El Clásico del Sur nos regaló una de las mejores ediciones en mucho tiempo.

No solamente por el contexto que se presentaba, debido a la situación en la que llegaban ambos equipos bastante parejos en los promedios y con la necesidad de Lanús de volver a ganar en su casa ante el rival de toda la vida.

El partido en los primeros minutos mostró una imagen bastante deslucida con algunas imprecisiones propias del nerviosismo de los protagonistas y también, debido al campo de juego que no se encontraba en las mejores condiciones.

Recién cuando se promediaba la mitad del primer tiempo, el Granate empezó a tomar más protagonismo, gracias al juego de su mediocampo que se dedicaba a generar peligro. Debido a esto, el Grana creó la única jugada clara de gol del primer tiempo proveniente de una arremetida por parte de Luciano Boggio, quien se escapó de la marca de Bonifacio y dejó atrás la pelota para el ingreso de "Café" Aguirre, que a pesar de encontrase delante del arco en solitario terminó enviando la pelota afuera.

En el comienzo del segundo tiempo quien tomaría el protagonismo del juego sería el Taladro. El equipo de Falcioni tuvo su situación más clara tras un gran centro de Rivera que hizo pasar de largo tanto al arquero como a los centrales de Lanús, encontrando a Ignacio Rodríguez delante del arco en total soledad y con tiempo para resolver pero de manera completamente inaudita se apuró y terminó desviando su remate afuera.

Banfield era más que Lanús en la primera parte del complemento. Sin embargo, el Grana supo aprovechar la pelota parada y al minuto 20 del segundo tiempo, un gran centro desde el corner derecho terminó encontrando en soledad la cabeza de Felipe Peña Biafore,  quien con un potente cabezazo limpio al palo más lejano de Barovero, abrió la cuenta para el Granate haciendo delirar a todo el estadio. Tras el gol, Lanús creció en el juego y empezó de a poco a doblegar a Banfield que con los cambios intentó cambiar la situación pero sin mucha brillantez.

La historia parecía tener tintes definitorios porque las arremetidas banfileñas no proliferaban de ninguna forma, aunque el destino tenía un vuelco de 180 grados preparado para el final. Cuando corría el minuto 48, Banfield tuvo el empate en los pies de Sepúlveda que remató prácticamente al arco vacío pero Café Aguirre se abalanzó sobre la pelota y la desvío al lateral en una jugada que todo el Taladro reclamó cómo penal haciendo desatar la duda en todo el estadio, la cual se agrandó aún más cuando Darío Herrera se llevó la mano al oído para escuchar al VAR.

Los segundos pasaban lentos y tras un minuto de reloj dialogando con los encargados desde Ezeiza decidió dejar seguir.

Lo increíble ocurrió después de esta decisión, ya que desde el lateral efectuado por Quirós al área llegó mediante un cabezazo potente de Milton Giménez en el punto penal, el empate final del partido que enmudeció a La Fortaleza e hizo delirar a todo el banco visitante, decretando de manera épica el marcador final de 1 a 1.

Un empate con sabor a derrota para el Granate que con este resultado extiende a 10 años la racha sin poder derrotar a Banfield en su estadio y suma 13 puntos en lo que va del campeonato.

Por su parte, Banfield alarga a 3 partidos su invicto con Lanús pero todavía sigue sin ganar en lo que va del años, sumando tan sólo 4 puntos sobre 21 posibles.