sábado 15 de marzo de 2025 - Edición Nº2292

Sociedad | 14 feb 2025

HAY ALGO N EL CIELO

Cazadores de Ovnis: Cómo trabaja la oficina de la Fuerza Aérea que estudia supuestos avistamientos

Se trata del Centro de Identificación Aeroespacial, que analiza fotos y videos enviados por las personas para decidir si se trata de un plato volador. Con rigurosidad científica y entusiasmo de ufólogos, se dedican de forma oficial a escudriñar los secretos del cielo.


Por: Diego Lanese

El 31 de enero del 2023, Juan Tomba buscaba sacar una foto al atardecer. Era una tarde calurosa, y el vecino de Lomas de Zamora usó su celular para capturar el momento. Pero al revisar las imágenes, descubrió un punto luminoso que no había notado en el instante de retratar el cielo. Era una esfera perfecta, un poco más opaca que el sol, que sobresalía entre un par de nubes que se iban diluyendo. Sorprendido, trató de adivinar qué era. Después de mucho pensar, no dudo: podría estar en presencia de un ovni.

A partir de esa certeza, comenzó a investigar sobre estos eventos, y si había forma de comprobar sobre la veracidad de su conclusión. Así dio con la Centro de Identificación Aeroespacial, una dependencia de la Fuerza Aérea Argentina que investiga este tipo de fenómenos, y que desde el 2019 realiza estudios de fotos y videos que las personas envían, para determinar de qué se trata. Al tiempo, recibió una respuesta: “El presunto objeto luminoso que llamó la atención del testigo fue producto de un reflejo interno en el lente de la cámara, denominado Lens Flare.

Confirma esta conclusión, dice el texto, “el hecho de haberse verificado con el método de la geometría óptica”. El caso forma parte de los 82 eventos estudiados ese año por esta oficina que con apego científico, pero con la mente abierta analiza lo que pasa en el cielo argentino.

La oficina del Centro de Identificación Aeroespacial está lejos de parecerse a lo que el cine y las series nos enseñaron debe ser una “oficina que investiga ovnis”. En la pared principal, los monitores muestran condiciones meteorológicas, datos del clima y mucha otra información, muy distinto al sótano abarrotado de archivos e imágenes borrosas donde trabajaron por años los agentes Fox Mulder y Dana Sculy, encargados de los X-Files del FBI.

Formalmente, el espacio funciona desde el 2019, cuando se refundó la vieja Comisión de Estudio de Fenómenos Aeroespaciales (CEFAE), creada el 6 de mayo de 2011. Según su sitio web, su tarea es “organizar, coordinar y ejecutar la investigación y análisis de eventos, actividades o elementos presentes u originados en el Aeroespacio de interés; identificar sus causas e informar las conclusiones a los organismos pertinentes que las requieran”.

Con apoyo de asesores externos, el personal busca “llegar a conclusiones certeras y precisas, además de la evidencia (restos materiales, fotos o videos) es fundamental para la investigación contar con un testimonio veraz, que describa con la mayor certeza al fenómeno observado”.

El encargado del centro de estudio de eventos atribuibles a ovnis es Rubén Lianza, un comodoro retirado quien fue piloto militar y ahora dirige uno de los lugares más curiosos de la Fuerza Aérea Argentina. A partir del uso de la tecnología disponible (software de código abierto y además de otro especializado de origen francés) se analizan las fotos y videos que se entregan.

“El interés de la gente por las cosas que se pueden ver en el cielo no solo es patrimonio de Argentina sino del mundo entero”, dijo en una entrevista el militar. En la misma remarcó que “existe cierto romanticismo por las cosas del cielo”.

De hecho, agregó, “cualquier objeto, actividad o evento que, independientemente de su verdadera naturaleza (ordinaria o extraordinaria) sea percibido como extraordinario por los sentidos humanos constituirá no solo un alimento para los amantes de la hipótesis de Objetos Voladores Extraordinarios sino también para las productoras de contenidos mediáticos, que están permanentemente a la búsqueda de temas que atrapen a la audiencia”.  

En otra entrevista, Lianza comentó que lo más común durante los últimos tiempos han sido las denuncias de avistamientos "de los trenes de satélites de Starlink", el proyecto de internet satelital de la empresa SpaceX, de Elon Musk. "Son satélites que se van desplegando y viajan formando una perfecta línea recta", describió.

"Esto se hace con una doble filosofía. Por un lado, se trata de echar luz a fenómenos que merecen una explicación científica y, por el otro, darle a la ciudadanía una respuesta que, si no se la da un organismo oficial, se la dan grupos pseudorreligiosos o el periodismo amarillista", manifestó.

