jueves 28 de marzo de 2024 - Edición Nº1940

Provincia | 17 abr 2023

Peronismo convulsionado

El kirchnerismo acorrala a Alberto Fernández

Ante el silencio de la Vicepresidenta respecto a su estrategia electoral, La Cámpora avisa que tanto Kicillof como los alcaldes del conurbano jugarán con la boleta cristinista en caso de confirmarse una PASO con el albertismo. El Presidente apostaría por Scioli que podría estar acompañado por Tolosa Paz


Por: Federico Cedarri

El peronismo atraviesa una etapa de profunda retrospección donde apunta fundamentalmente a la materialización de reglas claras para ordenar la oferta electoral.

Si bien La Cámpora asumió públicamente que concurrirá al proceso interno contra el albertismo en agosto, desea imponer condiciones que le posibiliten al ganador de la contienda quedarse con la mayor porción de las candidaturas en las listas legislativas.

Desde la Casa Rosada bajan los decibeles a la disputa interna, ya hay emisarios de ambos bandos conversando sobre la posibilidad de bajar el piso para las minorías con la intención de evitar que la agrupación otrora juvenil pueble con su impronta las listas bonaerenses.

Lo que más le preocupa hoy al presidente Fernández, más allá de mantener su centralidad política el mayor tiempo posible, pasa por mantener incidencia en el armado electoral del Frente de Todos.

Desde el albertismo entienden que el mejor escenario sería el de dos fórmulas a nivel nacional y que los candidatos a gobernador e intendentes vayan colgados de las dos opciones.

Esa tesitura es rechazada de plano por el camporismo, ya que entienden que se quedarán con mayoría y minoría en provincia de Buenos Aires donde Fernández no tiene un candidato fuerte y de yapa avisan que Axel Kicillof y los alcaldes del conurbano son tropa propia y enfrentarán a los oponentes que ponga enfrente el albertismo.

La idea de Fernández, amen del off de record donde envalentonado se autoproclamó como quién podría fin a 20 años de kirchnerismo, pasa por colocar el tope de la boleta nacional a un peronista no K.

Hay un grupo de gobernadores justicialistas que se encuentran ajenos a esta puja distributiva y que más allá de las preocupaciones electorales de sus distritos están pensando en el post octubre, y por lo tanto en la menguada influencia que Cristina Kirchner podría tener si es que el oficialismo sufre un revés electoral a nivel nacional.

Los mandatarios provinciales, entre los que se destaca el eje del mediterráneo Juan Schiaretti y el santafesino Omar Perotti, visualizan un escenario similar a los años 80 cuando luego de la derrota del peronismo ante la ola alfonsinista un grupo de referentes como Antonio Cafiero, Carlos Menem y Carlos Grosso avanzaron en un trabajoso proceso de renovación del peronismo contra la estructura de la ortodoxia sindical que controlaba el miguelismo.

“Hoy los mariscales de la derrota los encarnaría el kichnerismo, el Lorenzo Miguel del 83 sería Cristina”, se anima a predecir un referente randazzista que confluye en el espacio del peronismo tradicional.

En este contexto, no debe dejar de mencionarse la influencia de un panorama desalentador para el oficialismo cargado por una inflación creciente con salarios erosionados a lo que se le suma un incremento de los casos de inseguridad que pegan de lleno en el corazón de peronismo, el conurbano bonaerense.

De hecho, los Gordos cegetistas preparan un acto para el 1 de mayo en un estadio cerrado donde cuestionarían los niveles intolerables de inflación y comenzarían a ensayar un lento despegue del Gobierno nacional, molestos en cierta parte por el apartamiento de la discusión electoral y el poco espacio que les brindan en las listas del peronismo.

La Cámpora esboza reparos incipientes a la figura de su por ahora aliado, el titular de Economía, Sergio Massa: le cuestionan además del acuerdo con el FMI los beneficios otorgados al campo como el flamante dólar soja 3.

Está claro que el kirchnerismo duro se encuentra en una encrucijada porque no puede atacar públicamente al tigrense, su última tabla de salvación para la economía, pero al mismo tiempo al desaparecer Mauricio Macri de la escena electoral se ve imposibilitado de explotar la grieta y acicatear la confrontación de dos modelos de país.

Aprestos electorales

Se descuenta que dentro de la órbita del oficialismo una hipotética candidatura de Alberto Fernández no sintetiza al frente oficialista, es justamente por este motivo que el camporismo insiste con que el mandatario se baje de tal hipótesis presurosamente antes de que comience el mes de mayo.

Buscan acorralar al mandatario cerrando la posibilidad de que solo se compita a nivel nacional y lo torean a la titánica tarea de construir un candidato a gobernador bonaerense y plantar postulantes en todos los distritos de la provincia de Buenos Aires.

La Cámpora en su fuero íntimo prevé un triunfo contundente contra cualquier fórmula que ensaye Fernández y comienza a trascender la posibilidad de un binomio presidencial integrado por el ministro del Interior, Wado de Pedro, y el ex jefe de Gabinete nacional, Juan Manzur, de buen predicamento en el interior del país.

Si bien el ministro de Economía, Sergio Massa, continúa jugando a las escondidas respecto a su posible candidatura, quedaría posicionado de lado del cristinismo en un posible enfrentamiento contra el Presidente.

Fernández solo despunta un tibio apoyo de algunas ramificaciones del Evita ligadas al “Chino” Fernando Navarro y de marginales sectores sindicales ligados a los Gordos y ajenos al moyanismo.

Todos los indicios son indicativos de que el Presidente finalmente no sería candidato y que podría propugnar una fórmula compuesta por el ex gobernador bonaerense Daniel Scioli, que entusiasmado comenzó a recorrer nuevamente la provincia desempolvando sus antiguos slogan de consenso y esperanza, acompañado por una dama del entorno presidencial, la ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz.

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