viernes 20 de septiembre de 2024 - Edición Nº2116

Lomas de Zamora | 10 abr 2019

INFORME ESPECIAL

Trama de corrupción, negociados y defraudación del sector inmobiliario en "Las Lomitas"

Los casos Comito y Salvadores como penosa muestra de un crecimiento con ladrillos (¿de corrupción?). Asoma un nuevo pope: un barón del Conurbano. ¿Tendrá espalda? El factor Las Lomitas, en el centro de la escena.


Por: Por Redacción

Grandes inversiones inmobiliarias, ventas “en pozo”, ambientación fashion, polo gastronómico y de diversión nocturna… Y… un marcado apoyo del Municipio para el impulso de los emprendimientos. En los últimos quince años, Las Lomitas -zona delimitada más o menos por las calles Gorriti, Sixto Fernández y las avenidas Hipólito Yrigoyen y Meeks, del casco céntrico de Lomas de Zamora- experimentó un crecimiento sostenido y exponencial.

 

Edificios de los 50 y 60 entremezclados con emprendimientos pro millennial. Un tránsito de la austeridad y sobriedad de los palieres de recepción a una exultante modernidad con grandes áreas comunes y amenities.

 

 

Durante el día, coquetos comercios de indumentaria, centros de estética y decoración -muchos de ellos, sucursales de reconocidas marcas porteñas, y en otros casos remedo de lo mejor de Barrio Norte y Palermo- abren sus puertas para el público más exigente y pudiente de la zona.

 

Y al caer la tarde, se aprecia un incesante movimiento de gente ávida de esparcimiento o afecta al buen comer. Restaurantes, pubs, cervecerías artesanales y algún que otro recinto con iluminación tenue y “música” exageradamente altisonante donde se puede comer y bailar (pero no hablar) con aires de after office, que se presentan como un marco ideal para encuentros livianos y pasatistas, completan el panorama.

 

No se pida en esa área un centro cultural, espacio de arte o auditorio. Nada que invite a cultivar la espiritualidad, la reflexión ni un disfrute genuino. Esa especie de testaruda y ciega obligatoriedad de “divertirse” y no pensar, no escuchar y no querer ver más allá de la superficie.

 

Sin embargo, esa extraordinaria expansión comercial y edilicia, frente a hechos que son de dominio público, nos compele inevitablemente a un análisis que pone en crisis la credibilidad de importantes empresarios y funcionarios públicos íntimamente ligados a este fenómeno urbano.

                       

 

Los Comito y el fallido proyecto del Howard Johnson

 

Los hermanos Nicolás y Pedro Comito, conocidos empresarios inmobiliarios de la zona sur, fueron detenidos en octubre del año pasado por presuntas irregularidades en el mega emprendimiento que se desarrollaba en Meeks y Colombres, en Lomas de Zamora, sobre un espacio que se había habilitado para que la empresa Howard Johnson construyera un hotel cuatro estrellas de 26 pisos, con servicios propios de un centro de lujo, más un edificio de oficinas y departamentos particulares.

 

La obra se encuentra paralizada desde 2015, al parecer, por la quiebra de la financiera Finarg, que estaba vinculada al proyecto y pertenece a Guillermo Coperchini, Mercedes Caetano y Nicolás Saulo. Por ese entonces, un grupo de personas creó una página de Facebook (“Estafados por Finarg y Comito Propiedades”), lo cual indicaría que ambos grupos empresarios realizaban negocios juntos.

 

La casa central de Comito Brokers Inmobiliarios está ubicada en la calle España 288, en Lomas de Zamora, y en Temperley tiene otra sucursal sobre Meeks 1030. Opera tanto en zona sur como en sus alrededores.

 

 

La ordenanza

 

El Concejo Deliberante de Lomas de Zamora aprobó la Ordenanza 13.460 para declarar de Interés Municipal la construcción del hotel Howard Johnson en Las Lomitas, lo que dio paso a una excepción al Código de Edificación Urbana, que se facultó en noviembre del año siguiente con la Ordenanza 13.821.

 

Cuando se avaló la primera normativa, entre todos los concejales que estaban en funciones se encontraban Julio Gutiérrez y Rosendo Pedernera, de la Coalición Cívica-ARI, que fueron los únicos que se opusieron.

