Por: Federico Cedarri

Respiró aliviado Axel Kicillof cuando el ministro de Economía, Sergio Massa, les confirmó a los gobernadores que tendrían una compensación transitoria, producto de recursos provenientes de ATN, para paliar las medidas tomadas por el tigrense durante la campaña que dejaron a las provincias con un bache de financiamiento para cerrar el año fiscal.

Ahora sabe Kicillof que deberá pulsear en el Congreso para que la coparticipación del impuesto al cheque vuelva a las provincias y así poder afrontar con mayor espalda un año que amenaza dificultoso en materia económica.

Saben en la gobernación que no será fácil la relación con Javier Milei que ya avisó que recortará los fondos discrecionales que recibió Kicillof de Nación durante los últimos cuatro años aunque el mandatario le pone algunas fichas a la relación que viene cultivando con Guillermo Francos, el futuro ministro del Interior del libertario, con quién ya abrió un diálogo y al parecer habría mostrado comprensión por el desbalance que sufre la provincia de Buenos Aires en lo que refiere a la repartija de la torta coparticipable: “Reclamaremos por la coparticipación aunque no somos muy optimistas”, aclaran.

También hay bronca en el Palacio de calle 6 por la actitud de los intendentes y legisladores del PRO, a quienes miran de reojo por la caída del acuerdo ya casi cerrado para aprobar el jueves pasado en el Senado el endeudamiento pedido por Kicillof por 150 millones de dólares.

Sospechan que un importantísimo referente del PRO habría dado la orden de levantarse de la mesa de negociación y patear el tablero para dificultar la gobernabilidad.

Más allá de estas conjeturas, el proyecto de endeudamiento es historia y es posible que una posible autorización legislativa para salir al mercado de capitales durante el 2024 seguramente estará contenido dentro del seno del Presupuesto.

Últimas puntadas al gabinete

Kicillof emerge de la batalla electoral de octubre con un poder portentoso, lo que hace que ostente un margen de maniobra que no tenía allá por 2021 cuando Cristina y Máximo Kirchner parecieron intervenirle el gobierno con la llegada de Martín Insaurralde.

El mandatario se toma su tiempo para definir las piezas del rompecabezas de su gabinete que se centra fundamentalmente en rellenar los casilleros que quedarán vacantes en una semana.

Kicillof eliminará mediante una reforma a la Ley de Ministerios la figura de la jefatura de Gabinete que ya había sido despojada de hecho del organigrama bonaerense cuando estalló el escándalo de Insaurralde.

Se descuenta que Carlos Bianco levantará el perfil y volverá a tener un rol preponderante desde la jefatura de asesores, también es un hecho que seguirán en sus cargos otros kicillofistas puros como Augusto Costa en Producción, Pablo López en Economía, Alberto Sileoni en Educación y Agustina Vila en la Secretaría General.

Respecto a Sergio Berni, si bien el titular de Seguridad afirmó que iba a asumir su banca, Kicillof se debe una conversación franca con él y cree poder convencerlo para que tome licencia en la Cámara Alta y continúe en el cargo.

No obstante, tiene en las gateras el nombre de Alejandro Granados que cuenta con el visto bueno de los alcaldes de Gran Buenos Aires para poder retomar el sendero de las policías comunales con la impronta de los intendentes en la conducción.

Otro de los puestos en los que el Gobernador debe definir reemplazante es Justicia, donde el actual titular Julio Alak abandonará su escaño para asumir la comandancia de la ciudad de La Plata.

Allí podría recalar el secretario de Justicia de la Nación, el cristinista Juan Martín Mena de extrema confianza de la Vicepresidenta.

La Cámpora también retendría los lugares que actualmente ocupa, continuaría en el Ministerio de Ambiente Daniela Vilar, en Salud Nicolás Kreplak, y la duda se instala en el Instituto Cultural donde su actual titular Florencia Saintout podría asumir su banca como senadora por la Octava Sección, aunque todo parece indicar que el cargo quedaría de todos modos para la agrupación que conduce Máximo Kirchner.

Un caso especial es la cartera de Desarrollo de la Comunidad, allí llegó impulsado por La Cámpora y Cristina Kirchner el Cuervo Andrés Larroque que comenzó tímidamente a tomar distancia de las decisiones de Máximo Kirchner lo que lo llevó a fundar una nueva agrupación, La Patria es el Otro, con lacre kicillofista.

Este gesto podría granjearle la posibilidad de recalar en el Ministerio de Gobierno, de tono más político y que la actual ocupante, Cristina Alvarez Rodríguez desembarque en Desarrollo de la Comunidad.

De igual modo, quedará vacía la silla del Ministerio de Infraestructura, que hoy es ocupado por Leonardo Nardini que volverá a la intendencia de Malvinas Argentinas, por lo que Kicillof podría pagarle con ese lugar a algún integrante del Grupo Ensenada, un puñado de intendentes que se juntaban en la ciudad ribereña y que apadrinaron la reelección del Gobernador cuando recién despuntaba el 2023.

En ese espacio reportan el impulsor del mismo Mario Secco, el alcalde de Berisso Fabián Gagliardi y el avellanedense Jorge Ferraresi, quién parecería contar con las mayores chances de reemplazar a Nardini.

Otra alternativa que se hecho a rodar fue la del actual ministro de Obras y Servicios Públicos nacional, Gabriel Katopodis, aunque fue perdiendo fuerza con el transcurrir de los días.

Por su parte, el Frente Renovador mantendría su parcela en el gabinete de Kicillof con Jorge D´Onofrio al frente de la cartera de Transporte.