sábado 04 de mayo de 2024 - Edición Nº1977

Gremiales | 23 abr 2024

MULTITUDINARIA MARCHA

Las universidades le plantan bandera al ajuste de Milei: Carteles en mi corazón

La jornada de protesta fue tan masiva que las columnas apenas pudieron desplazarse del Congreso a Plaza de Mayo. El rechazo a las políticas libertarias unió a trabajadores, estudiantes y opositores, y marca un desafío abierto al plan motosierra. La transversalidad de la narrativa plasmada en infinidad de carteles.


Por: Diego Lanese

A las 15, dos horas antes de la hora oficial del acto principal en defensa de la educación pública, las columnas que marchaban desde el Congreso a Plaza de Mayo quedaron prácticamente detenidas, la inmensa multitud que desde temprano llenó las inmediaciones de ambos sitios hizo colapsar la movilización y hubo que improvisar algunos atajos, por las calles adyacentes, para que los dirigentes sindicales y universitarios llegaran al palco central. Allí tuvo lugar la protesta más masiva desde que Javier Milei es presidente, una trasversal muestra de rechazo a su brutal ajuste contra un emblema de la sociedad argentina: la educación superior. La jornada tuvo la adhesión de todo el arco sindical, la gran mayoría de los bloques políticos opositores y el movimiento estudiantil, que en unidad y sin distinciones le dieron forma a la Marcha Federal Universitaria, que tuvo epicentro en la Ciudad de Buenos Aires pero como un terremoto de malestar y preocupación tuvo réplicas en todas las provincias del país. El documento consensuado explicó algunos de los datos más dramáticos del ajuste libertario y dejó al descubierto la forma en que la política del Gobierno nacional pone a las universidades al borde del abismo.

 

La marcha de este martes marcó un punto de unión de varios sectores, en defensa de la educación pública en todos sus niveles. La narrativa popular encontró en los carteles de los manifestantes el canal para materializar consignas difusas y vagas, que no pueden ser sintetizadas por la amplia transversalidad de la convocatoria y sus adherentes. Por eso con cartón y fibra, los manifestantes le dieron vida a los ejes temáticas de una manifestación variopinta y llena de heterogeneidad. “Estudiá, no seas Adorni”, “Dejenmé cursa, todavía no entendí a Lacan”, “Si tu novio no defiende la educación pública, para mi estás soltera”, “defender la educación pública es defender la Patria”. En esta pequeña muestra se puede ver en acción las consignas y sus axiomas, que se mezclan con el humor popular para formar una muestra potente del repudio a las políticas libertarias, mucho más potente y penetrante que cualquier acuerdo programático. La unidad de obreros y estudiantes fue otra de las novedades de esta jornada. La “unidad de los trabajadores” tantas veces enunciada se completó con su pata estudiantil, bajo el ritmo de la marcha peronista, dejando atrás la vieja dicotomía de “alpargatas si, libros no”, que se impuso a aquellas políticas pro obreras y que buscaron desdeñar los aportes de aquel primer justicialismo a la educación pública, a la que justamente hizo gratuita y universal.

A medida que la tarde fue avanzando, la multitud comenzó a hacer colapsar el itinerario pensado. La columna de la UBA, que salió de Plaza Houssay, quedó detenida sin poder ingresar a las inmediaciones de la Plaza de Mayo, colmada por trabajadores y estudiantes. Se anunció desde el palco que habría un retraso en el inicio del acto, pensado originalmente para las 17. Entre música, bailes y arengas, la multitud se fue acomodando en la mítica plaza, el escenario de tantas gestas argentinas. El escenario daba la espalda a la Casa Rosada, que a esa altura lucía desolada. La información oficial anunció que el presidente de la Nación dejó el lugar antes que se leyera el documento consensuado, que alertó que las universidades “han sufrido un fuerte ajuste en términos reales en los denominados gastos de funcionamiento; la partida que mes a mes el Poder Ejecutivo envía a las universidades para que puedan funcionar (mantener edificios, realizar obras, sostener programas de becas, residencias y comedores, incentivar el desarrollo científico, financiar hospitales, laboratorios y proyectos de investigación, y pagar servicios básicos, alquileres, seguros y la protección de sus sedes)”. Para reforzar esta idea, se dieron algunos datos del brutal recorte que lleva adelante el Gobierno: “Llegamos a marzo de 2024 con un presupuesto de gastos a valores de septiembre de 2022”. “El incremento del 70 por ciento de estas partidas, dispuesto para el mes de marzo, más el reciente anuncio, en el marco de esta convocatoria, de un 70 por ciento adicional, constituyen un aliciente aún insuficiente en tanto la inflación fue de un 300 por ciento en el mismo período de tiempo”, recalcó el texto.  

 

Además, denunció el documento, “las obras del Programa Nacional de Infraestructura Universitaria, que habilitaba la posibilidad de desarrollar la infraestructura incorporando obras que por su envergadura es imposible afrontar con propio presupuesto, se encuentran paralizadas y no hay certezas ni información respecto de su continuidad”. “Cabe destacar que más del 90 por ciento de lo que el Estado invierte en la Educación Superior se destina al pago de salarios de quienes trabajan como docentes y nodocentes en las universidades”, recalcaron. Por eso la importancia de la presencia de la cúpula sindical del sector, apoyados por la CGT y las dos fracciones de la CTA. Esta confluencia potenció el poder de movilización de cada espacio, que ya está comprobado. Juntos, lograron la cifra que más se acerca a las postales vistas este martes: más de 800 mil personas en el centro de la Ciudad de Buenos Aires. El impacto de la cantidad de personas, que suele discutirse con argumentos ridículos, nada puede hacer con la evidencia.

La unidad de obreros y estudiantes, que se fundó en aquella revolución mediterránea llamada Cordobazo, tuvo una versión más moderna y si bien nadie espera que aquí esté naciendo el germen de alguna rebelión, puede servir para marcar un norte para un núcleo opositor que está cuanto menos confundido luego de la derrota en las urnas con la experiencia libertaria, tan extrema como alucinante, que algunos creen reescribe El fin de la historia de Francis Fukuyama, el manual para entender el mundo unipolar de los 90, luego del desplome de la URSS. Javier Milei quiere ser quien comience esta nueva era ideológica, pero este martes chocó con un movimiento nacido de las raíces de viejas peleas. Por eso a la iniciativa del Frente Sindical de Universidades Nacionales, la FUA y el CIN se sumaron espacios y movimientos de todo el arco sindical, las universidades privadas, organizaciones de Derechos Humanos y dirigentes políticos. La educación superior aglutina a todos, los cobija en la lucha por su supervivencia y así se sintió en el aire de una jornada histórica. Una muestra que no sólo ganar un Mundial nos puede unir en la calle. Hay algo más y este martes se comenzó a gestar.

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