

Marcela Pereyra, nuera de la jubilada de 83 años que falleció tras ser atropellada por un colectivo de la línea 318 en el centro de Lomas de Zamora, recordó que la víctima era una persona “muy activa y muy lúcida” al tiempo que calificó lo ocurrido como una “gran negligencia”.
Según contó en el ciclo radial de Política del Sur, el chofer manejaba sobre la calle Carlos Pellegrini, en el cruce con Mariano Boedo, cercana a la estación a la que describió como una zona “peligrosa que refiere a tener los reflejos muy activos”. “Doblaba mirando en dirección derecha a las vías, para ver que no viniera nada ni nadie, pero al mismo tiempo doblaba y, por la senda peatonal, cruzaba la señora, abuela de mi hija, mi suegra, Ana María Espíndola”, explicó sobre el hecho.
“Lamentablemente no la vio”, agregó y manifestó que la víctima vivía sobre la calle Portela al 200, por lo que “conocía muy bien las calles, las direcciones de los vehículos, de los colectivos”. Recalcó que era una mujer “se manejaba sola” y tenía “total autonomía”.
📌 #Policiales [AHORA🔴]🗣️🎙️Al aire Marcela Pereyra, nuera de la jubilada fallecida en Lomas de Zamora tras ser atropellada por un colectivo.
— Política del Sur (@PoliticaDelSur1) November 15, 2023
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Además, remarcó que “cuando uno dice ‘un accidente’ es como devaluar la cuestión”, ya que se trata de “una persona que no cumplió con las condiciones a las que tiene que responder un chofer de un colectivo”.
“Hablamos de alguien que se supone que está sentado porque lleva adelante la responsabilidad de muchas vidas en su transporte, por lo tanto, tiene una responsabilidad colectiva, de gran impacto en la opinión pública”, subrayó.
Ante las sospechas de que el conductor estuviera haciendo uso de su teléfono celular mientras manejaba al momento del hecho, precisó que al no haber pasajeros a bordo no cuentan con testigos.
No obstante, aseveró que en varias oportunidades vio a los conductores “usando sus dispositivos y haciendo malabares, equilibrio entre levantar la mirada, el semáforo, la puerta que se abre y el ojo a la izquierda mirando un mensaje”. Advirtió que estas actitudes traen consecuencias que son “irreparables”.
En tanto, Pereyra mencionó que Espíndola hace 23 años perdió a su hijo de 38 años de edad en un accidente de tránsito, por lo que éste no fue el primer caso que sufrió la familia.
“Tenemos antecedentes de los tiempos de la Justicia, de contar con pruebas pero también ajustarnos a los tiempos que nos impone, pero no por eso desistimos”, enfatizó.
Respecto de la causa judicial, detalló que lleva como carátula “homicidio culposo”, aseguró que el acusado se encuentra libre y que, como prueba, disponen las imágenes de la cámara de seguridad de la vía pública, que apuntó que es el “testimonio de mayor evidencia que da cuenta de la imprudencia de este chofer”.