Por: Federico Cedarri

Una honda preocupación transita el radio de los alcaldes peronistas del conurbano bonaerense producto del alcance del ajuste del Gobierno nacional y la consecuente recesión económica que ya comienza a sentirse de manera impiadosa sobre este denso territorio bonaerense.

Los intendentes peronistas de la Tercera Sección actúan en coordinación permanente con la provincia de Buenos Aires especialmente con el ministro de Desarrollo de la Comunidad, Andrés Larroque.

El Cuervo ya forma parte expresa de la mesa chica del Gobernador bonaerense y más allá de que maneja la caja social del gobierno provincial se ha convertido en un relevante armador y operador político de Kicillof luego de su divorcio político de Máximo Kirchner.

Los intendentes se desentienden de la suerte del titular del PJ bonaerense, entienden que luego de la caída en desgracia de su sostén político en la provincia de Buenos Aires, Martín Insaurralde, Kirchner ha declinado sostenidamente su predicamento. “Máximo tiene el boleto picado, esta borrado, fijate que hizo un comunicado de apoyo al paro pero ni apareció en la conferencia de Axel”, suelta con fastidio ante PDS un legislador ligado a un intendentes del conurbano

A Kirchner le responden los jefes comunales camporistas de 12 distritos entre los que se desataca la alcaldesa de Quilmes, Mayra Mendoza, que se ha convertido en el eslabón perdido de los 8 intendentes peronistas de la Tercera que se reúnen periódicamente para intercambiar experiencias ante un escenario manifiesto de crisis y sobre todo para amalgamar un poder político que les permita ir por el peronismo bonaerense.

En este sentido, quién se mueve enfáticamente en ese propósito es el avellanedense Jorge Ferraresi que es hasta el momento el referente visible que ha comenzado la rosca para encaramarse como el representante de los integrantes de la Mesa de Ensenada que apoyaron con ahínco la reelección de Axel Kicillof.

De hecho, se ha reunido con ex albertistas como el otrora intendente de Hurlingham Juan Zabaleta que fue desalojado del sillón municipal por el camporista Damián Selci y el intendente de Esteban Echeverría, Fernando Gray, que tiene como único propósito la caída de Kirchner del trono del peronismo provincial.

Todavía no se vislumbra el juego político que esgrimirá el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, aunque cerca suyo dejaron trascender que es probable que si no juega él ponga una fichita en una figura cercana a su proyecto político.

Los intendentes expresaron ante el gobernador Axel Kicillof su preocupación por el recorte de fondos de asistencia social a comedores de parte de la titular de Capital Humano, Sandra Pettovello, aparte del freno de la obra pública dispuesto por Milei: “El problema es que se cortó la changa porque la clase media no da más y ahí tenés un foco de conflictividad creciente”, desliza con un dejo de preocupación otro referente del peronismo que conoce el conurbano.

Algunos de los jefes comunales del Gran Buenos Aires detentan fondos en suculentos plazos fijos que les ayudarán a amortiguar el traspié económico y la baja de recaudación durante un tiempo, pero esos recursos no son interminables y los problemas acuciantes asoman a la vuelta de la esquina.

En rigor, los alcaldes peronistas actúan con independencia respecto al Partido Justicialista bonaerense y planean acciones conjuntas con Andrés Larroque para evitar convulsiones sociales: “Los intendentes son el dique de contención de la protesta popular”, avisan en la gobernación bonaerense.

El massismo vuelve a la acción

El Frente Renovador no se quedó atrás ante la ofensiva de los intendentes peronistas contra el ajuste que lleva adelante Javier Milei y reunió en la meca estival del massismo, Pinamar, a los 20 alcaldes provinciales que le responden al ex ministro de Economía.

Massa volvió a mostrarse activo aunque sin el esplendor que lo acompañaba durante los días en que el rango de supeministro lo envestía de una aureola de poder relevante.

Escuchó las quejas que se repiten como un mantra de todos los jefes comunales al DNU y la ley ómnibus de Milei, los intendentes massistas centran sus cuestionamientos en el aumento de las retenciones que, según sostienen, perjudicaría de sobremanera el ingreso de los productores rurales y las pymes del sector que en los pequeños distritos del interior se tornan claves para el funcionamiento de la actividad económica.

Del mismo modo, los alcaldes pusieron el acento en la reducción absoluta de fondos nacionales para obras públicas como la ruta 7.

“Sin obra pública y con menores transferencias a los municipios por el recorte de fondos a la provincia no sé cómo harán los intendentes para pagar los salarios después de junio”, advierte a PDS un legislador massista enterado de lo que aconteció en el conclave pinamarense.

Voceros de algunos intendentes le confirmaron a este portal que Massa tiene intenciones de volver al ruedo político e intentar recuperar el protagonismo perdido luego de la derrota en el ballotage.

“A medida que se acentúe la crisis Sergio volverá a tener preponderancia, no lo descarten para el 2027”, susurra un referente massista con exceso desmedido de optimismo.