Por: Federico Cedarri

La interna se desenvuelve sin pausa dentro del Frente de Todos mientras la inflación crece al 8,4 y erosiona los ingresos de los trabajadores con un aumento de los alimentos del 10,1 lo cual constituiría una afrenta para un gobierno que dice representar las ideas de Juan Perón.

Ante la profundización de la crisis económica, Cristina Kirchner considera oportuno replegarse hacia el Instituto Patria donde cranea los próximos pasos a seguir mientras renueva su ataque ya remanido contra el Poder Judicial esta vez cargando contra las cautelares que prohibieron las elecciones a nivel de gobernador en Tucumán y San Juan.

El objetivo supremo de la Vicepresidenta pasa por mantener irremediablemente su cuota de influencia a la hora de abordar la estrategia electoral y fundamentalmente la confección de las listas: “Cristina nuevamente tendrá el poder de la lapicera en la provincia de Buenos Aires y solo la compartirá con los intendentes del conurbano”, desliza un legislador provincial a PDS.

Mientras tanto el otro protagonista central del FDT, el ministro de Economía, Sergio Massa, desengranó sin mucha convicción un paquete de medidas más direccionado a mostrase dinámico en la interna partidaria y que no se socave su ambición presidencial que con efecto concreto sobre el desborde inflacionario.

La Vicepresidenta mantiene aún su alianza táctica con Massa blindándolo de las incipientes críticas que comienzan a brotar sugestivamente dentro de La Cámpora, de hecho el sábado en el Congreso del PJ bonaerense el titular partidario peticionó un bono de suma fija para todos los trabajadores y un medio aguinaldo adicional: una exigencia que Massa no estaría dispuesto a contemplar para no mostrarse doblegado ante la imposiciones camporistas.

Cerca de Cristina deslizan que el respaldo a Massa pasa más por evitar una debacle de la economía que por un apoyo convencido a su hipotética candidatura presidencial.

La Vicepresidenta al igual que el tigrense avala la postulación de un candidato único de consenso: Massa añora contar con la bendición de Cristina y finalmente poder alinear a todo el peronismo detrás de su figura.

Hay sectores del oficialismo que sostienen que será complicado militar una campaña a favor de alguien que no ha logrado doblegar la alta inflación y que según los pronósticos de consultoras privadas durante los próximos meses seguirá con números alarmantes.

Alberto y el acto del 25 de mayo

El presidente Alberto Fernández no se resigna a no ser garante de una PASO dentro del oficialismo, lo ha tomado como una premisa para desenvolver un último acto de arrojo en el tramo final de su mandato.

El primer mandatario delegó en su alter ego Santiago Cafiero la tarea de negociar con el kirchnerismo una nueva representatividad de las minorías, aspira a lograr que con el 25% de los votos se acceda a escalonamientos en las listas.

El Canciller celebró un asado en la sede del PJ de la calle Matheu donde concurrió el albertismo residual que aspira a subirse a la hipotética candidatura de Daniel Scioli como representante de aquel espacio.

De hecho, en aquella cena habría estado presente el parlamentario del Mercosur Gastón Harispe, dirigente ligado a los movimientos sociales, que días después en el Congreso del PJ provincial logró incomodar a Máximo Kirchner pidiéndole internas en todos los niveles.

Más allá de la parafernalia albertista está más que claro que La Cámpora no abrirá el juego en la provincia de Buenos Aires y que nuevamente con el guiño de Cristina volverán a hegemonizar, conjuntamente con los intendentes, los principales lugares de las listas de diputados nacionales y las seccionales provinciales que poblarán la Legislatura.

El kirchnerismo volverá a la calle el 25 de mayo con un acto masivo en la avenida 9 de Julio para celebrar los 20 años de la llegada de Néstor Kirchner al gobierno.

Vale recordar que en la ancha avenida porteña se celebro en 1951 el mítico Cabildo Abierto del Justicialismo donde la multitud vociferó un insistente pedido a Eva Duarte para que acompañase a Perón en la fórmula presidencial.

El kirchnerismo apunta a jugar con la emoción y la nostalgia de aquel hecho particular aunque alimentando la expectativa de una reversión del resultado de antaño, de hecho algunas voces de otros albertistas y periodistas alineados salieron a acicatear la chance concreta de que Cristina utilice el acto para anunciar su candidatura presidencial.

Sin embargo, parece más factible que la movilización sea utilizada para mantener una sustantiva centralidad política que le permita sentarse con fuerza a la mesa de las decisiones sobre fines de junio.

“Cristina se replegará en la provincia de Buenos Aires, es la defensa del último bastión para intentar salvar la ropa allá, aunque dudo de que sea candidata ni siquiera a senadora por lo cual tomaría impulso el posible adelantamiento electoral”, señala otro legislador peronista a PDS.