Por: Federico Cedarri

La incertidumbre es la principal característica que invade al peronismo bonaerense en general y al gobernador Axel Kicillof en particular en la cortedad de miras que nos separan del domingo 13 de agosto.

La incógnita central que hoy no pueden discernir los sondeos que consume periódicamente el Gobernador radica en conocer si los menores guarismos que hoy tiene el candidato presidencial, Sergio Massa, respecto a los intendentes y al mandatario provincial, podrían contribuir a tirar al resto de la boleta hacia abajo.

Ese temor embarga a Kicillof desde antes de la definición del candidato oficialista, de hecho tenía las mismas reservas cuando fue tirado al ruedo por el cristinismo el nombre de Wado de Pedro: “Axel está preocupado por el efecto de la candidatura presidencial sobre la suya, pero todo el mundo le responde de la misma manera, que tenía que haber sido él el candidato a presidente porque adhería como nadie el voto duro de Cristina”, resume a PDS un legislador provincial.

En rigor, Kicillof pensaba en su fuero íntimo que el ministro de Economía, Sergio Massa, iba a cosechar adhesiones por fuera de los votos que hoy garantiza como piso el kirchnerismo con la impronta de Cristina: “Hay una brecha importante entre lo que mide Sergio, los intendentes y Axel”, desliza con preocupación un referente peronista que monitorea encuestas todo el tiempo.

En el Palacio de calle 6 entienden además que el proceso electoral que se avecina está jalonado por escasas certezas.

Los alcaldes transmiten la poca predisposición que hay en las barriadas para ir a votar el 13 de agosto. “La apatía se parece mucho a la desesperanza”, sueltan cerca del Gobernador.

En rigor, las alarmas están encendidas en el peronismo bonaerense, se sospecha que existe un piso demasiado alto en lo que tiene que ver con la posible poca participación, es por eso que tanto Massa como Kicillof insitirán esta semana en su súplica a los bonaerenses para que concurran a las urnas. “No nos puede pasar lo mismo que en la PASO del 2021 porque esta es una elección ejecutiva y la ponderación en el colectivo de la opinión pública es distinta”, agrega otro legislador ligado a los intendentes.

El peronismo necesita imperiosamente que vaya a votar la mayor cantidad de gente posible, la apuesta pasa porque el 13 de agosto el aparato tradicional territorial funcione sin baches para por lo menos garantizar un piso de participación cercano al promedio histórico del 68%.

Creen que hay un nicho de votantes del otrora Frente de Todos de 2019 que hoy se encuentran profundamente desencantados y a los que hay que ir a enamorar nuevamente.

En ese menester, Kicillof no deja de insistir sobre la importancia de la territorialidad de los intendentes y fundamentalmente insta a la militancia a moverse raudamente en los barrios e ir casa por casa a recuperar los votos perdidos: “Hay que recrear la mística del peronismo y advertir que si gana Juntos por el Cambio estarán peor que ahora pese a todas las dificultades existentes de las que nos hacemos cargo, hay que acentuar esfuerzos y convencer de que vayan a sufragar los que quieren abstenerse”, se escucha en la Casa de Gobierno de La Plata.

El tramo final

Con las dudas existentes sobre si Cristina Kirchner se unirá al cierre de campaña bonaerense en Merlo, Kicillof apunta a redoblar esfuerzos en el conurbano y en distritos claves del interior provincial en los que considera indispensable recuperar recorrido.

El Gobernador incursionó en los últimos días recorridas por la Primera Sección electoral, fundamentalmente en los partidos del oeste como Moreno, Merlo, Morón Ituzaingó y J. C. Paz donde los sondeos le advierten sobre un desencanto importante con el frente oficialista.

Aunque la gran apuesta será la Tercera Sección, donde tanto Kicillof como los alcaldes se han juramentado llegar como piso al 45% de los votos que obtuvieron en las legislativas del 2021. “Por debajo de ese número se nos complica de sobremanera”, admiten.

La mayor atención del peronismo bonaerense en los días postreros de la campaña hacia la PASO estará focalizada en reforzar el voto propio y acentuar la militancia en los conglomerados populosos del Gran Buenos Aires para conseguir nuevamente el favor de los sectores sociales, hoy profundamente desencantados, que colaboraron en la victoria rotunda del peronismo en la provincia de Buenos Aires en el 2019.