Por último, Lianza explicó su postura frente a la posibilidad de que existan otras especies inteligentes en otra parte del universo y remarcó una distinción. "Sería una tontera pensar que no hay vida en otros sistemas solares, habiendo millones y millones de ellos", apuntó y agregó que la pregunta que proponen los "creyentes en platos voladores" es diferente. "Una cosa es que existan seres con capacidad industrial en otro sistema solar, y otra es que hayan podido resolver el problema de la navegación espacial para poder haber llegado hasta nuestro planeta", concluyó.

El caso de Lomas de Zamora muestra claramente cómo trabaja este espacio, poco conocido para la población en general. La foto de Tomba fue analizada por los especialistas, que distinguieron “un objeto luminoso, ubicado en el centro superior del cuadro compositivo”. El mismo, agrega el informe final, exhibe una clara simetría (opuesta y equidistante), con la intensa luz que emite el sol”.

Ante estas observaciones, siguiendo la estrategia de la Navaja de Occam, se logró verificar que en primer lugar, “si no se trató de un fenómeno producto de reflejos internos del lente de la cámara (Lens Flares)”. Este fenómeno se genera cuando “los rayos que inciden en la cámara llegan directamente al sensor (superficie verde), pero una pequeña porción de la luz del rayo incidente (línea azul), se refleja en la cara interna del lente delantero, luego rebota en la cara externa y finalmente vuelve a entrar en la cámara (línea azul punteada), imprimiendo una imagen fantasma en el lado opuesto del sensor”.

De acuerdo a la dirección en la que apunta la cámara respecto de la fuente de luz, “se producirá o no el reflejo interno”. Para verificar entonces si se trató o no de un “Lens Flare”, en primer lugar, “debemos encontrar el centro óptico de la cámara, que en la mayoría de los casos (con una foto no recortada) coincide con el centro geográfico de la foto”.

Para ello debemos trazar las dos diagonales (en color amarillo en el gráfico de abajo) que nos marcarán dicho centro. A continuación, trazamos un segmento que conecte al supuesto ovni con la presunta luz causante del reflejo”, se explicó. Si dicho segmento cortara en un solo punto el centro óptico de la cámara (que es el centro geográfico de la foto) y las dos mitades del segmento fueran equidistantes a dicho centro, entonces queda demostrado que se trató de un reflejo interno del lente.

La Navaja de Occam, también conocido como principio de parsimonia, es clave para entender el espíritu con el que trabaja la Centro de Identificación Aeroespacial, que mezcla el rigor científico de la investigación con la posibilidad que haya vida fuera del planeta.

Este principio creado por el filósofo y fraile franciscano inglés William de Ockham (1287-1347), sostiene que cuando nos enfrentamos a “múltiples hipótesis que explican el mismo fenómeno”, la hipótesis más sencilla, con menos supuestos y complejidades, suele ser la correcta, por lo que, entre varias explicaciones posibles, debemos optar por la que haga el menor número de suposiciones innecesarias.

Este concepto suele resumirse con la frase: “En igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la correcta”. Esto hace que las conclusiones de la oficina que caza ovnis en el país sean en su gran mayoría sencillas. Por eso los 82 eventos estudias en el 2023 fueron rechazados. “Además de las causas de origen óptico, las causas biológicas (aves o insectos) continúan apareciendo en un porcentaje muy elevado, porque cada vez que la gente fotografía el paisaje en general, la probabilidad de que un ave o un insecto se cruce frente a la cámara es altísima”, concluyó el reporte, que lleva la firma de Lianza.

El concepto “plato volador” nace justamente ese año, 1947, en Estados Unidos, luego que un cuando un piloto civil de los Estados Unidos “divisó una formación de nueve objetos desconocidos que volaban en formación a grandes velocidades y reportó el incidente a las autoridades”.

De ese incidente, nació el término “flying saucers”, que un periodista anónimo de The Chicago Sun puso en el título: Supersonic flying saucers sighted by idaho pilot (platillos voladores supersónicos avistados por piloto de Idaho). Antes, ya se hablaba de ovni como “objeto volador no identificado”, pero la terminología popular lo reemplazo por los platos voladores, que a los pocos meses ya estaban circulando por el país.

La literatura de este fenómeno es abundante, los grupos y entidades que investigan, quienes lo desacreditan, quienes lo ignoran. Lo cierto que el Centro de Identificación Aeroespacial trabaja con rigurosidad, con la mirada en el cielo. Porque, como explicaron Mulder y Scully, “the truth is out there”.

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