domingo 23 de marzo de 2025 - Edición Nº2300

Nación | 1 mar 2025

UNA MALA TRADUCCIÓN DEL MAGO DEL KREMLIN

Milei hace apuestas en lugar de hacer política: ¿termina fortaleciendo a Kicillof?

El líder libertario actúo sin consultar. De crítico punitivo a político destituyente. Quiso cambiar el efecto New York Times y las coimas y terminó por unir al peronismo. El Gobernador estaba en el piso y tuvo tiempo de pararse y contragolpear con CFK y la UCR detrás.


Por: Ricardo Carossino

El asesor presidencial del Presidente de la Nación, Javier Milei, es Santiago Caputo, el hombre que encausa el marketing político del primer mandatario y que se jacta de basar su trabajo, nada menos que la novela de Giuliano Da Empoli, “El mago del Kremlin”, pero quizás la traducción no sea la mejor porque el gobierno nacional tenía un “baño de sangre” para utilizar y desaprovechó el desgraciado empuje de la realidad.

Tenía que ser la discusión sobre la eficacia en las políticas de Seguridad entre Nación y Provincia, pero Milei (y quizás su asesor Caputo) careció de prudencia, tacto y estrategia porque la manera en que intentó aprovechar la trágica y dolorosa muerte de Kim Gómez en La Plata, demostró que sus impulsos le terminan jugando muy malas pasadas.

En su discurso ante la asamblea legislativa insistió con su retórica anti woke y ratificó su embestida contra el gobernador Axel Kicillof al pedirle "que se corra" y que lo deje a él hacerse cargo de la Seguridad en la Provincia, en un tono más provocador que propositivo. 

El libertario tenía enfrente un peronismo divido, quizás hasta sabía que esa pelea tenía que ver con el armado de listas y no mucho más, por lo que cualquier ataque lo podía unir, sin embargo, luego del hecho de inseguridad, su principal enemigo político se fortaleció.

No es la primera vez en Argentina que el progresismo y la derecha se enfrentan ante el horror de una menor asesinada por menores y nunca la discusión terminó en algo positivo por la sencilla razón de que todo es ruidoso, reduccionista y electoralista.

Esta vez no fue distinto, salvo por el impulso de Milei de redoblar la apuesta ante una cripto estafa que hace crecer el escándalo fuera del país, donde el presidente es o era, una estrella de rock que empuñaba una motosierra.

A nadie fuera de la Argentina le importa mucho el estado argentino, sólo es pintoresco el personaje del presidente y tarde o temprano ese tipo de inconsistencias terminan por derivar en fracasos, a menos que los éxitos sean tan contundentes que le permitan al personaje hacer cualquier monería.

Pero lo cierto es que un Milei investigado por estafa en Estados Unidos y España, festejando al histriónico Elon Musk como partener secundario, no transmite una imagen muy seria para la justicia extrajera.

Poco parece importarle al hombre que como presidente de una Nación soberana sea el festejante de un empresario privado. Claramente sus impulsos no miden las consecuencias de sus actos.

Pasó lo mismo caso del su par de Ucrania, Volodímir Zelenski, al que coronó de elogios para quedar en off side luego de que Donald Trump lo pusiera en vergüenza frente a todo el mundo hace apenas unas horas. ¿Le importa todo esto a Milei? Quizás no.

Ese tipo de actuaciones sin contemplar la posibilidad de consultar antes de mover la pieza es lo que termina por minar la credibilidad de Milei que viene zafando porque hasta el momento la economía encorsetada en la burbuja del dólar barato no le explotó y a menos que el FMI lo salve, el experimento podría salir mal.

Cada palabra, cada gesto de Milei parece un experimento, desde su amor por Zelenski, hasta su anti comunismo demodé y su homofobia, pasando por la defensa del saludo nazi y ahora la actitud destituyente de pretender intervenir una provincia sin que le importe mucho la Constitución, algo que puede hacer Trump porque es el dueño del dólar y domina una parte del mundo, pero no un presidente latinoamericano que depende el oxígeno del FMI.

En el conurbano hay hechos terribles y violentos por la inseguridad enmarcado en un país que tiene una ciudad tomada por cárteles narcos en la Provincia de Santa Fe que gobierna un aliado de Milei como Maximiliano Pullaro, pero el presidente jamás intentó voltear al radical amarillento.

Mucho menos miró hacia Córdoba, donde había una protesta furiosa por los hechos de inseguridad en la ciudad de Río Cuarto en donde la población atacó la municipalidad. Ese mismo reclamó se repetirá mañana lunes.

