Por: Ricardo Carossino

La noticia de que Cristina Fernández aparecerá en escena removió el avispero del peronismo y provocó varios análisis urgentes, entre ellos, el del intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, con el gobernador Axel Kicillof ayer miércoles por la mañana en La Plata.

Según lo que este medio pudo constatar, la próxima aparición de la ex vicepresidenta (que no estaba en la agenda del gobernador), surgió por una idea previa de Cristina Fernández para que la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, generara la excusa con la que la madre de Máximo Kirchner saliera a tratar de ordenar ciertas piezas en el tablero, luego de la tensión que se generó por los dichos críticos del ministro Andrés Larroque.

Como se sabe, con la intención de bajar la espuma que se había generado, el gobernador rápidamente bajó a los tres municipios camporistas del conurbano, empezando por Quilmes, siguiendo por Hurlingham y terminando en Lanús.

Junto al gobernador @Kicillofok inauguramos la nueva base de operaciones de la Fuerza Barrial de Aproximación (FBA) de la Policía Bonaerense, en el Club Atlético Talleres, y anunciamos la incorporación de 10 nuevos móviles. pic.twitter.com/x8UKY2NlZa

— Julián Álvarez (@aJulianAlvarez) April 23, 2024

Pero las cosas no salieron como esperaban en la gestión del gobernador. En los dos primeros, el gobernador tuvo que soportar las malas caras de Mayra Mendoza y de Damián Selci, y en las fotos que los equipos de comunicación eligieron era más que notoria y expuesta la tensión.

En la tercera vista a Lanús, si bien el intendente Julián Álvarez se mostró sonriente, en el equipo de prensa del gobernador lo trataron de “falluto” porque desde el escritorio del titular del PJ de la Provincia de Buenos Aires, le llegaron órdenes de vaciarle el acto a Kicillof en el que presentó la Fuerza Barrial de Aproximación de la Policía Bonaerense.

De acuerdo a los testimonios recogidos por Política del Sur, hubo muchas caras largas en el Municipio porque las órdenes que habría recibido de Máximo K, fueron explícitamente cumplidas al pie de la letra.

Por lo que supo este medio, el intendente no habría permitido que vayan los funcionarios y no dejó pasar a los concejales a la nueva comisaría. Además, tampoco permitió que fuera gente, ni siquiera los que sabían de la actividad y necesitaban “invitar a compañeros” para consolidar las bases de sus espacios locales y barriales.

Esto no sólo creó tensiones fuertes dentro del gabinete del gobernador, las tensiones más fuertes se dieron dentro del frente local que permitió a Álvarez llegar a intendente en las últimas elecciones, porque empuja a toda la alianza del peronismo lanusense a quedar mal con Kicillof.

Hoy junto al Ministro de Seguridad de la Provincia @JaviAlonsook anunciamos la llegada de la Fuerza Barrial de Aproximación (FBA) a #Pilar, para seguir fortaleciendo la seguridad de nuestro distrito. pic.twitter.com/b7f9da7dnf

— Federico Achával (@FedericoAchaval) April 23, 2024

Al intendente le habrían llegado las quejas internas por lo que muchos consideran “un intento de vaciarle el acto al gobernador”, según confesaron a PDSur y opinaron que la actividad estuvo “viciada de camporismo explícito”.

Lanús al parecer no iba a ser la excepción a la regla. Máximo Kirchner organizó el malestar en Quilmes, Hurlingham y Lanús y quedó expuesta la interna feroz, sin embargo, la gran diferencia entre los tres municipios, es que en Hurlingham y Quilmes no se necesitaron alianzas tan heterogéneas en términos ideológicos como sí pasó en Lanús.

De esta manera Álvarez vuelve a calentar su propia gestión y a restarse él mismo apoyos que poco a poco van separándose del intendente y lo van dejando cada día más solo en su administración municipal. Y como dijo una fuente confiable del entorno del gobernador Kicillof, “se tomó nota de que intentó vaciar el acto”.

Desde los otros sectores locales y barriales de Unión por la Patria, tampoco se quedaron callados y sentenciaron que este desplante que hizo quedar mal a más de un dirigente con los equipos del gobernador Kicillof, no se iba a pasar por alto, y a menos que Álvarez enfríe las tensiones con la gobernación (algo que no pasará si no es por orden de Máximo), se la podrían llegar a cobrar el año próximo.