

Transitamos una semana llena de sobresaltos, donde la gran mayoría de la sociedad no comprendía del todo el concepto de lo que estaba ocurriendo. Esto dejó en evidencia el escaso conocimiento no solo sobre las nuevas tecnologías, sino también sobre la propuesta de las criptomonedas y sus derivados.
Como si fuera poco, quien quedó involucrado en el escándalo fue nada menos que el primer mandatario, quien se presentaba como un especialista en temas económicos y financieros, con o sin dinero. Sin embargo, ahora grita que fue engañado, como si eso lo eximiera de responsabilidad.
Mientras tanto, la vida cotidiana de la sociedad siguió su curso con las mismas problemáticas de siempre: comerciantes con ventas a la baja, impuestos que llegan de manera puntual, pymes y micropymes lidiando con una situación cada vez más difícil. Además, la incertidumbre provocada por este escándalo impactó en los mercados financieros: el crédito en financieras se encareció, y el Merval cayó a su puntuación más baja desde el 10 de diciembre.
En lo que va de 2025, el panel de acciones líderes cayó un 11% en pesos y un 12,7% en dólares, según la paridad del contado con liquidación. Los bonos soberanos en dólares -Bonares y Globales- sufrieron una caída cercana al 3%, mientras que el riesgo país sigue en aumento desde que estalló el escándalo.
Las pequeñas y medianas empresas (pymes) de Argentina enfrentan múltiples dificultades en este contexto. La pérdida de confianza y la incertidumbre económica afectan las transacciones, ya que tanto consumidores como empresarios retrasan decisiones de compra e inversión, lo que impacta en la liquidez del sector.
Para aquellas pymes que dependían del financiamiento mediante criptoactivos (como ICOs o tokenización), el escándalo puede alejar aún más a los inversores, limitando sus opciones de capitalización.
Además, el Gobierno podría endurecer los controles contra el lavado de dinero (ALD) y exigir mayor transparencia en las transacciones con criptomonedas. Esto aumentaría los costos de cumplimiento y la complejidad administrativa para muchas empresas.
Algunas pymes utilizaban criptomonedas para eludir controles cambiarios e importar insumos. Una regulación más estricta podría cerrar esa vía, obligándolas a depender del mercado oficial, donde los dólares son cada vez más escasos.
Las pymes que mantenían reservas en criptomonedas como protección ante la inflación o la devaluación del peso podrían ver comprometido su capital de trabajo en caso de una caída abrupta del valor de estos activos.
Empresas que operaban con contratos inteligentes o pagaban salarios en cripto ahora enfrentan una mayor incertidumbre en términos de planificación financiera. En el comercio exterior, muchas pymes recurrían a criptomonedas para sortear el cepo cambiario y acceder a divisas. Sin embargo, si los proveedores internacionales exigen medios de pago más estables, perderían competitividad.
En definitiva, los escándalos en el ecosistema cripto amplifican los riesgos económicos y operativos de las pymes argentinas en un contexto ya de por sí frágil. Sin embargo, también podrían acelerar la adopción de regulaciones más robustas que equilibren la innovación con la protección al usuario. Para muchas empresas, la clave será diversificar sus estrategias y no depender exclusivamente de los criptoactivos en un mercado tan volátil y expuesto a crisis de credibilidad.
Más allá del revuelo generado en torno a las criptomonedas, la realidad económica de Argentina sigue golpeando a los trabajadores y sectores productivos. En estos días, nuevas empresas se suman a los programas de suspensiones y despidos.
La siderúrgica Acerbrag (Aceros Bragado) enfrenta las mismas dificultades que las grandes empresas del sector, como Acindar y Ternium, afectadas por la caída inédita de la demanda de acero. Como consecuencia, paralizará su producción de aceros largos a partir de la próxima semana debido a la acumulación de stock, dejando en suspenso a 500 trabajadores.
En la industria automotriz, General Motors desvinculó en enero a más de 300 trabajadores de su planta en Alvear, Rosario, acumulando más de 500 despidos en el último año. En enero abrió un programa de retiros voluntarios y hasta esta semana ya se concretaron 260 salidas por esa vía, además de 49 despidos directos. Esto se suma a las 200 desvinculaciones registradas en abril de 2024 en la misma planta.
Por otro lado, la petrolera Halliburton cerró su base en la provincia de Chubut, dejando a 290 trabajadores sin empleo, agravando aún más la crisis social.
La crudeza de estos números nos recuerda que mientras algunos se distraen con escándalos financieros y excusas de desconocimiento, la única verdad sigue siendo la realidad: los trabajadores pierden sus empleos, los jubilados siguen sin medicamentos y la pobreza no deja de crecer.
Este panorama trae a la memoria un relato del salteño Antonio Nella Castro, "El Ratón", donde el simpático personaje era el único amigo y conocedor de la verdad, pues del difunto Santos Pastrona.