Opinión | 18 jul 2024
Por Antonio Novielli
La industria nacional en declive: Desafíos y perspectivas
Con la nueva ley PyME en vigencia, parece que la prioridad no está en el crecimiento del sector, lo que obliga al emprendedor a seguir demostrando su capacidad de resistencia
Entre enredos y silencios, la política sigue en su afán de tomar distancia de la compleja realidad que enfrenta el emprendedor. En estos momentos, el sector industrial pone a prueba su capacidad de resistencia. Con la nueva ley PyME en vigencia, parece que la prioridad no está en el crecimiento del sector. En este sentido, la caída del sector industrial en los primeros meses de 2024 llegó al 9,8% en comparación con el año anterior.
Esta situación se debe a una combinación de factores: la disminución de la demanda interna, el aumento constante de los costos de producción y la desaceleración económica. Según distintos relevamientos, el 65% de las empresas reportaron una caída de las ventas superior al 15%. Además, el 40% de las empresas utilizan menos del 60% de su capacidad instalada, y el 50% ha visto un incremento de más del 30% en sus costos debido al aumento en las tarifas.
Este diagnóstico revela que solo el 56% de las empresas pueden pagar a sus trabajadores y proveedores a tiempo, mientras que el 38% debe diferir los pagos durante el mes. Esto tiene un impacto significativo en el mercado interno, ya que la industria es clave para el crecimiento económico y la generación de empleo. La situación del sector seguirá siendo desafiante en el corto plazo debido a la persistencia de estos factores.
La actual administración ha implementado medidas para apoyar al sector, como la devaluación del peso argentino para mejorar la competitividad de las exportaciones y la inversión en infraestructura. Sin embargo, la reciente volatilidad del mercado cambiario añade complejidad al panorama.
Los sectores más afectados son la construcción, la industria manufacturera y el automotor. En regiones como Gran Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, el impacto ha sido especialmente severo. En la provincia de Buenos Aires, la producción industrial disminuyó un 14% en comparación con el mismo período del año anterior. En el primer trimestre de 2024, la desocupación afectó más a las mujeres (8,4%) que a los hombres (7%), según datos del INDEC. Los aglomerados urbanos con mayor desocupación fueron el Gran Buenos Aires (9,9%), San Nicolás-Villa Constitución (8,7%) y Gran La Plata (8,2%).
En Córdoba, el presidente de la Unión Industrial Argentina (UIC), Luis Macario, afirmó que "de los 16 componentes del índice de la industria manufacturera, ninguno es positivo", refiriéndose a la caída del 21,2% interanual de la actividad industrial. En cuanto a los problemas laborales, los desocupados, subocupados demandantes y ocupados demandantes eran 448,000 en el primer trimestre de 2024, un 26% más que hace un año.
En Santa Fe, la actividad fabril enfrentó en marzo de 2024 un retroceso inédito del 18,8% interanual, acumulando una contracción del 14,6% en el primer trimestre. Según la Federación Industrial de Santa Fe (FISFE), en mayo la actividad cayó un 9,5% interanual, afectando a casi 9 de cada 10 sectores y resultando en la pérdida de muchos puestos de trabajo. A principios de año, las fábricas tenían 140,000 puestos de trabajo directo y ya han perdido 3,000 en cinco meses. Esto muestra que el sector, que aporta 10 puntos al PBI industrial nacional como Córdoba, opera casi en ruinas.
En cuanto a la capacidad instalada industrial, el potencial de producción está por debajo del 50%. El bajo nivel de producción actual ayuda a que el consumo de energía no sea alto, evitando cortes en el suministro. En la industria automotriz, los niveles de capacidad instalada pasaron del 43% en mayo de 2024 al 65% en estos meses.
Las declaraciones del ministro de Economía sobre el crecimiento económico parecen contrastar con la realidad del mercado, que muestra una caída significativa en los primeros meses y una estabilización reciente. Este esquema sugiere que difícilmente los salarios y el empleo se recuperen este año. Solo se espera una mejora tibia de los ingresos y los niveles de ocupación laboral a partir del primer semestre de 2025, siempre y cuando los precios se moderen y la estabilidad económica se mantenga.
En cuanto a la recuperación esperada, se habla de una forma de 'L' (caída sin recuperación). Aunque se mencionó que las tarifas fueron congeladas el mes pasado, las facturas actuales parecen contradecir estos dichos. Con una caída constante en las ventas y un aumento significativo de los costos, la situación es complicada para la actividad comercial e industrial.
El FMI ha indicado que la economía de nuestro país volverá a caer por segundo año consecutivo. Tras una baja del 1,6% en el PBI en 2023, se estima que en 2024 el derrumbe será del 2,8%. Sin embargo, se espera un fuerte rebote en 2025, con una suba del 5%.
En resumen, el emprendedor deberá seguir demostrando su capacidad de resistencia, ya que los costos internos han incrementado un 80% desde diciembre. Esta combinación de desafíos llevará a muchos emprendedores a recordar el célebre tango "Cuesta Abajo" de Carlos Gardel: "Si arrastré por este mundo la vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser".