lunes 09 de diciembre de 2024 - Edición Nº2196

Nación | 19 nov 2024

INFORME Económico de Noviembre

Fundación Buenos Aires XXI: “Esta película ya la vimos”

En la publicación mensual, el informe económico hace foco en la política del Gobierno Nacional cuyo objetivo prioritario es la búsqueda del equilibrio fiscal. Considerado “un axioma equivocado”, el foro empresarial y profesional resume los puntos principales sobre los que se apoya la economía nacional.


El Gobierno iniciado el 10 de diciembre de 2023, está llevando a cabo una política cuyo objetivo prioritario es la búsqueda del equilibrio fiscal y, si resultara posible, obtener un superávit de las cuentas públicas, sin importar el costo, dado que parte del axioma que la inflación reconoce una única causa: la emisión monetaria.

Más allá que el axioma está equivocado, porque existen acontecimientos multicausales que provocan el alza de precios, trataremos de resumir los puntos principales sobre los que se apoya la política mencionada.

El carry trade o bicicleta financiera

El atraso en el tipo de cambio, con respecto a la inflación, en combinación con altas tasas de interés, favorece el carry trade, dado que al inversor extranjero le conviene traer sus dólares, cambiarlos por pesos y ponerlos a trabajar en Argentina a una tasa en pesos que no se consigue fácilmente a nivel internacional por lo alta que está.

Pero ese atraso en la cotización del dólar local, conspira contra la devaluación que se está produciendo en América Latina con cada una de sus monedas, dado que esa devaluación extranjera hace revaluar automáticamente la moneda nuestra, lo cual acentúa el atraso cambiario y lucha contra la voluntad del Banco Central para constituir reservas, donde hoy por hoy no se nota tanto este problema por los dólares ingresados como consecuencia del blanqueo de capitales.

Ergo esto es lo que está conteniendo, frenando y disimulando la necesidad de una devaluación que impida el carry trade.

El riesgo país

El riesgo país actualmente está alrededor de los 900 puntos. Bajó sustancialmente con respecto al guarismo en que lo dejó al irse el gobierno anterior y, el actual, está especulando con esa baja para tomar más deuda y seguir complicándole la vida a todos los argentinos porque la que ya tenemos es impagable.

Cada nuevo gobierno que aparece no para de tomar más y más deuda y no atacan el problema de fondo para evitar que nos sigamos endeudando. Si el riesgo país está en 900 puntos, eso significa que a la tasa de toma de la deuda original hay que sumarle 9 puntos porcentuales (se corre la coma dos lugares hacia la izquierda), entonces, tal vez estaríamos pagando alrededor de 11 o 12% de interés en dólares.

Si bien esta es una noticia mejor que la del gobierno anterior, no deja de ser preocupante, pero mucho más preocupante es que dicha baja se convierta en un objetivo para conseguir un mayor endeudamiento. El resto de los países de América oscilan entre un riesgo país de hasta 400 puntos, mayormente el promedio se sitúa entre 200 y 300. Venezuela es un caso especial pues tiene más de 19.000 puntos.

Política financiera de la actual administración gubernamental

Hablamos de política financiera, porque no existe, o al menos no se conoce públicamente, plan económico alguno que permita alcanzar un desarrollo sustentable a través de una política económica.

a)          Conversión del déficit fiscal crónico en superávit fiscal. Este es el eje fundamental, no negociable, que se esgrime como condición fundamental, sin importar el costo que genera.

b)           Atraso del tipo de cambio para contener el alza de los precios, utilizando una tablita cambiaria a un ritmo devaluatorio de 2% mensual, contra una inflación a la que le cuesta bajar a menos de 3% o 4% mensual.

c)           Eliminar la brecha cambiaria porque origina expectativas inflacionarias, dado que, desde el punto de vista psicológico, siempre se espera que el tipo de cambio oficial se nivele con el informal.

d)           Mantener ahogado el nivel de actividad económica para evitar recalentamientos en los precios. Esta política destructora de la economía, es la única que conoce el gobierno actual para controlar el incremento de los precios.

e)           Utilizar altas tasas de interés para eliminar la liquidez del mercado en pesos que, junto con el atraso del tipo de cambio favorece el carry trade.

f)            Utilizar las reservas del Banco Central para atender la demanda de los dólares financieros.

g)           Bajar el impuesto país para importaciones y fletes.

h)           Bajar considerablemente aranceles de importación y apertura de la economía. Con esto logra controlar los precios a través de la competencia externa, pero destruye el nivel interno de actividad económica.

i)             Sueldos sin reconocimiento de la necesidad de ser ajustados, frente a un contexto económico donde la libertad de precios es el eje fundamental de la política instrumentada.

j)             Controlar el resultado del sector externo, a través de una restrictiva política monetaria. Este punto merece un análisis especial del que nos ocuparemos más adelante.

