Por: Diego Lanese
A los pocos días de asumir su segundo período presidencial, Cristina Fernández de Kirchner escuchó como uno de sus aliados sindicales, el camionero Hugo Moyano, hacía un vedado reclamo. En los festejos del Día del Camionero, el dirigente dejó ver el enojo por el poco lugar de los gremios en las listas. Esto fue el inicio de una tensión que al poco tiempo el terminó con una fractura total en la CGT. Así, por un lado la CGT Azopardo, liderada por el propio Moyano; del otro, la CGT Alsina, con Antonio Caló a la cabeza, que se mantuvo leal al gobierno; y el tercer grupo, con referencia en Luis Barrionuevo, denominada CGT Azul y Blanca. El gobierno de Mauricio Macri unificó a los grupos, en un triunvirato conductor que debió afrontar duros desafíos. Ahora, a menos de un año de apoyar a Alberto Fernández mayoritariamente, la central obrera está otra vez en varios pedazos. El confederal del 2021, la posibilidad de volver a la unidad.
El Día de la Lealtad tuvo un efecto paradójico en el movimiento obrero. Si bien mostró el “músculo” de los gremios para movilizar y mostrar su apoyo al gobierno nacional, dejó al descubierto las nuevas fracturas e internas. La más notoria es la reedición de la CGT Azul y Blanca de Barrionuevo, con un acto con lo que algunos dirigentes peronistas, que comandó nada menos que Carlos Acuña. Desde hace tiempo el dirigente está molesto con su coequiper Héctor Daer, con quien está en desacuerdo con el manejo de la agenda cegetista. El malestar crece de la mano del apoyo que recibe Daer de la Casa Rosada para ser el conductor futuro, lo que hizo que el dirigente de la Sanidad se mueva sin consultar. La invitación a los movimientos sociales a varias reuniones en la CGT terminó de alejar a Acuña.
Además de esto, el moyanismo y los sectores combativos que se fueron de la CGT durante el macrismo porque no acordaban con la agenda dialoguista mostraron que quieren ir por la conducción cegetista. El propio Hugo Moyano admitió esta semana, luego que la caravana mostró las intenciones del sector, que Pablo “será candidato a secretario general de la CGT”. “Cuando dejé la CGT el que implementó el triunviro para evitar la división fui yo. Fue para lograr que todos los sectores de la CGT estemos unidos, desgraciadamente el triunviro no tuvo éxito porque en el gobierno anterior querían hacer una reforma laboral. “Ya termina esta gestión de la CGT. La próxima conducción tiene que entender la realidad que estamos viviendo”, dijo el camionero en declaraciones periodísticas.
Aglutinados en el Frente Sindical, estos sectores creen que “es su momento” para conducir a la central obrera, por lo cual decidió mostrar su potencia en la caravana del sábado pasado. Como en aquella primera fractura, la cuestión política es el motivo principal de la ruptura, aunque en este caso el escenario es distinto. Mientras que durante la gestión de Cristina lo que desunía era la caracterización de la propia gestión, ahora el apoyo a Alberto Fernández está, pero las posturas en el gobierno de Macri son las que hacen ruido. “Queremos la unidad de todos en la CGT, pero sin los mismos personajes que le dieron demasiado tiempo a Macri”, graficó Rubén “cholo” García, titular de la FESIMUBO. En este punto, la figura de la ex presidenta puede entenderse como parte de la diferencia. “Cristina Fernández de Kirchner bajó la línea, lo deja conducir a Alberto Fernández los destinos del país y está cumpliendo con lo que prometió. Quizás a algunos dirigentes de la CGT no les caiga bien Cristina”, dijo García en el programa radial de Política del Sur.
Leer más: Rubén García categórico: “Queremos la unidad de la CGT, pero sin los personajes que le dieron demasiado tiempo a Macri”
Entre la dirigencia gremial, si bien existe unanimidad en el apoyo al gobierno, el rol que cumpla la Casa Rosada respecto del proceso de renovación de autoridades de la CGT será clave para que se mantenga. Entre los sectores más combativos advierten que “fueron ellos los que pararon en la calle la reforma laboral”, y los primeros en respaldar el Frente de Todos. Si cómo se rumorea es Daer el elegido de Alberto Fernández (son amos personales y fueron juntos piezas clave del Frente Renovador, con un estilo conciliador compartido), se abrirá un foco de conflicto entre el moyanismo y el oficialismo. Es que muchos dirigentes ven un “contrasentido” en apoyo de un gobierno popular a una CGT como la actual. “Los trabajadores estamos poniendo el hombro a esta situación, necesitamos un gremialismo que apuntale las medidas más audaces del gobierno, como el Impuesto a la Riqueza, y no juntarse con AEA”, destacó un dirigente ante la consulta de Política del Sur. El malestar por el rol que juega la conducción de la CGT en el posible pacto social que se impulsa, negociando constantemente con las grandes empresas –con las que pacto la rebaja salarial del 25 por ciento al inicio de la pandemia –molesta y mucho. Del otro lado, acusan a la dirigencia de “ser funcionales de La Cámpora”, a quien acusan de estar detrás de la avanzada contra Daer y la mesa chica cegetista. Una pelea que será protagonista en un 2021 lleno de desafíos para los trabajadores.