Por: Ricardo Carossino

En un año que se presenta complejo en la parte económica, la parte política no se queda atrás. Es año de elecciones, pero no es un año común y corriente porque la tensión está puesta en todos los espacios políticos, como pasó en 2003.

Todas las internas que se están viendo a nivel nacional dentro del peronismo, del radicalismo, del macrismo y de los libertarios, muestran principalmente la crisis de liderazgos que provocó el “fenómeno barrial”, que tampoco puede ordenar su propia tropa.

Javier Milei dividió las aguas y puso blanco sobre negro, ya que en realidad, esta crisis de liderazgos, está atravesada por los intereses políticos de los diferentes sectores que ven una oportunidad de tomar el control donde no destaca nadie como esencial.

Desde el peronismo de Lanús, la crítica hacia La Cámpora es virulenta, pero los kirchneristas más ortodoxos recrean la vieja pelea contra los intendentes que quieren retomar el control del conurbano sin que Máximo Kirchner meta mano en las listas. Esta interna está mostrando la pérdida de poder de Cristina Fernández de Kirchner.

Por el lado del radicalismo, la balanza entre los opositores a Milei (Facundo Manes y Martín Lousteau) y los amigos del poder central (Máximiliano Abad), hace que todos intenten sobrevivir al rompimiento de Juntos por el Cambio y tratar de darle una identidad más propia con la historia progresista del alfonsinismo, mientras otro sector apuesta a seguir manteniendo el estatus quo y conservar bancas legislativas.

 

 

 

 

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El macrismo también estalló y Milei se está robando sus concejales en Lanús, en Avellaneda y tantos otros Municipios. Esto al igual que en el peronismo, muestra a las claras la pérdida de poder de Mauricio Macri, que como dicen algunos ex ediles de JXC, “Mauricio tiene que definir si quiere hacer negocios o quiere hacer política”.

Es lógico que haya tensiones en espacios que perdieron la elección del 2023, pero  lo más increíble es que LLA, a un año de asumir el gobierno, no haya asumido el poder real de su espacio de representación ideológica.

Javier Milei es la figura que representa a diputados, senadores y concejales, que sin embargo no terminan de alienarse a un líder. ¿Dónde está la conducción política del espacio libertario? Las tensiones que está provocándole el macrismo disidente a LLA, hace que falte orden interno con la llegada de los “nuevos” y se provoque un cismo impensado en una fuerza que recién empieza a gobernar.  

La mejor fotografía de todas esas tensiones que están provocando un cambio de época, es nada menos que el Concejo Deliberante de Lanús donde todos los espacios están atravesados por la pelea de la correlación de fuerzas internas y ya hay cuatro monobloques.

Al igual que en el ámbito provincial, el oficialismo que gobierna el Municipio fue acaso el primero en exhibir esas tensiones, cuando Unión por la Patria mostró las broncas que dejó el gobierno de Alberto Fernández.

El intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, pateó el tablero apenas empezado el nuevo ciclo gubernamental de Julián Álvarez al romper el bloque y sacar a su concejala, Belén Berrueco, para que quedase explícita la interna entre el gobernador Axel Kicillof y Cristina Fernández. Así nacía el primer monobloque de Lanús.

Junto a @elfabriLLA, @JuanesOsaba, @marianaayesa, @nachomoroni y toda LLA de la @3era_seccion compartimos un gran encuentro en #Lanús. Cada vez somos más quienes queremos trabajar por una provincia de Buenos Aires que salga del pozo de manera definitiva.

¡VLLC! 🦁🇦🇷@JMilei… pic.twitter.com/JmewJGyv6C

— La Libertad Avanza - Provincia de Buenos Aires (@LLAenPBA) March 19, 2025

Luego llegó el turno del bloque Juntos por Lanús, que ante la aparición rutilante de La Libertad Avanza, vio como la figura de Javier Milei modificaba las tensiones y configuraba un nuevo escenario dentro de la derecha local. Así fue como también el radicalismo local, al ver la dirección que tomaba el PRO rompió con Grindetti.

La dirigente peronista, Noelia Quindimil al igual que Ferraresi decidía sacar a su concejala, Anabela Ron del bloque macrista y armaba un monobloque para no tomar posturas apresuradas y especular según se acomodaran los acontecimientos tanto en Nación como en Provincia.

Conforme avanzaron los meses y pasó el 2024, la inminencia de las elecciones de medio término fue calentando la olla donde se cocina la rosca y nuevamente la derecha vernácula vio cómo se rompía la armonía que sostuvo Nestor Grindetti mientras fue intendente.

En la pelea por ver quien tomar el liderazgo de la derecha, Diego Kravetz dejaba el PRO y semanas atrás, sus tres concejales: Marcelo Villa, Claudia Serapio y Guillermo Bonafina armaban un bloque propio. Esta foto hacía creer en una nueva correlación de fuerza unidad entre Vamos por la Libertad y la Seguridad y LLA.

Ahora, una nueva ruptura en LLA desnudó la tensión insólita que está provocando la falta de claridad en la organización de la tropa en la Provincia de Buenos Aires. El concejal Juan Pedro del Oso rompió con su compañera de Bloque Mariana Ayesa y formó un monobloque con lo cual ahora son cuatro los concejales unitarios dentro de sus fuerzas.

Pero más allá de que los ediles de la UCR se mantienen unidos (Emiliano Bursese y Florencia Curlo), los radicales está pasando por un momento de probable ruptura y tensión, a menos que en la Provincia formen un cuerpo colegiado para dirimir las elecciones internas y evitar la intervención del partido.

Dice un viejo dicho: divide y reinarás. En cierto modo, el intendente Julián Álvarez, sale ganando en esta situación de tensiones internas, porque el HCD que controla su gestión está totalmente atomizado y provoca disidencias en las votaciones. Habrá que ver si el dirigente de La Cámpora sabe capitalizar este inusual rompecabezas deliberativo en su Municipio y saca tajada electoral.