Estas medidas tienen como costo la paralización del nivel de actividad y el incremento de los niveles de pobreza y también tienen como correlato la baja en la recaudación, lo cual hace entrar en contradicción con la idea de eliminar el déficit fiscal.

El atraso en el tipo de cambio, está siendo sostenido por el ingreso de fondos dolarizados originados en el blanqueo de capitales, los que deberán permanecer, si no son invertidos, hasta el 31/12/2025 en las cuentas especiales abiertas en los bancos.

A partir del 2/1/2026, esos fondos estarán disponibles para ser retirados, pero la pregunta es si les van a devolver los dólares depositados o les van a dar bonos del endeudamiento público. La pregunta no está de más, dado que esa situación ya la vivimos.

Si la economía despegara ¿Sería una bendición o un problema?

Hay un tema del que nadie habla, y es que la economía todavía sigue debilitada y eso facilita la baja de la inflación, porque se logra el control de precios con el ahogo de la demanda y también el atraso del tipo de cambio. Eso significa que la contención de los precios se realiza con el mantenimiento de un modelo depresivo, donde coexisten sueldos y jubilaciones quietas, con precios libres.

No nos olvidemos que estamos en un país importador dependiente y por cada punto porcentual que crece el PBI, crecen tres puntos porcentuales las importaciones. Ello significa que, si la economía despegara, nos vamos a quedar rápidamente sin divisas como consecuencia del crecimiento de las importaciones y si eso sucediera, para frenarlo habrá que devaluar.

Es decir que, tarde o temprano, si la economía recuperase su nivel de actividad normal, vamos a tener un crecimiento del tipo de cambio. Y esto es así, porque desde el gobierno de facto de los 70 para acá, ningún gobierno se preocupó por favorecer una política de desarrollo de industrias sustitutivas de importaciones. Si esto no se logra (y vemos que en el actual gobierno no está previsto), siempre vamos a tener una balanza de pagos con restricciones en los pagos externos. Siempre nos van a faltar divisas, por lo tanto, una política irresponsable en ese sentido, no nos va a dejar despegar y siempre vamos a depender de la invasión de productos externos que impiden el desarrollo de nuestro nivel de actividad, sobre todo la fabril. Y esto queda aún más acentuado si se siguiera tomando deuda en dólares, que es lo que busca el gobierno con la baja del riesgo país.

El grave problema que vamos a tener, si sube el nivel de actividad y, por lo tanto, las importaciones obligaran a devaluar el peso, es que todos aquellos inversores golondrinas que aprovecharon el carry trade van a cambiar, antes de la devaluación, sus pesos por dólares y se los van a llevar dejando vacías las arcas del Banco Central. Y la historia se repetirá otra vez, como ya ha sucedido tantas veces en la historia del país para llegar a la conclusión de que, en realidad, nada hemos aprendido.

Ya lo dijimos muchas veces, que este gobierno solo está preocupado por el déficit fiscal, y, para lograrlo, atrasa el tipo de cambio, una mezcla peligrosa que ya dio muestras de su fracaso en el pasado, incluso en el pasado reciente.

No existe un plan económico que permita el desarrollo del país, a pesar que el presidente dijo ser un especialista en crecimiento. Lamentablemente aún no está demostrada su sabiduría en el tema.

El gran desafío es crecer sin inflación, sin déficit fiscal, manteniendo un superávit externo para que sobren dólares y lograr una distribución razonable de la producción de riqueza. Los gobiernos anteriores no lo lograron, tampoco se lo propusieron. El actual gobierno va en el mismo sentido. Entonces con estas pérfidas políticas, la argentina nunca va a salir del pozo en el que la meten los políticos irresponsables que dicen saber mucho, pero que, en la realidad fáctica, esa sabiduría no luce.

 El enfoque monetario de la balanza de pagos y el caso argentino

El Lic. Alfredo Villalobos1 mencionó que el origen histórico de este tema, lo podemos encontrar en varios autores, a saber: Isaac Gervaise en 1720 decía que un aumento del stock del dinero, produciría un déficit en la balanza de pagos y el problema perduraría hasta que lo ingresos fiscales nivelaran los gastos. Pero además si existieran tipos de cambio fijos, la oferta monetaria sería endógena, es decir se activaría el proceso del endeudamiento externo. Este modelo fue defendido también por David Hume y John Stuart Mill en 1848. David Ricardo en 1809 lo trató en su “Reply to Mr. Bosanquet's”. En 1835 Richard Cantillon argumentó que un aumento de la oferta monetaria lleva a un desequilibrio entre ingresos y gastos, lo que supone la formación de un desequilibrio en la balanza de pagos y que ello a su vez afecta al stock monetario. William Whewell en 1856, James Meade en 1951, el Fondo Monetario Internacional en la década de 1950 y Robert Mundell a principios de los ´60 también se ocuparon del tema, todos en el mismo sentido.

