Por: Lisandro Tavano

Gobernar nunca fue fácil y nunca lo será. Hagamos un ejercicio de memoria para recordar o contar a las generaciones actuales el contexto en el cual Juan Bruno Tavano asume la intendencia de Lomas de Zamora, después de un recorrido que lo llevó de concejal a diputado nacional y, finalmente, a intendente de su Pueblo en el periodo 1991-1999 .

Imaginemos o recordemos, según la edad, la década del 90. Sin redes sociales, sin Facebook ni Tiktok, menos WhatsApp o Youtube, ni hablar Instagram. La política se hacía cara a cara con los vecinos, con los compañeros, recorriendo barrios.

Estando en los lugares donde duele el alma ver tanta necesidad. El tiempo en la política no se media en los 60 segundos que dura una historia en Instagram. Sino, como mínimo, en lo que duraba una pava de mate.

Fue allí donde el Tano Compañero; Amigo; Militante, sedimentó su figura. Fue precisamente con el tiempo que él dedicaba a la militancia, al compañero, al vecino.

Fue su pausa para detener el tiempo y su andar tranquilo. Su inmensa sensibilidad para dar su tiempo a quien lo requiera. El Tano no dejó un solo barrio de Lomas sin recorrer, lo hizo como Militante, lo hizo como Intendente. Alguna vez leí una muy buena definición del Tano: "El Intendente Militante".

 Pero, además, era un hombre de acción, con valentía y decisión, no dudaba en enfrentar a los poderosos defendiendo a los más humildes.

Quizás por eso, o precisamente por eso, no era muy querido en los sectores más acomodados de Lomas de Zamora. Jamás lo vi preocupado por eso.

Pero sigamos recordando o imaginado gobernar en los 90´ un distrito con la complejidad de Lomas de Zamora, con un Estado Nacional en franca retirada. No había Asignación Universal por Hijo, ni por embarazo, tampoco existía la Tarjeta Alimentar, mucho menos el programa Progresar.

Los planes de contención social eran muy acotados. El desempleo crecía, (cualquier semejanza con los discursos actuales NO es casualidad).

Ante este panorama, frente a la desigualdad y vulnerabilidad acelerándose en los barrios más postergados, El Tano inclino la gestión Municipal al servicio de los más desprotegidos. Claro que sustituir la ausencia del Estado Nacional con los recursos Municipales no alcanzaba. Es allí donde el Intendente Militante redoblo su tiempo. Fue allí donde más necesidades había, más estaba presente. 
 
Hombre Sereno, de andar pausado, sencillo y extremadamente humilde; con una inmensa sabiduría y sensibilidad que transmitía, con su mirada, cercanía y empatía con quien tuviese enfrente.

El Tano no quería ni necesitaba mucho, su quinchito para tomar mate y recibir compañeros, compartir un churrasco y veranear en Las Toninas.

A pesar del paso del tiempo, Fue, Es y Será ejemplo de Entrega, Militancia y Compañerismo.

Lisandro Tavano