Por: Federico Cedarri

El ataque furibundo del oficialismo contra los miembros de la Corte Suprema de Justicia, materializado en un proyecto de juicio político, no solamente contribuyó a unificar a una oposición con diásporas en torno a la defensa de los integrantes del máximo tribunal sino que asistimos además a un nuevo intento del presidente Alberto Fernández de reposicionarse en el escenario político.

En rigor, el comportamiento del primer mandatario puede interpretarse como un alineamiento revitalizado con las posturas más radicalizadas del kirchnerismo.

Procura mostrarse empático con la Vicepresidenta ya sea para lograr una mejora de un vínculo roto de larga data o para congraciarse del apoyo de buena parte del núcleo duro que continúa respondiendo sin miramientos a Cristina Kirchner.

La estrategia del primer mandatario parecería apuntar en esa dirección debido a que es plenamente consciente de que para avanzar en un hipotético juicio a la Corte deberá sortear la resistencia opositora, algo que por estas horas se vislumbra imposible, además del aditamento de que el oficialismo necesita de los dos tercios de ambas cámaras legislativas para acelerar el cuestionamiento hacia los ministros del máximo tribunal.

Por otro lado, esta jugada de Fernández complica de sobremanera la cuestión de la seguridad jurídica que perjudica los planes del ministro de Economía, Sergio Massa, debido a los inconvenientes financieros que puede deparar el atentar contra uno de los poderes del Estado.

Si bien los legisladores del titular de Economía están alineados con el oficialismo en el embate contra la Corte, Massa busca gambetear cualquier definición pública tomando en cuenta que una de las leyes que necesita para el cobijo de dólares es el blanqueo de capitales que probablemente naufrague en el Congreso debido a la postura de la oposición de no dar visos de tratamiento a otras iniciativas sino perime el Frente de Todos en su intento contra el máximo tribunal.

Massa mientras tanto especula con una posible candidatura presidencial pese a que públicamente lo sigue negando, entiende que lograr una baja relativa de la inflación que mejore algo los ingresos de los trabajadores lo podría catapultar naturalmente ante la acefalía de candidatos que esgrime el oficialismo.

En los próximos días el titular de Economía se reunirá con los máximos popes de la CGT para buscar acordar un techo a las paritarias y desanclar expectativas inflacionarias.

Una empresa difícil tomando en cuenta que ni la misma Cristina Kirchner pudo lograrlo cuando les hablaba a los sindicalistas de sintonía fina en el apogeo de su poder.

Parece intrincado que los gordos cegetistas puedan conceder algún tipo de limitación a sus reclamos tomando en consideración que la inflación proyectada para el 2023 bordearía los tres dígitos según los pronósticos que recaba el Banco Central de analistas económicos.

Fernández busca el apoyo de intendentes bonaerenses a su reelección

El mandatario fue ciertamente desairado por los gobernadores peronistas en lo que concierne al proyecto de juicio político contra los integrantes de la Suprema Corte.

La situación no desmoralizó al Presidente que presuroso juntó a algunos alcaldes oficialistas de la provincia de Buenos Aires que llegaron acompañados por el gobernador Axel Kicillof a la residencia de Chapadmalal con la intención de granjearse un apoyo a sus idus reeleccionistas.

Si bien los alcaldes se manifestaron contrarios a algunas posturas de la Corte, Fernández no encontró una posición unívoca de sostenimiento de la ofensiva contra el máximo tribunal.

Tampoco logró que los intendentes, entre los que se encontraba el ensenandense Mario Secco, un paladín del cristinismo, conjuntamente con el sabatallista Lucas Ghi, le expresaran aunque sea tímidamente un sostén a la posibilidad de encabezar la oferta oficialista.

Brillaron por su ausencia los intendentes de la liga del conurbano que responden al lomense Martín Insuarrasalde, ya que no tenían intenciones de involucrarse en el juego político del Presidente.

Fernández teme a la teoría del pato rengo para su último año al frente del Ejecutivo, un mandatario que a medida que transcurren los meses siente erosionar paulatinamente su poder al embadurnarse el escenario con barniz electoral.

Si bien no logró ningún apoyo concreto de los alcaldes que se acercaron a Chapadmalal el encuentro sirvió para sincerar algunas posturas, mientras el mandatario se jactó basándose en números de que la economía está comenzando a revitalizarse los intendentes le salieron al cruce y le expresaron que visualizan en la calle que a los trabajadores la plata no les alcanza para llegar a fin de mes, a lo que agregaron que en el último año la canasta básica de alimentos estuvo bastante por arriba del salario mínimo.

Fernández se limitó a escuchar la queja amarga de los presentes y les espetó que defiendan arduamente la gestión nacional.

El Presidente parece no encontrar un sustento para lanzarse de lleno a su reelección y ni siquiera el ataque a la Corte lo acercaría a Cristina.