viernes 26 de abril de 2024 - Edición Nº1969

Sociedad | 26 may 2023

PROBLEMÁTICA EN ASCENSO

Jugadores Anónimos: una problemática social en crecimiento

Desde la asociación civil Jugadores Anónimos en Sarandí y Wilde brindan asistencia a personas con problemas compulsivos que arruinaron sus vidas con las apuestas. Comenzaron con reuniones y grupos en la pandemia para superar los daños ocasionados por el dinero.


La adicción al juego es una problemática social que va en crecimiento, generación tras generación. Lo que en otros tiempos requería de asistir a una sala de casino, hipódromos o la tradicional quiniela, ahora sólo está al alcance de un click con las apuestas on line.

En ese marco, desde la Asociación Civil Jugadores Anónimos en Sarandí y Wilde, brindan ayuda mediante reuniones formadas por grupos que se iniciaron durante la pandemia.

“Soy un jugador compulsivo y estoy en recuperación. Nosotros nos manejamos a través de reuniones, hay 60 grupos en toda la Argentina. El juego compulsivo es una enfermedad reconocida por la organización mundial de la salud y a través de los grupos nos mantenemos en recuperación”, aseguró Gustavo, quien padeció la ludopatía durante dos décadas.

Asimismo, Gustavo reconoció que “son 12 pasos que van encadenados y es lo que nos sostiene”. “Vamos por 24 horas por no apostar y lo manejamos con todos jugadores compulsivos en las reuniones”, explicó en diálogo con Política del Sur.

La ludopatía es una enfermedad emocional, en la cual Gustavo contó que hay dos tipos de jugadores: “Está el social que lo puede tomar como ir al cine, va a una sala y se termina la noche. Aunque los que cruzamos esa barrera, no podemos parar de apostar. Es un problema muy grande que afecta a mucha gente”. Y comparó: “Si ves a un alcohólico, te podes dar cuenta que tiene esa enfermedad. Esto es silencioso y nadie se da cuenta”.

Del mismo modo, expresó: “Es una enfermedad emocional la nuestra. Me sentí atrapado por la ganancia de mis primeras apuestas. Me terminó haciendo mucho daño en mi vida. Yo toqué fondo cuando estafé a un amigo para jugar. En ese momento hice un click y me di cuenta que no era una mala persona. Tuve que sacar un préstamo, me he gastado sueldo, aguinaldo en juego. Me gasté la mitad del préstamo y después me pasó eso de estafar a un amigo”.

La ayuda profesional siempre es importante, al igual que compartir la experiencia con aquellos que vencieron al juego como le sucedió a Gustavo, que es parte de los grupos de ayuda de Jugadores Anónimos que tienen lugar en Sarandí y en Wilde.

“Lo que yo encontré en el grupo fue cuando tenía 42 años y conocí gente más grande y de mi edad. Escuchaba que había gente con mismas características a las mías. Con el tiempo te vas dando cuenta que la problemática es la misma para todos los que atravesamos esta enfermedad”, asumió Gustavo.

Jugadores Anónimos no pertenece a ninguna religión ni tampoco ningún partido político. Sino que simplemente es un grupo de ayuda al jugador para que pueda reorganizar su vida.

“Al principio uno piensa que se va a salvar con cosas materiales, pero después terminas buscando la destrucción va más allá de lo monetario. Refugiarse atrás de una máquina, encerrarse en una sala y no enfrentarse a los problemas de la vida. Las adicciones son todas muy parecidas. Nuestra sustancia es el dinero, es una adrenalina que se va magnificando. Es muy difícil entender para la persona que no atraviesa esta problemática”, remarcó Gustavo.

No obstante, Gustavo recordó que “mis amigos no entendían lo que estaba sucediendo cuando les decía que no tenía plata”.

“En mi primera reunión me fui con un poco de temor, pero con algo alivio. Un día sin apostar ya era estar mejor. La vida del apostador era trabajar, salir, volver a apostar. Así eran mis 24 horas”, rememoró.

“En el programa nos vamos dando 90 días para ir conociendo el programa. Ahí se va viendo si uno tiene deseos de no apostar más. Un día sin apostar es un milagro en nuestras vidas. Nosotros no podemos volver a apostar nada porque se me va el mundo de los sueños del apostador. Con el tabaco pasa lo mismo, no puedo ni fumar uno que siempre voy a querer mas”, admitió.

“No tenemos ninguna relación con la religión, ni política. Las iglesias nos dan la posibilidad de tener un espacio. Este es un problema que va creciendo. Hoy también está la apuesta on line. Cuando yo jugaba me tenía que trasladar a la sala, hoy puedo estar en mi cama y puedo estar apostando”, destacó.

“El que te vende la apuesta es un mundo de ensueño. Todo preparado para engañarte, tenes la plata en tu cuenta. Te venden un mundo ideal que no existe. Tenemos reuniones todos los días a través de un zoom, esto se inició en la pandemia. La familia cumple un rol muy importante. Ellos lo padecen y lo sufren. Es muy difícil que acepten que esto es una enfermedad. Es muy importante la familia en el proceso de la recuperación”, finalizó.

 

 

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