Por: Federico Cedarri

El radicalismo bonaerense se juega mucho en la contienda interna de Juntos por el Cambio que se llevará a cabo el 13 de agosto de 2023.

Los dos bandos entre los que se dividió el politburó de calle 51 afilan las armas y se aprestan a lograr un predomino que puede dotarlos de un protagonismo fundamental para el ruedo interno que por otra parte ya mostraba grietas antes del cierre de listas.

El titular radical Maximiliano Abad finalmente, y después de algunos coqueteos con el larretismo sobre fines de 2022, cerró trato con Patricia Bullrich y logró en cierta manera colocar mayoritariamente a su gente en las listas seccionales del interior donde es predominante el partido centenario.

Hay un disgusto indisimulable en el abadismo con Facundo Manes y su sinuosa trayectoria desde que en la PASO de 2021 emergió como un outsider que luego contradijo el deseo partidario de que fuera candidato a gobernador obcecado con llegar a la Casa Rosada.

Preso de aquella obsesión, el radicalismo bonaerense comenzó un enfrentamiento silencioso con el titular partidario nacional, Gerardo Morales, con quien comenzaron a rivalizar propugnando la postulación de Manes.

Sin embargo, el intento del médico diputado de buscar ampliar la alianza hacia el peronismo y las diferencias que esgrimió con el PRO terminaron diluyendo su apetencia presidencial y finalmente terminó catapultado en los brazos del larretismo: “Manes hizo todo al revés, primero criticó a Macri y después se juntó con Macri, cuestionó a Larreta y terminó cerrando ahí con cargos para los amigos”, lo cruzó durísimo un referente radical cercano al abadismo.

El médico negoció lugares a salir para parte de su tropa, el abogado platense Pablo Juliano va tercero en la boleta de diputados nacionales de Santilli, mientras que el chacabuquense Víctor Aiola ingresó en puestos a salir dentro de la boleta larretista de la Cuarta Sección Electoral que manejó Pablo Petrecca, intendente de Junín y patrón de la región.

Más allá del traspié con Manes, el abadismo creyó recuperar la iniciativa con el acuerdo cerrado con Patricia Bullirch y hoy se encuentra empujando la candidatura de Grindetti en la provincia de la mano de la veintena de intendentes que le responden y posicionando al jefe del foro de alcaldes biona blanca, Miguel Fernández, como segundo del lanusense.

“Nos inclinamos hacia el bullrismo porque simplemente vemos en la proyección que se lo lleva puesto al larretismo”, sostiene pragmático un legislador provincial centenario ante la consulta de  PDS.

De hecho, el radicalismo abadista le brindó a Bullrich el soporte para fiscalizar la provincia, si bien la Piba mide bien en las encuestas flaqueaba de estructura en la provincia. “El radicalismo podrá no ser fuerte en el conurbano pero tiene los fiscales que le escaseaban a Bullrich, fue un acuerdo de múltiple conveniencia”, sostienen cerca de Abad.

El titular radical pobló las listas seccionales con parte importante de su gente, manejó la birome en la Cuarta donde colocó a la cabeza al ex salvadorista Valentín Miranda.

En la Quinta Sección, la de Abad, se puede decir que junto con el alcalde marplatense Guillermo Montenegro en un acuerdo tácito de no agresión fueron llenando escalonadamente los casilleros de las dos boletas de los postulantes amarillos.

En ese enclave electoral con preponderancia de Mar del Plata, Abad logró que por la lista de Grindetti encabece el subsecretario Legislativo de la Cámara de Diputados bonaerense, el otrora mariottista Diego Garciarena.

En la Séptima puntea Alejandra Lordén, vicepresidenta del radicalismo nacional y quien peleaba palmo a palmo con Miguel Fernández la candidatura a la vicegobernación por el bullrismo.

En la Sexta, también Abad puso en el primer puesto a la ex funcionaria de Daniel Salvador en el Senado Bonaerense, Nerina Neumann.

El possismo distanciado

El sector que responde al intendente de San Isidro y candidato a vicegobernador de Santilli, Gustavo Posse, siempre rivalizó con el abadismo y lo miró de reojo, le pidió interna para definir entre afiliados quién representaría al radicalismo en la provincia y sufrió el desaire del marplatense.

Eso fue lo que motivo que volviera a reeditarse aquella alianza con Evolución Radical que tuvo lugar durante la interna de marzo de 2021, y pese a haberse avanzado hacia una lista de unidad en marzo de 2022 para el Comité Provincia siempre existió el resquemor y la desconfianza entre el titular radical y los seguidores de Posse y Lousteau.

El cierre con Larreta y Santilli de parte de los dos sectores díscolos vino a poner blanco sobre negro, hoy aspiran a ganar la interna con el larretismo a fin de ostentar ese crédito cuando emerja una nueva reconfiguración partidaria. “El espacio que gane la interna de agosto tendrá un rol preponderante en el nuevo radicalismo bonaerense que despuntará en el 2024 cuando haya que renovar nuevas autoridades”, sacan pecho en el possismo.