jueves 22 de mayo de 2025 - Edición Nº2360

Gremiales | 30 abr 2025

CRISIS LABORAL

La caída del consumo de carne impacta en la industria frigorífica: despidos y cierres

Un sector clave de la economía argentina experimenta uno de los pasajes más dramáticos de las últimas décadas. Además de 16 meses consecutivos de baja en las ventas locales, las exportaciones se retrajeron un 20 por ciento. A este se le suma el precio, que sigue empujando la canasta básica. Los gremios del sector se mantienen en alerta por esta realidad.


Por: Diego Lanese

Durante el fin de semana, el frigorífico Devesa de la localidad de Azul decidió despedir 40 operarios, producto de la crisis que atraviesa. La firma perdió la posibilidad de exportar a México, por decisión de las autoridades sanitaria de ese país, por lo cual terminó de explotar una crisis que se extiende a todo el sector, que viene perdiendo trabajadores y empresas, que cierran por no poder soportar esta realidad.

Casi como una paradoja, la carne no para de subir su precio, lo que retrajo las ventas, lo que completa la crisis de un rubro que supo ser emblema de la economía argentina.

El caso de Devesa dejó al descubierto una situación ajena a los frigoríficos y los exportadores de carne, que suma incertidumbre: Los problemas en el SENASA, la entidad encargada de la sanidad agropecuaria, que en el marco del plan de ajuste del gobierno libertario pierde capacidad de control y termina perjudicando a las empresas.

Esto hizo que luego de una auditoría del servicio de sanidad mexicano, llamada SENASICA, expuso a la vez las fallas en los controles y el caos interno en el SENASA. Tras una inspección de técnicos mexicanos, México suspendió las exportaciones de carne provenientes de diez frigoríficos argentinos, entre ellos Azul Natural Beef (Devesa).

Al igual que Devesa, Carnes Pampeanas también fue sancionada por el ente sanitario mexicano y este mes frenó su faena y licenció a su personal por una semana.

Eso, días después de que un frigorífico de General Pico efectuara 90 despidos. Estos dos casos profundizan la crisis del sector cárnico, donde los despidos en frigoríficos se multiplican en medio de una caída del consumo interno de carne que no se detiene y de un desplome en las exportaciones que marcan un fuerte contraste con los números que festejaba el gobierno el año pasado.

A fines de febrero, ante el decreto firmado por el presidente de la Nación. Javier Milei, y el ministro de Economía, Luis Caputo, que habilitó la exportación de ganado en pie sin control, el Sindicato de la Carne de la Ciudad de Buenos Aires manifestó su “repudio” y afirmó que “afecta directamente al sector de los trabajadores y trabajadoras” del rubro. Mediante un informe, el gremio consideró que el decreto 133/2025 “beneficia el negocio de unos pocos ganaderos sobre el acceso a la carne de las familias argentinas” y apuntó que se traducirá en “menos oferta en el mercado local”.

En las últimas horas trascendió que más de 40 trabajadores fueron despedidos del frigorífico Devesa, en Azul, una de las plantas más importantes de la provincia. Ahí, los empleados alertan que el número de despidos podría extenderse a 150.

Las exportaciones de carne en marzo cayeron un 36 por ciento en volumen y 20 por ciento en valor contra el mismo mes de 2024. “Es la tormenta perfecta” dijeron desde el sector sindical, respecto de la situación que se vive en los frigoríficos.

A esto se le sumó la idea baja del consumo, que además golpea a las empresas dedicadas al mercado interno. Fuentes del Sindicato de la Carne de la Ciudad de Buenos Aires le dijeron a Política del Sur que estos temas se potenciaron con la decisión de permitir la exportación de ganado en pie.

Mediante un informe, el gremio consideró que el decreto 133/2025 “beneficia el negocio de unos pocos ganaderos sobre el acceso a la carne de las familias argentinas” y apuntó que se traducirá en “menos oferta en el mercado local”. Asimismo, analizó su impacto en la inflación al alertar que “los precios serán aún cada vez más altos, lo que golpeará fuertemente al bolsillo del pueblo”.

Posteriormente, declaró que la medida impulsada por Milei es “un palazo para el sector de los trabajadores de la carne” porque “los frigoríficos reducirán el ingreso de animales, ya que éstos serán exportados vivos en lugar de que sean faenados y despostados, lo que comenzarán a disminuir los puestos de trabajo en la industria”. 

La crisis en la industria de la carne se da en momentos que en general los alimentos están a la baja. De acuerdo con datos de la consultora Scentia, en 2024, el consumo acumuló una caída del 14 por ciento en marzo, y en el primer trimestre de 2025 del 8,5 por ciento.

En este contexto, según la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados (CICCRA), el retroceso en marzo fue del 2, por ciento, mientras que la caída interanual llegó al 5,4 por ciento. El consumo promedio por habitante en el último año se ubicó en 47,8 kilos, el más bajo en tres décadas.

En enero, el registro fue de 47 kilos anuales per cápita, lo que marcó una baja del 3,2 por ciento frente al mismo mes del año pasado. La caída también se reflejó en supermercados y autoservicios. Las ventas bajaron 7,1 por ciento y 3,7 por ciento, respectivamente.

En un contexto de inflación y pérdida del poder adquisitivo, cada vez más personas reducen la compra de carne. Según datos del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), a los que tuvo acceso Política del Sur, los cortes registraron subas antes y después de la última devaluación. Los aumentos preventivos promediaron el 7,7 por ciento, pero luego se intensificaron.

Comparando precios de fines de marzo con esta semana, el roast beef pasó de 9.759 a 13.300 pesos (36 por ciento), la carnaza común subió de 7.381 a 10.100 pesos (36 por ciento), el cuadril trepó de 12.719 a 17.500 pesos (33 por ciento) y la paleta fue de 10.152 a 13.400 pesos (32 por ciento).  También se encarecieron otros cortes como la nalga, la bola de lomo y el lomo, con subas de entre 16 y 28 por ciento.

Estos aumentos están moviendo el IPC lejos de lo que pretende el gobierno. La economista Florencia Iragui, por ejemplo, subrayó que el aumento en carnes y lácteos explica el 75 por ciento de la suba de la inflación en alimentos de abril que sería en torno al 3,4 por ciento.

“La carne a la cuarta semana tenemos un promedio de aumento de 6,9 por ciento. Va a haber que seguirlo. La carne es algo muy pesado en la canasta de los argentinos porque eso afecta bastante a la inflación”, señaló Iragui de la consultora LCG que realiza seguimientos de precios semanales.

En declaraciones radiales, explicó que los “lácteos, que también son relevantes en la ponderación que realiza el estudio, subieron 3 por ciento algo por debajo de la suba general. No obstante, aclaró que las primeras semanas del mes estuvieron impactadas por la incertidumbre sobre el progreso del plan económico y que luego se observó una estabilidad en los precios.

Al desglosar el comportamiento de los diferentes rubros que analiza LCG, el relevamiento indicó que en el cuarto mes del año solo dos de las diez categorías relevadas se ubicaron por encima del promedio, que termina el mes en 3,4 por ciento.

Así, el rubro carne duplicó el dato general al trepar 6,9 por ciento en las últimas cuatro semanas. Le siguieron los condimentos que escalaron 5,5 por ciento en el mismo período. Por el contrario, el aceite y las verduras registraron bajas de hasta 1,6 por ciento en sus precios.

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