Por: Diego Lanese

Esta semana, trabajadores de la empresa Garbarino alertaron que a partir del cierre de sucursales que comenzó en los últimos días la firma, se suspendieron varios empleados, y corren peligro varios puestos laborales. La pandemia y la crisis económica hicieron estragos en el mercado de trabajo, que desde que comenzó la circulación del coronavirus es un sector de los más afectados, al punto que en muchos países se prohibieron los despidos, como hizo el gobierno de Alberto Fernández en el 2020. Pero esta medida no impidió que se destruyeran muchos trabajos formales, una situación que se expandió de manera natural al sector informal, difícil de ponderar, pero que siempre tiene mayor efecto que en los puestos “en blanco”. Los datos muestran que la apertura de la actividad recuperó la actividad, pero el daño “está hecho”. En concreto, según un informe, son más de un millón los trabajadores que perdieron su puesto el año pasado, lo que disparó la tasa de desempleo.

El balance de la destrucción de puestos de trabajo fue realizado por el centro CIFRA de la CTA de los Trabajadores, que le puso cifras a la crisis de empleo. Según el trabajo, al que tuvo acceso Política del Sur, el país registró una caída de más de un millón de puestos laborales, con una profunda pérdida en el primer semestre, y una recuperación en el segundo. “Tras la aguda caída en la tasa de empleo en el segundo trimestre (cuando los ocupados bajaron del 43 al 33,4 por ciento de la población entre el cuarto trimestre de 2019 y el segundo de 2020), a partir del tercero se experimenta un crecimiento que ubica a la tasa de empleo en el 40,1 por ciento durante el cuarto trimestre del año”, destacó el reporte de la entidad de la central obrera.

Además, CIFRA recalcó que “proyectando los resultados de la Encuesta Permanente de Hogares al conjunto de la población se advierte que tras la recuperación de más de 3 millones de empleos entre el segundo y cuarto trimestre de 2020, el legado de la pandemia fue una reducción de 1,100.000 de empleos si se considera la comparación entre el cuarto trimestre de 2020 e igual período del año anterior”. De esos 1.129.000 de ocupados menos, “777 mil dejaron de buscar activamente un nuevo empleo y, por lo tanto, pasaron a ser ‘inactivasos’, en tanto que 351 mil buscan activamente un empleo y no lo encuentran por lo que pasaron a ser desocupados”.

Esta destrucción de empleos generó fuertes presiones sobre la tasa de ocupación y otros indicadores, que marcan el legado negativo de la pandemia. Así, los niveles del cuarto trimestre del 2020 “es casi 3 puntos porcentuales inferior al del cuarto trimestre de 2019”. “Lo propio cabe para el examen de la evolución de la tasa de desempleo. En el cuarto trimestre de 2019 las y los desocupados eran el 8,9 por ciento de la población económicamente activa (es decir, la población que tiene empleo o lo busca activamente) y ascendieron al 13,1 por ciento en el segundo trimestre de 2020. Posteriormente se redujo el nivel de desempleo hasta el 11 por ciento en el marco de la recuperación del cuarto trimestre”, recalcó el informe de CIFRA.

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Además, de los 3 millones de empleos recuperados entre el segundo y cuarto trimestre de 2020, “el 40,4 por ciento son empleos de menos de 35 horas semanales y cuyos ocupados buscan activamente cambiarlo, es decir, son subocupados demandantes de empleo”. De allí que la tasa de subocupación “haya crecido al 15,1 por ciento de la población económicamente activa en el cuarto trimestre de 2020”. “En efecto, el legado de la crisis de 2020 tiende a profundizar no solo el problema preexistente de la falta de empleo sino que incrementa la informalidad del mismo”, concluyó el informe.