lunes 03 de junio de 2024 - Edición Nº2007

Provincia | 3 ene 2024

TIERRA DE CONFUSIÓN

Frente a las “fuerzas del cielo”, la UCR no sabe si ser parte de los orcos o los argentinos de bien

Los radicales buscan el rumbo en el nuevo escenario. Algunos insisten en volver a la centro izquierda sin pegarse a los K. Otros quieren sostener el cómodo lugar que lograron en la derecha con Macri. Pero la centenaria UCR se muestra errática ante el fenómeno libertario y teme pagar costos políticos.


Por: Ricardo Carossino

La centenaria UCR no encuentra su camino. En rigor, al igual que el peronismo y el PRO, no sabe si primero resolver sus tensiones internas por la derrota y el mal armado de listas y luego oponerse a a Javier Milei o al revés.

El principal problema del radicalismo, según coinciden dirigentes consultados por este medio, es que no saben si seguir repasando el manual anti K, si acompañar el DNU y ser parte de las fuerzas del cielo, si aliarse al vasto universo de los orcos o elaborar una oposición a la Libertad Avanza (LLA) por derecha.

Nadie dentro de la UCR se anima a vislumbrar un futuro sabiendo que no hay nadie dentro del partido que pueda erigirse como un líder real de consenso interno y en rigor, no lo habrá hasta que los votos indiquen si alguno o alguna puede ser quien conduzca a los radicales a través de esta estrafalaria etapa de la Argentina. ¿Dónde está?, se preguntan los boinas blancas. Necesitan de manera urgente un mesías, o al menos alguien que ordene la tropa.

Entre los viejos dirigentes que entregaron el radicalismo a Mauricio Macri, retirados en cuarteles de invierno y los nuevos que debutan frente a un enemigo impredecible que no piensa como la casta, los correligionarios rascan el fondo de la lata y ven que no hay nada. ¿Desesperación?: “No –dicen-. Ya pasamos el '89 y el 2001. Estamos curtidos. Hay que esperar. Ya va a aparecer el que nos lidere”.  

La Libertad Avanza es tan inusual en la política argentina, que los ex representantes del progresismo de la clase media se partieron en tres: derecha, centro e izquierda. Ya dejó de ser un partido y se convirtió en un movimiento: en eso también coincidieron, aún con cierto humor, dos fuentes diferenciadas del radicalismo consultadas por Política del Sur.

Confesado públicamente por el jefe de la juventud radical de CABA, Agustín Rombolá, el radicalismo en el Congreso no tiene claro qué hacer y no pudo asegurar, en C5N, que todos los correligionarios rechazarán el DNU que envió el Presidente de la Nación.

En realidad, tampoco las fuentes consultadas se arriesgan a predecir el comportamiento de su partido frente a las embestidas institucionales de Milei que pareciera querer romper lanzas con Poder Legislativo, que aún no se enteró que se puede defender como “Poder” constitucional sin que eso implique un acercamiento político entre todo el arco ideológico.

Acaso los únicos espacios que saben dónde pararse son el peronismo aliado al kirchnerismo y la izquierda unida, el resto del arco ideológico sigue teniendo pánico de quedar pegado a cualquier cosa que huela a Cristina Fernández de Kirchner, aún a costo de que el libertario remate el país.

Algunos analistas políticos piensan que quizás, tanto el panperonismo, como el kirchnerismo ortodoxo, la UCR, el PRO y la CC Ari, estén jugando a que Milei haga el trabajo sucio y pague el costo político de un ajuste que muchos dirigentes (muy en off) opinan que se tenía que hacer, según averiguó este medio.

Desde el centro y desde el espacio más progresista del radicalismo ya hay críticas a las decisiones de Martín Lousteau por no rechazar el DNU ante su contenido, habiendo habilitado el carril de la derecha al apoyar la idea de presentar un proyecto espejo. Lousteau ya había dicho: “En el fondo del decreto coincidimos en una serie de aspectos”.

Lo que sorprende a muchos en la UCR es esa dirección que no va ni para adelante ni para atrás, porque lo que proponen Carolina Losada y el flamante presidente del partido, es seguir siendo opositores al peronismo y a Milei, sin que hagan una cosa o la otra, analizan los dirigentes consultados.

Abad y Garciarena, los orcos internos de la UCR

Lo que pasó en la Provincia de Buenos Aires también levantó mucho polvo. En la Cámara de Diputados pasó lo que se teme en Nación: tomar una conducta política que sea criticada por los medios hegemónicos anti K y pagar ese costo social de parecer aliado de uno de los hijos dilectos de CFK como es el gobernador Axel Kicillof, quien, en realidad, ya había pedido “componer nuevas canciones”, también para ir sacándose de encima la tierra que le tiró La Cámpora.

En la legislatura de la Provincia, justamente por esa incertidumbre y por falta de un líder claro y de consenso interno, la UCR se dividió en dos bloques: UCR-Cambio Federal y Acuerdo Cívico-UCR más el GEN.

No tiene nada de raro o de especial esto, le pasa al peronismo, al PRO y a la izquierda. Pero la cuestión es que los demás saben dónde se paran, a quien combaten y se guían por banderas históricas que la UCR perdió, que es el arco ideológico de la clase media (centro izquierda y centro derecha que se dividieron entre Cristina Kirchner y Mauricio Macri).

Mientras tanto, el polémico líder bonaerense del radicalismo, el senador nacional Maximiliano Abad, aseguró que coincide con radicales que votaron positivamente el proyecto de la Ley Impositiva de Kicillof: “La responsabilidad indica que no se puede dejar a la Provincia sin esa Ley”, aseguró el senador.

Como ya Política del Sur analizó, ese acompañamiento se logró para crear un fondo de 116 mil millones de pesos que se distribuyen entre todos los intendentes de la Provincia de libre disponibilidad, para hacer frente a una situación que va a ser compleja en los próximos meses.

Abad, por otro lado, se agarró a las banderas del republicanismo para poder pararse del otro lado de Milei como lo hace Lousteau y los dirigentes de la UCR que este medio consultó ven ahí una nueva sociedad, pero tirada a la derecha, mientras que la centro izquierda critica otras cosas.

No dejan de criticar a Abad por llamarse a silencio en el caso de Chocolate Rigau y sus millonarias extracciones en cajeros automáticos y hasta por poner en la presidencia del bloque del radicalismo, supuestamente más puro, nada menos que a Diego Garciarena.

Se preguntan ¿qué hace ahí quien fue candidato a concejal y a intendente en Mar del Plata del kirchnerismo? Dirigente por varios años del Frente para la Victoria, Garciarena despierta muchas suspicacias en cuanto a los manejos políticos de Maxi Abad y se empieza a cuestionar por primera vez seriamente el liderazgo bonaerense del senador al que le achacan el mal cierre de listas que diezmó la poca tropa del conurbano que le quedaba a la UCR en los HCD de la Primera y la Tercera sección.

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