Tampoco pensó en Jorge Macri y CABA donde llama la atención la manera en que los detenidos en alcaldías huyen con una facilidad sorprendente ante la desatendida mirada de las cámaras internas de las comisarías.

Es distinto con la Provincia de Buenos Aires porque es el territorio gobernado por un potencial contrincante presidencial en 2027, Axel Kicillof, el hombre que se había puesto en contra al kirchnerismo más rabiosamente ortodoxo.

Según una muestra realizada por RDT consultores en la segunda quincena de febrero entre 800 personas, la inseguridad sería el principal problema que afecta la imagen del gobernador Kicillof. Casi el 70% de los bonaerenses habrían señalado este tema como una de sus principales preocupaciones.

Es apenas una consultora, pero vale analizar el impacto posterior al hecho trágico de Kim Gómez como en 2023 sucedió en Lanús con Morena Domínguez de 11 años. Milei tenía una ventaja con hecho grave de gestión pública para criticar y por obra y gracia de sus impulsos lo convirtió en hecho electoral creando innecesariamente una desventaja política.

Difícilmente su intempestiva actitud afecte en la imagen de sus votantes más fanáticos, pero unió un peronismo detrás de Kicillof, algo que ni el mismo gobernador podía encausar. Ante el pedido de renuncia de un gobernador elegido por mayoría en 2023 e ir más allá y pretender intervenir la Provincia, todo el arco político por fuera de La Libertad Avanza se pronunció, ya fuera explícitamente o por la negativa silenciosa a acompañar la idea libertaria.

Fueron decenas las expresiones públicas y los comunicados de dirigentes de todo el arco peronista, pero también del radicalismo y del PRO. Otros prefirieron la privacidad de una llamada.

Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Ignacio Torres (Chubut), Alberto Weretilneck (Río Negro), Martín Llaryora (Córdoba), Sergio Ziliotto (La Pampa), Gildo Insfrán (Formosa), Raúl Jalil (Catamarca), Ricardo Quintela (La Rioja) y Gustavo Melella (Tierra del Fuego) se comunicaron con Kicillof. Otros dirigentes como el presidente del Comité Provincia de la UCR, Miguel Fernández; y el senador nacional por la Provincia, Maximiliano Abad, luego se expresaron vía redes sociales. Incluso Martín Lousteau afirmó que ante este tipo de conductas sería aliado del peronismo.

Según fuentes consultadas del gobierno bonaerense por Política del Sur, el asesinato de Kim Gómez habría sido el final de un clima que en el Gobierno de Kicillof se venía intuyendo. Fuentes del Ejecutivo provincial dejaron trascender que el equipo de Seguridad bonaerense tenía contactos con Patricia Bullrich por el escenario narco de la provincia, pero que esas colaboraciones habrían terminado luego del crimen de Lucas Aguilar, en Moreno. Creen en gobernación que podría haber habido una orden a Bullrich para finalizar el trabajo conjunto.

La escalada de violencia era suficiente argumento para utilizarla políticamente, pero Milei se pasó de rosca y terminó cambiando involuntariamente la agenda para que todo sea una discusión por una actitud destituyente en lugar de un debate por la eficacia o no de Kicillof en sus políticas de Seguridad.

Incluso logró que intendentes enfrentados al gobernador, como Julián Álvarez de Lanús y Mayra Mendoza de Quilmes salieran a respaldar a quien ahora es el líder de un nuevo espacio dentro del peronismo que le pelea el protagonismo a Cristina Fernández y Máximo Kirchner.

Más allá de que en Argentina existe una justicia desacreditada que acepta jueces de la Corte por decreto y no hará nada al respecto, esto envalentó a Kicillof que denunció penalmente a Javier Milei por golpista y lo desafió: “No sea cobarde y deje el Twitter”.

Milei quiso cambiar nuevamente la agenda luego de que conociera la poderosa investigación del New York Times sobre las coimas en el gobierno de LLA, pero otra vez la granada le explotó en la mano por esa tendencia no aconsejable a un gobernante: el impulso de actuar sin consultar antes a propios y aliados.

Por último, El jefe de Gabinete, Guillermo Francos que no se cansa de justificar los exabruptos de Milei salió a decir ayer que hubo un nuevo un “error de interpretación”. Esta vez, el funcionario aseguró que el Presidente no quiere intervenir la provincia de Buenos Aires, sino que “se refiere a la intervención en los temas de seguridad”. No aclarés que oscurece, suele decir la sabiduría popular.  

 

 

 

 

 

 

 

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