miércoles 18 de septiembre de 2024 - Edición Nº2114

Gremiales | 17 nov 2023

ELECCIONES

La generación Alfa al rescate: los colectivos de nerds le pusieron un freno a Milei

Otakus, Swifties, fanáticos de Star Trek y Star Wars se pronunciaron contra el libertario y dieron vuelta la balanza juvenil. El fenómeno empezó como el propio Milei, por consumo irónico, pero después se masificó. Por qué se organizan alrededor de una serie y abandonan la política tradicional.


Por: Diego Lanese

Gracias a un reel de Instagram, enviado por mis amigos Luciano y Víctor, caía en la cuenta que en el mismo momento que el ex presidente Mauricio Macri puso bajo su ala protectora a Javier Milei, estaba repitiendo la trama de Star Wars III, La revancha de los Sith. En la mejor película de la saga, Palpatine decide llevar al lado oscuro a Anakin Skywalker, luego que su anterior aprendiz, el Conde Dooku, muere degollado por el joven padawan. Tal vez por esta increíble coincidencia, a los pocos días los fanáticos de este universo, entre los que me incluyo desde que una tarde de los 80 me topé con una de las películas en esas interminables tardes de sábados de súper acción, se pronunciaron contra Anakin/Milei. “Hemos visto caer a la República y sabemos lo que representa el imperio y el nuevo orden. No seamos cómplices con nuestro voto de la caída de la democracia, tal como dijo la senadora Padme Amidala. Por eso decimos no a Milei”, dice el documento, el final de una serie de pronunciamientos que incluyeron a los fanáticos de Star Trek, K-Pop, Swifties, rolingas, Otakus, “nenas de Sandro” y seguidores de la Mona Jiménez. Todos rechazaron las ideas del libertarios y le dieron una dosis más de lisergia a la campaña electoral más tensa y surrealista que recuerde este país. Pronunciamientos que además equilibraron la balanza del llamado “voto joven”, que se creía estaba acaparado por el universo pibardo, pero que la rebelión de los nerds dio vuelta, como las generales.

 

La avalancha de comunicados de estos colectivos marcó la vuelta a escena de la generación Alfa, que define a las personas nacidas y criadas en un mundo totalmente digital. De hecho, su aparición coincide con el lanzamiento del primer iPad por parte de Apple, en el 2010. Los textos se apalancan en ejes temáticos de estos universos, como explica el difundido por la cuenta Remeras Rojas, el colectivo de fanáticos de Star Trek, esta serie “tiene valores contrarios a los de Milei. Nos basamos en sus dichos públicos y la plataforma electoral: los derechos laborales, sociales, el foco sobre las minorías y principalmente la reivindicación la dictadura. No es negociable". Este mecanismo de buscar en sus series o películas preferidas movilizó a otros colectivos, que incluso militaron en la calle el rechazo. El más visible fue el de las Swifties, seguidores de Taylor Swift, que pusieron carteles y proclamas en los multitudinarios recitales de River Plate, e intercambiaron pulseras con consigna contra el libertario y a favor de Sergio Massa. Así ganaron la pelea en un terreno fértil para el discurso “anti política” y apático, tomando como premisa el rechazo que la cantante pop expresó en otro momento por el ex presidente estadounidense Donald Trump. Incluso alguna versión trasnochada esperó un pronunciamiento de la estrella, otro capítulo de esta campaña marcada por la inverosimilitud.

Ante una propuesta política que prioriza el individualismo extremo como filosofía y reivindica el genocidio de los 70, estos jóvenes se ven interpelados, y a diferencia de lo que sucedió con los pibardos –que vieron en esto una oportunidad de recuperar el terreno perdido –decidieron pronunciarse. El problema fue que de enfrente no encontraron dónde ser escuchados. La Cámpora, otrora instrumento juvenil de un peronismo impregnado de progresismo, está muy dedicado a apuntalar dirigentes en el entramado del conchavo estatal, y parece haber abandonado la representaron de esos chiques, que ya no se emocionan con consignas sacadas del Mayo Francés y vienen sufriendo los años de crisis económica, profundizada por una pelea interna que socavó las bases de un gobierno que incluso eligieron. Ante esto, eligieron sus películas, series y artistas populares preferidos para encontrar el sentido de pertenencia, el abrazo contenedor y el canal de expresión para pronunciarse contra el libertario y su paradigma. Una especie de micromilitancia colectiva.

 

La crisis de los partidos políticos no es nueva, y se profundiza en tiempos de deterioro económico. El peor efecto de esta situación es que deja el terreno fértil para supuestos discursos disruptivos, que no hacen más que alentar el escepticismo. La respuesta fue una organización colectiva distinta, heterogénea, sin conducción pero con destino, que marcó el camino que muchos integrantes de la política formal abandonaron o no saben cómo retomar. El repudio decidido a Milei de estos espacios se contrapone al de la izquierda profesional, por ejemplo, que decidió sostener ese núcleo duro que más que revolucionaria la hace testimonial. El FIT sigue pagando la haraganería dirigencial de decir “son lo mismo” en 2015, abriéndole la puerta a la vuelta del neoliberalismo, y de sostener viejos postulados heredados de la tradición antiperonista de los seguidores de Lenin y Trosky. Así, en una década de construcción se volvieron una beca legislativa que comparten unos 10 dirigentes rotativamente, lejos de una fuerza de transformación política y social. Si hasta se extrañan las épocas de votos programáticos y consignas descabellada pero auténticas, como la “nacionalización de la banca con control obrero”.

En La rebelión de las masas, José Ortega y Gasset explica casi poéticamente esta situación. El concepto de “hombre-masa” permite entender la forma en que funciona estos mecanismos que en esta elección explotaron. Para el español, el “hombre-masa” es “libre, racional, individualista. Pero, lejos de tener criterio propio y ser capaz de distanciarse de la masa, es un individuo sin individualidad”. Dicho de otra forma, agrega Ortega y Gasset, “el que debería ser un individuo autónomo no es más que una masa informe que se deja informar por los medios de comunicación de masas”. Por eso, como explica Raquel Noriega, “a lo largo del siglo XX, en Europa, el ‘hombre-masa’ se refugió en el fanatismo ideológico y en los fascismos”. Hoy, vuelve potenciado por la lógica de las redes sociales, ávidas de opiniones más que de conocimiento. A esto, la política no supo cómo abordarla, peleó en un terreno que le es esquivo y terminó acorralada por una propuesta como la libertaria. Cuando parecía todo perdido, esta generación salió al rescate, y aportó su organización para ponerle un freno a la oscuridad.

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