

Por: Federico Cedarri
El gobernador bonaerense Axel Kicillof ya se maneja sin disimulo en modo candidato a partir del mensaje que pronunció días atrás en la Legislatura Bonaerense donde dejó explícito que irá por un nuevo turno en la provincia de Buenos Aires.
El mandatario siente que está posicionado como el candidato consolidado del oficialismo, es el dirigente que más mide en la provincia y el que colecta casi la totalidad del caudal de votos que ostenta Cristina Kirchner en el conurbano bonaerense.
Kicillof se siente fortalecido, cree que venció la persistente resistencia de algunos alcaldes del conurbano bonaerense que mantienen una alianza táctica con Máximo Kirchner que apostaron hasta la última instancia en que la Vicepresidenta lo ungiría como candidato presidencial de modo que uno de ellos pudiese saltar a la candidatura al sillón de Dardo Rocha.
Fortalecido por el rotundo apoyo a su candidatura de Cristina Kirchner, el mandatario ha emprendido recorridas por el interior bonaerense a sabiendas de que representa el verdadero talón de Aquiles de las chances del oficialismo.
Kicillof concentrará profusa actividad en las grandes ciudades de la provincia que maneja la oposición que se verá reflejada en un mayor número de apariciones en inauguraciones de obras contempladas en el Fondo de Infraestructura Municipal y en el plan estratégico Seis por Seis.
De todos modos, el Gobernador no descansará en su afán de lograr la bala de plata: que Cristina Kirchner acompañe el trazo principal de la papeleta bonaerense en el casillero de senadora nacional.
Sabe el mandatario que es harto difícil que la Vicepresidenta acepte el convite de competir por la candidatura presidencial debido a las evaluaciones que hace periódicamente sobre la marcha de la economía y la imposibilidad de despegarse por completo de la gestión de Alberto Fernández.
El gobernador bonaerense ya no participa de actos en conjunto con el Presidente y se ha transformado en uno de los más entusiastas exégetas de eliminar prontamente a Alberto de la grilla de candidatos.
En ese sentido, se pliega a la estrategia del kirchnerismo duro que ha salido en los últimos días a esmerilar al presidente al que consideran un ancla para la chances del oficialismo provincial: “No podemos ganar de ninguna manera en la provincia con Alberto en la boleta nacional”, se sincera un legislador provincial peronista ante PDS.
“Hoy Alberto tiene un dígito de imagen positiva en algunos distritos del segundo y tercer cordón del conurbano”, grafica un analista de la opinión pública bonaerense ante este portal.
La misma fuente explica que solo Cristina Kirchner y Axel Kicillof manejan números cercanos al 40% de intención de voto en los populosos distritos del Gran Buenos Aires: “Tienen buenos números pero no lo que se necesita para ganar con mucha contundencia y contrarrestar el efecto negativo que se presume se dará en el interior provincial”, remata.
Bien es sabido que el territorio bonaerense representa la meca de la vicepresidenta Cristina Kirchner ya que allí es donde mejores índices de imagen positiva cosecha, además de su notoria penetración en las zonas más postergadas del conurbano bonaerense.
En rigor, en aquellos distritos Cristina todavía logra la paradojal situación de que vastos sectores la visualizan como un eslabón separado de la gestión nacional.
Justamente por esta cuestión es que los alcaldes de aquellos distritos insisten en la necesidad fehaciente de que la Vicepresidenta aparezca en el primer cuerpo de la boleta oficialista.
La posibilidad más concreta por estos días es que Cristina en caso de ser candidata solo lo sería a senadora nacional por la provincia de Buenos Aires fundamentalmente para no dejar en "banda" a uno de sus discípulos políticos, Axel Kicillof, que necesitará irremediablemente de cualquier refuerzo adicional que le permita traccionar votos en una elección que se presentará extremadamente reñida con la coalición opositora.
Mientras tanto, desde el oficialismo provincial no se desentienden del protagonismo que viene sosteniendo el libertario Javier Milei, aunque no disimulan la conveniencia de la presencia en el escenario político del libertario ya que descuentan que robará una porción interesante de votos a Juntos en una elección en la que no existe la posibilidad de ballotage.
Los sondeos que manejan en la gobernación bonaerenses lo muestran a Kicillof con leve preeminencia sobre Santilli sin proyección de indecisos: “Hoy le prendemos velas a que Milei siga en los niveles de intención de votos que hoy reflejan las encuestas”, blanquea otro legislador justicialista.