Ante esto planteó algunas soluciones.

“A veces es importante tomar una distancia para no quedar enrollado en la situación. Uno entra en un periodo de negación luego de que no se den las expectativas que alguien había depositado en una relación”, enfatizó.

Lizarraga aseguró que “eso lleva a perseguir a la otra persona, a obsesionarse por no aceptar haber sido rechazado” y en caso de que el otro acceda a retomar no le haría bien a ninguno.

Hay que elaborar un proceso de duelo. Es preferible cerrar el tema hasta donde se pueda y tomar distancia para elaborar la situación responsabilizándose de lo que se tengan que responsabilizar y no seguir dependiendo de eso”, aconsejó.

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La especialista aclaró queun vinculo se transforma en tóxico porque hay una persona que no quiere deshacerse de esa situación y quiere que todo esté dando vueltas alrededor”. “Eso sería un extremo del mal de amores”, recalcó.

En ese sentido comentó que “cortar contacto por un tiempo”, puede ser bueno para reflexionar e indagar cuáles fueron las equivocaciones -que pueden estar relacionadas a “la forma de vincularse o de comunicarse-.

No sirve de nada buscar otra pareja para tapar ese vacío. Es una oportunidad para encontrarse con uno, preguntarse qué quiero realmente. El deseo y el amor van por caminos diferentes, pero no se construyen de formas diferentes, puedo estar con una persona pero no tengo por qué amarla”, concluyó.

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