martes 16 de abril de 2024 - Edición Nº1959

Provincia | 28 mar 2023

Ebullición peronista

Cristina no da indicios sobre su futuro político y el FDT sigue convulsionado

El oficialismo no logra salir del estado de confusión y las dificultades económicas conspiran contra el diseño de una estrategia electoral. Pese al Operativo Clamor la Vicepresidenta jugaría como candidata a senadora nacional en la provincia de Buenos Aires.


Por: Federico Cedarri

El Frente de Todos no logra un atisbo de ordenamiento en lo concerniente a lo político, en cierta manera debido a las desavenencias internas pero en gran medida por el condicionamiento económico que no da tregua a la gestión de Alberto Fernández.

A la escasez de dólares crónica que viene afectando sistemáticamente al gobierno desde la salida de Martín Guzmán se le suma una sequía despiadada, que según cálculos preliminares, le privaría al Gobierno de alrededor de 15.000 millones de dólares con el consiguiente perjuicio sobre la financiación de importaciones que necesita el país.

Este panorama trastocó los planes del ministro de Economía, Sergio Massa, que debió apelar como manotazo de ahogado a una medida de alto impacto político: obligar a los organismos públicos que tienen en su poder bonos en dólares a canjeárselos al Estado nacional por títulos en pesos lo que le proveería al Gobierno de alrededor de 12.000 millones de dólares para afrontar en parte las pérdidas millonarias por la histórica sequía.

Ante esta situación, el kirchnerismo mantiene un silencio prudente dando cuenta del tácito apoyo que le continúa brindando al ministro de Economía, aunque puertas adentro comienza a esbozarse la posibilidad de un incipiente despegarse de la suerte del tigrense que los había ilusionado con un pronóstico de inflación tendiente a la baja hacia el final del primer trimestre de 2023.

El drenaje de reservas para contener la suba de los dólares financieros viene poniendo en jaque la estrategia de Massa a lo que debe unirse un desproporcionado crecimiento de la inflación que en marzo podría merodear el 7%.

En este contexto se le hace cuesta arriba al Frente de Todos enhebrar una estrategia electoral sólida.

El albertismo sigue fogoneando con sus laderos, el principal de ellos es el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, la participación del Presidente en la PASO. 

Cerca del Fernández afirman que no mide menos que ninguno de los candidatos en danza que circulan en la órbita de las especulaciones del escenario peronista, salvo la excepción de Cristina Kirchner que hasta los triplica en intención de voto.

Ha trascendido que Sergio Massa seguiría renuente a afrontar una candidatura presidencial, pese a que en los últimos días juntó a sus colaboradores y les pidió un esfuerzo mayor para afrontar las vicisitudes de la coyuntura que le posibiliten un despegue en las encuestas que aún no se visibiliza.

En rigor, Alberto no parece decidido por el momento a entregarle el título a Cristina de gran prestidigitadora de la estrategia electoral del peronismo, aunque hay algunas voces en off que aventuran que sobre fines de mayo finalmente desistirá de su postulación amparado en el fundamento de robustecer la unidad del peronismo, aunque buscará terciar en la elección del candidato oficialista que afronte la PASO.

La inflación no solo genera disidencias entre los principales referentes del oficialismo sino que también despierta disputas en el ámbito sindical.

De hecho, la acordada del nuevo salario mínimo vital y móvil del 26% hasta junio no pareció dejar conforme a nadie.

Si bien los popes de la CGT se mostraron condescendientes aunque despotricaron en privado, las dos CTA y el sindicalismo ligado al moyanismo  no convalidaron lo pactado por el Ministerio de Trabajo y continúan presionando por una suma fija que equipare los salarios a la inflación.

No obstante, se descuenta que el Gobierno intentará algún tipo de compensación que podría materializarse en el otorgamiento de un bono para los asalariados por fuera de la paritaria en la inminencia de la PASO.

La estrategia del kirchnerismo

No se tiene ciertamente indicios sobre la próxima movida política que podría ensayar Cristina Kirchner, si bien dio cierto hándicap a La Cámpora para que avance con el Operativo Clamor, cada vez adquiere más entidad la posibilidad concreta de que la Vicepresidenta no sería parte de la competencia por la presidencia.

La crisis económica le dificulta la elucubración de una estrategia de diferenciación del gobierno de Alberto Fernández, aunque sí existiría la premisa de que no le sacaría el cuerpo a una candidatura a senadora nacional por la provincia de Buenos Aires, verdadera y nunca desmentida prioridad del kirchnerismo en el año electoral.

Tanto el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, como los alcaldes del conurbano ruegan a la Vicepresidenta que se suba a la boleta oficialista para apuntalar la suerte del peronismo en el principal distrito del país.

En tanto, el ministro del Interior, Eduardo Wado de Pedro, adquiere centralidad, con el apadrinamiento de Cristina, como un presidenciable más.

Sin embargo no son todas rosas para él, desde La Cámpora algunos sectores comienzan a cuestionarle desviaciones en sus procedimientos por haberse mostrado con algunas espadas del círculo rojo, haciendo particular foco en la postal que lo mostró con el ejecutivo de Clarín, Jorge Rendo, algo que va contra la liturgia discursiva de la agrupación otrora juvenil.

A ese punto, debe agregarse la equidistancia entre cierta moderación esgrimida por de Pedro con la acentuada radicalización de Máximo Kirchner que rechaza de plano el acuerdo con el FMI y comienza a exigir un replanteo de las pautas selladas con el organismo de crédito.

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