 

En diálogo con Política del Sur, Pedernera explicó que el Código de Edificación Urbana tiene determinados condicionamientos que impedían que un edificio de esas características pudiera construirse en esa zona del centro lomense. De modo que el proyecto, que fue presentado al Ejecutivo municipal por un grupo empresario, dentro del cual se encontraba el Howard Johnson, no hubiera sido posible.

 

Sin embargo, el exedil resaltó: “Ellos encontraron una herramienta, que la usaron muchas veces, que es declarar de interés municipal la iniciativa privada, y cuando se vota una ordenanza de interés municipal para un emprendimiento, para cualquiera sea, eso lo invita a exceptuarse de determinadas ordenanzas que establece el Cuerpo, en este caso, el Código de Edificación. Con eso se trabajó en la ordenanza de excepción para permitirles construir algo de 1.500 metros cuadrados más de lo que se podía. (…) El argumento era que en Lomas de Zamora no había un hotel de alta categoría.”

 

En cuanto a la negativa de los dos concejales de la CC-ARI de votar a favor de la propuesta, Pedernera mencionó tres motivos: la gratuidad con la que el hotel se construiría allí, los “arreglos” que habría para que se aprueben las ordenanzas y la lucha por la Reserva Santa Catalina.

 

 

“Nosotros, en general, no estábamos en contra de que se construyera, salvo que se violara el Código de Edificación. Pero si había una iniciativa de permitir que se construyera un hotel así, que en todo caso se exceptuara de alguna cosa y se lo multara, pero se le permitiera construir (…). Ahora, si vos se lo exceptuás, lo que hacés es regalarle la guita”, expuso el exconcejal.

 

 

Sumado a ello, en aquella época estaba a pleno la lucha para que la Reserva Santa Catalina sea declarada reserva provincial, y para darle fuerza a ese reclamo, las organizaciones vecinales les pedían a los concejales y al Municipio que declaren el espacio verde de interés municipal, lo cual costó sudor y lágrimas.

 

Al respecto, Pedernera criticó: “No te aprobaban la declaración de interés municipal para declarar la reserva y sí te la aprobaban para construir el Howard Johnson.”          

 

 

La investigación judicial

 

El fiscal Pablo Rossi, titular de la Unidad de Delitos Económicos del Departamento Judicial de Lomas de Zamora, comenzó a investigar el accionar de este grupo en 2015 a partir de las primeras denuncias, y determinó que la creación de la financiera Finarg Fiduciaria de Proyectos S.A. se utilizó para manejar fondos de distintas personas, a quienes habrían estafado. Además, con el dinero de ese negocio, crearon el fideicomiso que se encuentra en Las Lomitas (el hotel Howard Johnson y los departamentos de lujo no terminados, ubicado en la avenida Meeks y Colombres).

 

 

Los hermanos Pedro y Nicolás Comito y los representantes de Finarg están acusados de, al menos, once operaciones fraudulentas por un monto cercano a los 5 millones de pesos, sumado a que los investigadores detectaron una “cesión simulada” a Finarg por 500.000 pesos y operaciones financieras en principio ilegales.

 

Pero las acusaciones por estafas no recaen solamente en los Comito, sino que también estarían implicados quienes representaban a la financiera Finarg (Guillermo Corpachini, Mercedes Caetano y Nicolás Saulo), la cual ya dejó de existir. Comito y Finarg se habrían vinculado entre sí para conformar una asociación ilícita. En todo este marco, el fiscal Rossi caratuló la causa como “asociación ilícita, estafas y administración fraudulenta”.

 

Cabe recordar que en los años 90, el grupo Comito llevó adelante numerosos e importantes emprendimientos inmobiliarios en la zona, en tiempos en que se los sindicaba con gran cercanía al entonces gobernador Eduardo Duhalde.

 

En los últimos días se pudo observar en el lugar un gran movimiento de camiones, obreros de la construcción y la llegada de materiales, por lo que se habría reiniciado la obra, que se encontraba paralizada desde 2015.

 

Algunas fuentes informaron a este medio que una nueva empresa se hizo cargo del emprendimiento: se trataría de 1953 Administradora Fiduciaria S.A., cuyo presidente sería Raúl Juan Puhl. En su inicio, la firma habría tenido domicilio en Quilmes y recientemente lo habría cambiado a Meeks 308, en Lomas, el mismo del emprendimiento. La empresa no habría tenido una destacada actividad comercial como para hacerse cargo de gestionar una obra de esta magnitud.

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