Por: Diego Lanese

Para unos 150 trabajadores de la planta de Dánica en Llavallol, distrito de Lomas de Zamora, las fiestas de fin de año llegaron con las peores noticias. Entre el 27 y el 30 de diciembre, estos operarios recibieron una carta documento donde se anunciaba su desvinculación de la firma. “Por la presente le notificamos su despido con expresión de causa en los términos del artículo 247 LTC, en atención a la gravísima situación económica”, se puede leer en estas comunicaciones, que hacen las veces de telegrama de despido.

Desde noviembre el Grupo Beltrán comenzó un proceso para cerrar las puertas de la ubicación bonaerense, y pese a los intentos realizados ante las autoridades laborales, se termina de concretar en estos días.

Quedan otros trabajadores que no saben cuál será su destino, ya que la empresa seguirá produciendo en el interior del país. en la carta recibida, se anuncia a los empleados que cobrarán el 50 por ciento de su indemnización, lo que agrava el cuadro. El sindicato aceitero insiste en realizar acciones para defender los puestos laborales.

Los telegramas aceleran el cierre definitivo de esta planta, que lleva décadas de trabajo pero hace varios años atraviesa dificultades y rumores de su clausura definitiva. Política del Sur accedió a unos de los telegramas (ver foto), donde se explican los motivos de la medida.

“La empresa ha realizado innumerables gestiones y denodados esfuerzos por encausar la producción”, se justificó Dánica en los textos enviados a los trabajadores, sin que “ningún objetivo de normalización haya sido alcanzado”.

En este punto, la firma contradice al gobierno nacional que habla de recuperación de la economía, y afirma que toma la medida por la “honda retracción” que sufre el país. Por eso, la empresa “no cuenta con tarea para brindarles”, según le anunció a los trabajadores afectados, unos 150. Además, ponen a disposición “liquidación final y certificado de egreso”, pero las versiones indican que este monto será solo del 50 por ciento de lo establecido por el convenio actual.

La crisis comenzó en noviembre del año pasado, cuando el Sindicato de Obreros y Empleados de la Industria del Aceite (SOEIA) alertó sobre las maniobras de la empresa para intentar cerrar la planta.

Mediante una presentación en el Ministerio de Trabajo de la provincia de Buenos Aires, el gremio solicitó que “se garanticen las fuentes de empleo debido a que en los últimos días la firma abrió retiros voluntarios afectando el funcionamiento habitual de la industria”.

Además, denunciaron que la conducción de la firma “dejó de comprar insumos, realiza un inventario para trasladar la maquinaria y retiró mercadería del establecimiento argumentando que la margarina se elaborará en la fábrica Córdoba, donde ya se estaría produciendo el producto”.

Ahora, ante el cierre, volvieron a rechazar la postura empresarial. Ezequiel Roldán, secretario Gremial de la seccional Capital Federal y Gran Buenos Aires del gremio fue tajante: “El sindicato no pelea indemnizaciones, el sindicato pelea puestos de trabajo”.

Roldán destacó en declaraciones periodísticas que el objetivo gremial es mantener los empleos, aunque reconoció que hasta ahora solo han logrado avances en la mejora de las ofertas indemnizatorias: “Con la fuerza del gremio y de la Federación Aceitera logramos que pasen a pagar el 245, que es lo que corresponde, pero en 12 cuotas. Después pasaron a 10 cuotas. Ahora hicimos otra propuesta que estamos esperando respuesta”.

En este sentido, SOEIA sigue este enero negociando con la empresa en un intento por encontrar una solución que preserve los puestos de trabajo.

Mientras tanto, el futuro de los operarios despedidos sigue siendo incierto, y las tensiones laborales crecen en un contexto marcado por la retracción económica general y el cierre definitivo de una planta emblemática para la industria aceitera del país, que según aseguró un trabajador a este medio, moverían a la provincia de Córdoba.

La fábrica funciona en esa localidad de Lomas de Zamora desde 1939 cuando un inmigrante danés desarrolló allí la primera planta Flora Dánica, cuyo nombre está inspirado en una marca de porcelana del país escandinavo.

En 2011 la familia de Christian Boll, el inmigrante danés, vendió la empresa al grupo brasileño BRF y, en 2018, pasó a manos del Grupo Beltrán, una firma cordobesa dedicada a la industria láctea y frigorífica, a través de AVEX Sociedad Anónima. En 2023 había intentado el cierre de la planta ubicada en Villa Mercedes, San Luis, pero a comienzo de este año se logró la reapertura. El objetivo también era trasladar la producción a Córdoba.