viernes 26 de julio de 2024 - Edición Nº2060

Provincia | 29 may 2023

BELICOSIDAD DE HALCÓN

Taser y tiros por la espalda: el estilo Bullrich que probarán Grindetti y Urreli

El diputado será el jefe de campaña del intendente. Las PASO confrontarán dos estilos. Tanto Urreli como Grindetti fundaron su imperio en la moderación. Ahora Bullrich exige otra conducta.


Por: Ricardo Carossino

Desde que comenzó su hazaña lanusense, allá por el 2015, el intendente de Lanús, Néstor Grindetti, supo cultivar un perfil señorial de tono medido y cuidado, para no romper el equilibrio que exige el conurbano bonaerense entre políticos, agrupaciones sociales y sindicatos.

El hombre que, si bien supo enfrentar al kirchnerismo local con mano férrea, públicamente se mostró siempre amigo del diálogo. Manejó una agenda opositora de color amarillo rabioso, pero sin apegarse demasiado de los discursos de odio que construyeron Patricia Bullrich, Mauricio Macri y los periodistas amarillos de La Nación +. Sin embargo, eso podría estar por cambiar.

Se viene una interna a cara de perro por la imposibilidad de un acuerdo entre el ala dura de Bullrich y el ala moderada de Horacio Rodríguez Larreta. A tales niveles de confrontación llegó esa guerra interna que ahora pasó a los municipios. “La piba” puso como condición para no presentar candidaturas en los 135 distritos bonaerenses que Larreta “comparta” a Diego Santilli en ambas boletas bonaerenses, y formar así la famosa “V”: dos precandidaturas a nivel nacional, una en la provincia de Buenos Aires, pero el pelado dijo “no”.

Ahora a los intendentes no les quedará más remedio que competir en una boleta “I”: es decir, sin compartir candidatos hacia arriba, pese a que encuentran la decisión como “insólita” y “absurda”, con el temor latente de no alcanzar el caudal de votos necesario para retener el distrito.

Se abre una incógnita en Lanús, en donde se espera que ahora Rodríguez Larreta se anime a tentar a un amarillo o a un radical que para que se rompa la armonía interna de Grindetti y Diego Kravetz (muy poco estimado dentro de Juntos).

Pero más allá del pago chico, Política del Sur confirmó con una fuente de Juntos de Lanús, que el intendente local quería bajarse, acordar un buen lugar en una lista y acomodarse junto a Santilli. Ese plan salió mal y ahora aparece en escena el presidente segundo de la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires y mano derecha de Grindetti, el diputado Adrián Urreli.

En este momento, lo único que une a Grindetti y Santilli es que los dos precandidatos tendrán la lapicera para cerrar los acuerdos electorales con los diferentes socios de Juntos por el Cambio, pero en lo discursivo, las diferencias se empezarán a notar por orden de Bullrich.

En el peor de los escenarios para los intendentes amarillos del territorio bonaerense, donde tendrán que padecer las amenazadoras listas “I”, se verán las caras dos perfiles distintos: un larretismo crítico con el kirchnerismo (la marca del orillo del PRO), pero sin ánimo de agrandar la grieta y un macrismo dispuesto a tomar parte del guión destructivo de Javier Milei.

Grindetti y pero sobre todo Urreli, serán los responsables de armar una campaña dentro de los parámetros de un espacio macrista que, ante todo, está sospechado incluso de ser parte del intento de asesinato de la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández.

De hecho, la primera gran diferencia entre Grindetti y Bullrich, fue la toma de posición ante el atentando contra la vida de la vicepresidenta. La conducta de ambos es sustancialmente distinta. La belicosa Bullrich, eligió alentar la celebración del hecho, al no repudiarlo y ahora aparece además como sospechosa de manejar información sobre lo ocurrido junto a Gerardo Milman (borrado de datos telefónicos en su propia oficina).

En cambio, Grindetti tuvo una posición totalmente anti patotera cuando luego de conocerse las imágenes del atentado, declaró atinadamente: “Fue dramático, horrible, está mal y me da mucho temor. Si terminamos naturalizando la violencia la sociedad va a tener muchos problemas”.

