Como si se tratara de una recorrida de compras en un shopping, delincuentes encapuchados aprovecharon la soledad de la noche para llevar a cabo el robo de un insólito botín que dejó indignados a los vecinos de Luis Guillón: arrancaron los medidores de gas y escaparon impunemente de la zona, mientras que las víctimas se quedaron sin suministro y tuvieron que hacerse cargo de los gastos de reparación.

Todo ocurrió durante la madrugada del martes sobre la calle Lisandro de la Torre y la secuencia de imágenes quedó filmada por una cámara de seguridad donde se ve a los tres autores del hecho en plena acción, ante la ausencia de testigos, más que la del perro de una de las personas del vecindario. La mascota advirtió la presencia de los malvivientes y sus ladridos se escuchan en el registro fílmico, aunque no pudieron impedir el robo.

 

 

 

 

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Según informaron los damnificados a Política del Sur, los episodios de inseguridad no serían ajenos en la zona, que al igual que otros puntos de la provincia de Buenos Aires, padece la problemática de los asaltos de motochorros a cualquier hora del día. Sin embargo, esta semana se registró una nueva modalidad delictiva que los dejaron muy preocupados: los robos de más de 10 medidores de gas.

Además de los inconvenientes ocasionados por quedarse sin gas, a eso hay que sumarle los gastos económicos, ya que fueron las mismas víctimas las que debieron pagar la reparación para reponer el suministro.

Los robos de medidos de gas

La venta ilegal de cobre y metales en el mercado negro se convirtió en una salida para algunas personas que no miden las consecuencias de sus actos y pueden provocar una verdadera tragedia. Es el caso de los elementos del medidor de gas, que, se especula que son parte de los robos para la posterior venta al peso de estos materiales en chatarrerías y otros lugares similares

El material de los medidores es una aleación que contiene bronce, lo mismo que las cuplas de enlace del instrumento con la cañería, tanto desde el lado del conducto principal como del que ingresa a los domicilios. Las carcazas de los medidores más antiguos también son de bronce, no así las de los más modernos, que se moldean en plástico.

Por lo general, los delincuentes aprovechan las horas de la madrugada y, según denuncian los vecinos, la ausencia de la policía recorriendo los barrios a esa hora. Además, trabajan de a dos o más y arrancan los medidores de la pared, obviamente para luego venderlos.

El problema más grave es que muchas veces los delincuentes que se llevan los medidores de gas dejan una pérdida y pueden reventar una manzana o una casa y ponen en riesgo la vida de las personas que viven allí.