

Por: Federico Cedarri
Axel Kicillof encara el último trecho de campaña hacia octubre con inocultable preocupación por el deterioro de la situación económica y sobre todo porque aún no se ha logrado mensurar en su real dimensión la magnitud del impacto de la devaluación inmediatamente posterior a la PASO en el conurbano bonaerense.
Allí, la inflación en alimentos superó el 12 por ciento en agosto según consultoras privadas y se espera una marca similar o mayor para el mes en curso, lo cual condiciona cualquier estrategia de mitigación como lo fue la asignación de una suma fija para trabajadores registrados prohijada por Sergio Massa.
Kicillof cumplió con la premisa de acompañar al candidato presidencial en esa jugada aunque lo acotó a un solo bono de 30.000 pesos en septiembre dejando en claro que la negociación paritaria que encara con los estatales le está ganando de manera palmaria a la inflación.
No obstante, el Gobernador habilitó un grifo de recursos para aquellos municipios que no puedan hacerse cargo de pagar el beneficio salarial.
Los mayores demandantes son los alcaldes opositores de Juntos por el Cambio que también reclaman el pago de fondos adeudados a los distritos que regentean, que habían sido oportunamente acordados durante la negociación del Fondo de Infraestructura Municipal cuando se sancionó el presupuesto 2023.
El Gobernador bonaerense no se cansa de advertirles a los alcaldes oficialistas que la irrupción de Javier Milei trastoca el escenario político de una manera determinante: “Axel les manifestó a los intendentes peronistas bonaerenses que tienen que tener conciencia de que va a ser muy complejo acordar un agenda mínima que contemple las necesidades de los municipios con Milei”, explica un legislador provincial peronista visiblemente preocupado a este portal.
Cerca del Gobernador mantienen cierto optimismo en que tanto los alcaldes como los referentes distritales del Gran Buenos Aires comprendan el perjuicio que podría acarrearle a las arcas provinciales un triunfo del libertario en la órbita nacional: esa hipótesis es considerada como plausible en el Palacio de Dardo Rocha y es por eso que Kicillof no se cansará de "comerle la cabeza" a los intendentes para que hagan los deberes y no práctiquen delivery de boletas en el turno de octubre.
Los alcaldes escuchan al Gobernador pero hacen su juego, buscarán la supervivencia política buscando municipalizar sus campañas y en cierto modo dejarán al libre albedrío lo que pueda pasar sobre todo con la candidatura presidencial de Massa. “A Axel lo van a cuidar más porque es la orden prioritaria de Cristina”, desliza una fuente peronista a PDS.
Kicillof insistirá con la ya consabida campaña del miedo donde alerta de los males que podrían aventurarse en caso de que el peronismo no continúe gobernando los destinos de la provincia y el país: “Volverían a desmoronar todo lo construido como hicieron en 2016”, azuza el mandatario ante legisladores y alcaldes del palo según reconstruyó un parlamentario provincial ante PDS.
Pero además, adoptará como aditamento una actitud contemplativa hacia un electorado cansado y desilusionado con la situación económica: “Debemos hacer autocrítica, reconocer que no se han hecho las cosas de la mejor manera pero que ha habido condicionantes como la pandemia y la sequía que nos vació de dólares”, justifican los cortesanos del mandatario.
No obstante, desde la gobernación bonaerense instan a la militancia a salir a buscar a quienes no han votado o han sufragado en blanco sospechando que allí se encuentra un ex votante del otrora Frente de Todos en 2019: “Tenemos que recuperar una parte de todo lo perdido”, avisan.
Tampoco hay un acuerdo unívoco sobre la temática discursiva para enfrentar a Milei, mientras algunos se endurecen y lo atacan por todos los flancos, en La Plata tienen una opinión contraria, sostienen que el libertario está en la cresta de la ola y no le entran las balas: “Hay que apelar al convencimiento en el contacto cara a cara, seguir escuchando a la gente y no subestimarla”, recalcan ante este portal.
El Gobernador bonaerense al igual que el ministro candidato, Sergio Massa, saben que deben mejorar indefectiblemente el piso en la provincia de Buenos Aires para garantizar al mandatario provincial su reelección y al tigrense su acceso al ballotage.
Kicillof buscará comprometer de alguna manera la participación aunque acotada de Cristina Kirchner en algunos actos en el conurbano, considera que la Vicepresidenta es fuerte en esos territorios asolados por la desesperanza y que su presencia rivalizaría con la de Javier Milei: “Cristina es la única que puede frenar el avance de Milei en el Gran Buenos Aires”, pronostica un diputado provincial peronista.
Mientras tanto, el Gobernador continuará activo en su contrapunto con el líder libertario, predicará sobre la necesidad de la continuidad de políticas públicas que amplíen derechos y despotricará sin pausa contra los que pregonan el efecto derrame del mercado: “Kicillof no tiene más argumento discursivo que encarar la campaña de esta manera, un enfrentamiento directo con Milei que lo ponga en la antípodas del libertario, tiene el perfil para hacerlo mucho mejor que Massa que tiene que sobreactuarlo”, sostiene un analista de opinión sobre el transcurrir de la campaña ante la consulta de PDS.