viernes 26 de julio de 2024 - Edición Nº2060

Nación | 4 abr 2024

EL PJ FALLA COMO OPOSICIÓN

El peronismo perdido en su propio laberinto: enojos por ausencia de dirigentes en los despidos del Estado

Varios dirigentes criticaron la ausencia de los máximos representantes del partido. Tampoco el PJ emitió algún comunicado. Kicillof sigue sin capitalizar el descontento. El Partido Justicialista sigue sin saber cómo atacar a Milei que se divierte provocando a la opinión pública.


Por: Ricardo Carossino

Mientras el presidente Javier Milei parece divertirse provocando de manera constante a la opinión pública, manteniendo al mismo tiempo que sostiene una aprobación de cerca del 42%, según la consultora Zuban Córdoba, el peronismo “no sólo mira el escenario de afuera, quedó tan lejos que lo mira con largavistas”, dijo a Política del Sur un dirigente del entorno de un ministro bonaerense.

El presidente de la Nación entendió que una buena estrategia es provocar y distraer a la opinión pública para esconder el verdadero problema de su gestión que es la falta de dólares que no llegan, ni por el FMI, ni por la liquidación del agro y menos aún por inversión extranjera. En su desesperación anuló controles para la llegada de dólares especulativos y volvió a hacer hablar a todos de las Fuerzas Armadas y no de la flexibilidad financiera.

En tanto, el peronismo termina jugando el juego del libertario y no sabe cómo instalar una agenda propia opositora. Por lo que pudo saber este medio, hubo enojos y hasta desconcierto por la notable ausencia del peronismo en una jornada lamentable e histórica en la que el gobierno libertario se dio el lujo, sin oposición real y seria, de despedir a 15.000 trabajadores.

La única figura del peronismo que se vio ayer en la ola de despidos, fue el ministro bonaerense, Gabriel Katopodis, que de esta manera cobra protagonismo político y le disputa el lugar de heredero de Axel Kicillof a Jorge Ferraresi que no apareció en escena. La presencia de Katopodis, desde luego disparó las clásicas críticas libertarias con los descalificativos alusivos al kirchnerismo, pero lo cierto es que el peronismo actual quedó encerrado en una disyuntiva porque no sabe si desmarcarse de Cristina Fernández para ganar votos (por caso Sergio Massa) o ir a fondo con la ya vieja filosofía K.

Mientras tanto, algunas voces parecen ensayar algo de vergüenza ajena. Como otro dirigente del peronismo de base de la Tercera que se expresó respecto de la jornada de ayer: “Nosotros, los peronistas, fuimos los que contratamos a muchos de esos compañeros que hoy despiden y en casi 20 años no les dimos estabilidad. No pido que nadie se inmole; pero ante tanta angustia el Partido debería expresarse públicamente repudiando y acompañando en la puerta a esos compañeros que nosotros hicimos ingresar al aparato del Estado”.

Para los tres dirigentes que este diario web consultó, el peronismo está desconcertado, quizás por primera vez en su historia política. La notable falta de respuestas durante el gobierno de Alberto Fernández con trabajadores pobres, hizo que el movimiento implosionara y quedara más atomizado que nunca.

En una desesperada movida de Gildo Insfrán por atraer a la inercia del partido a Miguel Ángel Pichetto y a Guillermo Moreno, parece para algunos hasta “insólito” que el peronismo necesite dirigentes que por sí sólo no suman más de 50 mil votos, pero admiten que Pichetto terminó manejando al menos en este período legislativo el termómetro del Congreso.

Los dirigentes peronistas, incluidos gobernadores, diputados, senadores e intendentes no parecen estar entiendo lo que pasó en la sociedad argentina que harta por la falta concreta de respuestas apostaron a lo más freak que había para dar a entender que ya no se toman en serio a los dirigentes con corrección política si esa corrección no resuelve los problemas cotidianos.

¿Será como dijo Malena Galmarini hace 48 horas, que “la gente se hinchó las bolas del peronismo"? Luego del encuentro del 22 de marzo, en donde todos se pasaron las facturas por no haberse animado a hablar antes, la esposa de Sergio Massa también aseguró que no es hora “de discutir liderazgos” y que la crisis del espacio se da “por la degradación de las políticas públicas de las últimas dos décadas”.

En tanto, un grupo de dirigentes de todas las provincias propone renovar el peronismo, pero no empezando por los nombres sino por las ideas. Esa es la premisa detrás de la Red Federal Peronista, un espacio que empezó a articularse hace dos años, pero comenzó a tomar relevancia después de la derrota electoral y de cara a las discusiones internas que están saliendo a la superficie en el PJ.

Conducidos por Facundo Moyano, los representantes de la Red se reunieron con el gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, con el formoseño Insfrán y la semana pasada tuvieron un encuentro con el intendente de Avellaneda, que tiene la ambulancia andando por toda la provincia levantando heridos como los del sciolismo que quedaron huérfanos para siempre.

Pero no todos piensan que primero se tienen que discutir programas porque en el peronismo siempre funcionó la teoría del liderazgo por sobre las mesas horizontales y así como Ferraresi trabaja para Kicillof presidente sin interesarse mucho en los debates, el intendente de Villa Gesell, Gustavo Barrera, ya postuló la candidatura del gobernador bonaerense para 2027.

Desde que Milei es presidente, el peronismo ha entrado en un escenario incierto en cuanto a liderazgos, con pases de facturas internas y argumentaciones fácticas; como la que esgrimen en los sectores más cercanos a Máximo Kirchner y La Cámpora: que en la provincia de Buenos Aires el peronismo ganó, que Unión por la Patria recuperó veinte municipios y que de esos veinte nuevos distritos que gobierna, doce intendentes son de La Cámpora. En actos públicos, Kicillof suele repetir que “el pueblo de la provincia no votó ajuste” y que el peronismo ganó en la instancia de las PASO, las generales y el balotaje.

Pero lo cierto es que más allá de que Kicillof parece entronizarse como el máximo opositor a Milei y es atacado desde el Gobierno nacional por ese lugar que se está ganando, no logra perforar el piso de aceptación por parte de la gente y no puede capitalizar el descontento de la clase media que tiene un rechazo muy fuerte hacia todo lo que tenga olor a kirchnerismo. Ese es hoy el gran desafío de un peronismo perdido en su propio laberinto.

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