Por: Javier Garin

Se derrumbó la actividad industrial, el empleo y el consumo. Tal como muchos dijimos que sucedería. Me cansé de discutir con gente para que no lo vote. Estaban ciegos. Yo viví esto con Martínez de Hoz y con Cavallo en el 2001. Con Martínez de Hoz empezó la decadencia real de Argentina y con Cavallo nos fundimos todos, mi viejo murió de amargura.

Pero los que votaron al desquiciado estaban ciegos y muchos adolescentes arrastraron a padres anómicos, que no sólo no saben criar a sus hijos sino de carácter tan débil que un pibe de quince o dieciocho les dice a quién votar. He tenido como clientes penales a estos padres recorriendo las cárceles donde terminan presos los hijos por no tener un adulto que les ponga límites o les hable. Los educa tik tok.  Así votaron hijos y sus padres consentidores.

Después los medios. Todo el tiempo machacaban con los precios y ahora dicen “no está tan caro, hay que esperar”. No es cuestión de esperar sino que estas políticas ya fallaron, son un nuevo intento del Imperio por quedarse con nuestros recursos. Ellos, las grandes empresas, se van a enriquecer. Nosotros nos vamos a hundir porque ya sabemos que no hay derrame.

En cuanto a la famosa Irlanda que el desquiciado pone de objetivo remoto, es un país lamentable, hay que decirlo de una vez: una isla sin recursos, extensión ni población, eternamente sometida en forma directa o indirecta a los ingleses, con una población empobrecida, y sólo aparece como “potencia” en los números, porque es un paraíso fiscal donde declaran domicilios falsos los gigantes tecnológicos y pagan ínfimos impuestos a cambio, es decir que su PBI es una broma, un engañapichanga.

Argentina es cien veces más rico que Irlanda, y lo sigue siendo aunque te digan que no. Sólo tenemos que administrar nuestras riquezas para nosotros y no regalárselas a empresas extrajeras expoliadoras. Yo desearía a los que votaron a este cipayo que se jodan, a ver si entienden de una vez, si no fuera porque al joderse ellos arruinan también a la Patria. Pero lo vamos a revertir.

Javier Garin