La actual conducción económica, está tratando de llevar adelante un modelo financiero que trata de obtener el logro del superávit del sector externo, a través del manejo de la política monetaria interna, es decir un enfoque monetario de la balanza de pagos, tal como lo estamos tratando, pero aplicable al caso argentino.

Este modelo trata de explicar de qué manera una variación en la oferta monetaria, influye en la cantidad de divisas que surgen del sector externo. Si existiera una oferta monetaria agregada, la variación sería un déficit de la balanza de pagos y si la oferta fuera restringida sería un superávit. Esa cantidad de dinero es la emitida por el Banco Central y que puede estar, tanto a disposición de la gente, como depositada en bancos y también los depósitos que, para formar encajes, tienen los bancos en la autoridad monetaria. Eso constituye la base monetaria que consta en el pasivo del Banco Central y, de alguna manera, representa la totalidad de dinero emitido y circulante.

En un modelo convertible, donde la cantidad de dinero emitida debe ser igual a la cantidad de oro o divisas en reservas (o cualquier otro metal o canasta de monedas usadas como patrón monetario), en caso de existir superávit en la balanza de pagos, se debe emitir el dinero que haga falta para que el Banco Central incluya el exceso de divisas dentro de las reservas internacionales. En caso contrario, será necesario contraer la base rescatando el dinero sobrante para no quebrar el equilibrio monetario. En un modelo inconvertible, la primera de las propuestas también funciona de esa manera, pero la segunda no, porque durante la administración anterior quedó demostrado que se puede emitir cualquier cantidad de dinero (generando inflación), aunque el saldo de la balanza de pagos sea deficitario.

Dicho esto, en otros términos, déficit en el sector externo, sin necesidad de contraer el circulante y con posibilidad de volver a contraer el déficit externo.

Este tipo de mecanismo, invita al razonamiento de que cualquier situación, déficit o superávit que presentara el balance de pagos, actúa sobre el sistema monetario interno, ergo, si existiera un déficit, eso argumentaría que existe un exceso de oferta monetaria y habría que contraer la base monetaria del Banco Central (rescatar dinero emitido). Este argumento, dijimos que resulta válido en un modelo convertible, pero también puede convivir con un modelo contrario, el inconvertible.

La actual Administración supone que, en base al modelo que estamos estudiando, si se restringiera la base monetaria del Banco Central, la contención de los precios, influiría en la acumulación positiva del sector externo, incrementando el stock de divisas por la vía del incremento de las exportaciones, pero esta política entra en flagrante contradicción con el sostenimiento de un tipo de cambio atrasado que favorece las importaciones y encarece las exportaciones, tirando hacia abajo la tendencia alcista de la acumulación del stock de divisas. Según parece, la actual conducción económica no ha comprendido el correcto funcionamiento de las relaciones que existen entre la oferta monetaria y el sector externo de la macroeconomía.

El sector externo no puede depender exclusivamente de la política monetaria, porque depende de dos actores, el país y los agentes externos. De acuerdo al desarrollo de las importaciones, exportaciones y los movimientos financieros entre el país y el exterior surge el saldo del sector externo o balanza de pagos. En cambio, la política monetaria solo surge de las decisiones internas del gobierno de turno. Por lo tanto, existe una dinámica de ida y vuelta, dado que también es el sector externo el que le impone condicionamientos a la política monetaria y no exclusivamente al revés, tal como aparentemente, esto último, es lo que sostiene la actual administración y la teoría macro que estamos analizando.

El mantenimiento de una política que, para incrementar los saldos externos necesite de una reducción de los medios de pago disponibles, no solo es necesario que el Banco Central tome la decisión de una emisión cero, sino también la drástica reducción del crédito público y privado. Es decir que, para lograr un superávit en balanza de pagos, de acuerdo con esa política, se busca la reducción de la oferta monetaria, la que incluye no solo el dinero de alta potencia o emisión primaria (que es el emitido por el Banco Central), sino también la reducción del crédito (emisión secundaria).

Con este método se le priva a la economía del sector privado, de los fondos necesarios para el despegue y su posterior desarrollo. Es un modelo parecido al de la segunda parte de los ´70, donde la industria no logra revertir el problema del descenso del ciclo y cae hasta obtener el castigo inmerecido de su propia destrucción.

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