Precisamente esa violencia que Grindetti no quería naturalizar, está ahora cercada por el discurso armamentista de Bullrich, que pregona el uso de militares para la seguridad interior, el uso de las Taser (que servirían para infligir maltratos y torturas a destajo) y la represión del delito por la espalda, educando policías en la tristemente célebre “doctrina Chocobar”, sin medir el riego del error del disparo por la espalda.

Pero lo más incongruente de la ex ministra de Seguridad es su patética frase, “el que quiere andar armado que ande armado”, cuando dice pretender combatir el delito y el narcotráfico, alentando así la libre compra de armas para cualquier persona.

Se viene un trabajo difícil para Urreli como jefe de campaña bonaerense, que ha sabido darle relevancia al trabajo tras bambalinas eligiendo el perfil bajo con un estilo conciliador y dialoguista ayudando al otro moderado radical, Maximiliano Abad en el bloque unificado, haciendo equilibrio en una cámara arreciada por la interna entre “halcones” y “palomas”. El “dos” de Grindetti es además el armador de las estrategias interpartidarias con buena llegada al jefe de Gabinete provincial, Martín Insaurralde.

El diputado provincial tendrá que evaluar el modo campaña para un personaje político como Grindetti, un moderado por vocación, que siempre estuvo lejos de la provocación y que construyó un círculo dialoguista, aún con la oposición.

Esos dos hombres, tendrán que diferenciarse ahora, de los abanderados internos de la moderación. Larreta y Santilli son críticos del kirchnerismo, pero tratan de construir puentes que trasciendan la grieta en términos políticos, aunque no económicos, como cuando el pelado se sentó junto a Alberto Fernández apenas empezada la pandemia.

Larreta y Bullrich son lo mismo en cuanto a las ideas filoliberales, enemigos acérrimos de lo que ellos llaman “populismo”, pero las diferencias aparecen cuando tienen que mostrar los métodos para imponer el mismo programa económico, como cuando ante un paro nacional en 2017, la entonces ministra de Seguridad acusó al jefe de Gobierno porteño de no ser “estricto” en la aplicación del Protocolo Antipiquetes.

Las diferencias no son antagónicas, claro, pero tienen matices interesantes. Desde el larretismo trabajan en una legislación para lo que llaman “regular la protesta”, pensando en sanciones económicas y hasta prisión.

Por el lado de Bullrich, nada de miramientos y abonando la esencia de meter bala: “Si perdés frente a un grupo violento, con una ley clara y muy concreta, se puede utilizar a las Fuerzas Armadas para que en ese territorio rija la ley y la Constitución”, dijo la ex ministra de Seguridad.

En ese contexto lo más fuerte y jugado que dijo el intendente de Lanús fue: “Tenemos que eliminar la intermediación y los Belliboni, Grabois, Pérsico de la vida y se van a tener que buscar un laburo decente”.

Otro de los perfiles a los que Grindetti y Urreli se verán pegados es a la visión del sindicalismo al que Bullrich considera “un grupo de chorros” para agregar que “todo sindicalista que no pueda justificar de dónde sacó la plata tendrá consecuencias”.

¿Alguien se imagina a Urreli recomendándole a Grindetti decir esto cuando el ex ministro de Economía porteño vivió dialogando con municipales y demás gremios que constantemente reclaman a los ejecutivos?

En un enfrentamiento que en su momento Grindetti tuvo con ATE por la condena judicial contra Cristina Kirchner, el intendente expresó en su cuenta de Twitter con el mayor tono de condena que supo elaborar: “Los dueños del estado son los vecinos, nunca los sindicalistas de ATE. El estado tiene que brindar servicios, no puede transformarse en rehén de una disputa judicial”.

Urreli y Grindetti tendrán un trabajo arduo, entre elegir el estilo provocador, prepotente y armamentista de la ex dirigente montonera, o crear consensos sociales para tratar de ampliar la propuesta y conseguir otros votos con que ganarle a los moderados que representarán Larreta y Santilli. ¿Podrán lograr el equilibrio y convencer por la política? ¿O se convertirán en comandos armados del sargento Bullrich?

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