Por: Federico Cedarri

La participación de Cristina Kirchner en la campaña bonaerense será una realidad en los próximos días, pero lo que se pensó en un primer momento como una jugada de apuntalamiento a las chaces del gobernador Axel Kicillof hoy se reconfigura como un gesto hacia la candidatura de Sergio Massa.

Es que al ministro candidato le cuesta fidelizar el voto duro del kirchnerismo que se rehúsa a votar al tigrense al que sienten como alguien extraño, ajeno a la batalla dialéctica que han liberado los fieles de la Vicepresidenta .

No se vio a Massa exigiendo la democratización de la justicia y despotricando contra los integrantes del máximo tribunal como así tampoco en ninguna cruzada contra el Grupo Clarín y el resto de los medios a los que el ala dura del kirchnerismo denosta y califica como hegemónicos.

También se observa que ese núcleo, que tiene recelos hacia el ministro candidato, podría volcar sus votos a Juan Grabois en la PASO del 13 de agosto como una forma de mostrar disgusto por la designación del tigrense como candidato de la unidad por lo que consideran la burocracia del Partido Justicialista.

Vale aclarar para aquellos desencantados que tanto la Vicepresidenta como las principales espadas en La Cámpora están plenamente consustanciados con la candidatura de Sergio Massa.

Cristina lo demostrará con apariciones al lado del candidato durante las próximas semanas, pero buscarán que las mismas se lleven a cabo en algunos territorios específicos afines y que tengan como característica principal la acotación.

Es que a nadie escapa que el protagonismo dentro del peronismo sigue estando del lado de la Vicepresidenta, y que cualquier evento que cuente con su presencia capitalizará irremediablemente la mayor atención relegando  en un segundo plano al tigrense lo cuál no resulta demasiado auspicioso para el candidato oficialista.

En rigor, cerca de Sergio Massa entienden que la candidatura de Grabois sirve de sobremanera para el proceso interno porque evita fugas hacia cualquier opción de izquierda, pero el inconveniente que comienzan a plantear puertas adentro es que el referente social pueda llegar eventualmente a superar los cinco puntos tolerables para el círculo que rodea al tigrense.

Hay algunos sondeos en el conurbano, tierra fértil del cristinismo, que lo exhiben a Grabois midiendo arriba de 10 puntos.

En ese sentido, es que se piensa en el comando de campaña de la fórmula Massa- Rossi que la presencia de Cristina con el ministro candidato buscaría direccionar los votos de los fieles hacia el titular de Economía: la idea es que si Cristina aparece con Massa es porque lo está acompañando, lo apoya, no así a Grabois con quién no compartirá ningún acto”, destaca un referente de Unión por la Patria a PDS.

Grabois es candidato en las PASO porque tanto Cristina como Máximo Kirchner lo permitieron, de hecho va adherido en las boleta con todos los alcaldes bonaerenses lo que le negaban en su momento a Daniel Scioli.

Neutralizar filtraciones hacia la izquierda es la jugada de Cristina para evitar una dispersión antes de la PASO, aunque le niegan al referente social cualquier tipo de apoyo simbólico en la campaña, de hecho Grabois no recibió ni siquiera el respaldo del resto de los dirigentes sociales: tanto los evitistas Emilio Pérsico como Fernando “Chino” Navarro le besaron el anillo al ministro candidato en el quinto piso del Palacio de Hacienda.

Invisibilizar a Grabois en la escenografía peronista del conurbano no estaría rindiendo sus frutos a razón de que sería el lugar donde el amigo del Papa Francisco estaría cosechando las mayores adhesiones, relativizando desde ya el papel de las encuestas.

Cristina Kirchner está alarmada por la derrota electoral contundente del peronismo en Santa Fe, lo cual dota a la provincia de Buenos Aires de una importancia estratégica y en ese sentido es que la Vicepresidenta ha decidido involucrarse de lleno en la campaña bonaerense.

Otra estrategia después de la PASO

Nadie duda que, mas allá de alguna escamaruza de Juan Grabois rapiñando votos en el conurbano bonaerense, Sergio Massa representará a Unión por la Patria el 22 de octubre.

La apuesta del tigrense es que quienes respalden al referente social en la PASO de manera posterior se alisten detrás de su postulación por disciplina partidaria, ante lo cual el protagonismo de Cristina cobrará una trascendencia inusitada para consolidar aquel propósito.

El escenario siguiente a la PASO obligará al ministro a despegarse de Cristina  para perseguir el voto moderado del espectro ideológico que expresa rechazo hacia la Vicepresidenta: “Massa deberá ensayar algo bastante complejo a priori porque deberá distanciarse de Cristina  pero evitando con esa jugada no lastimar a los duros que lo miran de reojo”, explica un analista de opinión a este portal.

El tigrense añoraría que la PASO opositora sea ganada por Patricia Bullrich para explorar el perfil halcón de la Piba y emparentarla más fácilmente con el macrismo y la derecha.

Entiende que con la ex ministra de seguridad enfrente podrá apostar a un escenario más placentero de polarización, donde no debería correrse demasiado al centro y podría mostrarse como garante de los derechos sociales argumentando que la Piba conculcaría los mismos.

“La campaña del miedo funcionaría mejor con Bullrich que con Larreta”, confiesa un legislador provincial peronista a PDS.

En cambio, si el vencedor es el alcalde porteño se le complicaría de sobremanera a Massa la captación de un electorado de centro ya que los dos candidatos pescarían en la misma pecera y a la vez despuntaría pocas chances de sumar desencantados del ala dura PRO por una hipotética candidatura de Larreta.