jueves 16 de mayo de 2024 - Edición Nº1989

Provincia | 1 sep 2022

Escenario oficialista

El peronismo bonaerense contribuye al blindaje de la Vicepresidenta y pone el foco en retener la provincia

El órgano partidario alimenta la mística que vuelve a posicionar en el centro de la escena al kirchnerismo. Cristina sería candidata a senadora nacional por Buenos Aires como parte de la una estrategia para apuntalar las chances reeleccionistas de Axel Kicillof.


Por: Federico Cedarri

La irrupción de Cristina Fernández de Kirchner asumiendo un papel protagónico rutilante en su descargo de las acusaciones de la causa Vialidad que pesan sobre ella, ha sacado de la modorra en la que estaba sumido el órgano provincial del Partido Justicialista de la provincia de Buenos Aires.

La alineación de todos los sectores del Frente de Todos bajo la égida de la figura de la Vicepresidenta contribuyó a aminorar los desatinos internos que más temprano que tarde volverán a relucir, pero que por ahora han quedado camuflados en la estrategia de la defensa irrestricta de Cristina.

La provincia de Buenos Aires constituye hoy más que nunca el reaseguro del kirchnerismo para intentar resistir la andanada de una hipotética victoria de la oposición a nivel nacional.

En ese sentido, el Partido Justicialista bonaerense que conduce Máximo Kirchner ha resuelto mover el andamiaje y ponerse en el hombro el blindaje de la Vicepresidenta.

Para ello ha convocado a una reunión de su Congreso Provincial el próximo sábado en Merlo donde Cristina será la invitada estelar y utilizará la plataforma de ese acto para ensayar otra diatriba contra la Justicia.

El operativo clamor que ha lanzado la militancia camporista empapándose dentro de la consigna “Cristina Presidenta 2023” tiene fundamento en lo que tiene que ver con la necesidad de recrear la mística pérdida pero tiene pocos visos de realidad: lo que hoy está medianamente claro es que Cristina sí será candidata en 2023, pero todas las fichas están puestas en la senaduría nacional por la provincia de Buenos Aires.

La estrategia que elucubra el kirchnerismo tiene como piedra angular la candidatura de la Vicepresidenta para apuntalar las chances del gobernador Axel Kicillof en su intento reeleccionista.

Cristina es por lejos la referente política del oficialismo que mejor mide en la provincia de Buenos Aires y especialmente su influencia es determinante en lo que constituye la meca del kirchnerimo: el populoso conurbano bonaerense.

Ante esta realidad numérica todos los dirigentes se rinden y entienden que la supremacía de la Vicepresidenta en el imaginario colectivo social debe ser una piedra angular en la planificación electoral dentro de la provincia de Buenos Aires.

También lo han entendido algunos ministros de la esfera nacional que en cierto modo alumbraron la esperanza que el presidente, Alberto Fernández, constituyera un liderazgo con autonomía del liderazgo de Cristina.

Con esa posibilidad absolutamente abortada, hoy tanto el titular de Obras Públicas de la Nación, Gabriel Katopodis, como su par de Desarrollo Social, Juan Zabaleta, han vuelto vencidos a subordinarse al comando de Máximo Kirchner y los caciques del conurbano bonaerense a sabiendas que la elección nacional presenta un escenario desfavorable.

El último fin de semana en la Casa Rosada tuvieron acceso a una encuesta que mostró números sombríos en lo que respecta a la suerte que podría correr el oficialismo en el 2023: “Si fueran hoy las elecciones nacionales sacamos menos del 30%”, le confirmó con preocupación a este portal un legislador provincial del Frente de Todos.

La recreación de la épica para aglutinar a todos los sectores

Desde las usinas del peronismo bonaerense y de La Cámpora han contribuido a la materialización de un operativo de defensa de la Vicepresidenta de la Nación que constituye la bandera para unificar posturas entre todos los actores y diversidades que componen el Frente de Todos bonaerense.

Ante una realidad económica acuciante, donde la inflación erosiona los salarios y el ministro de Economía, Sergio Massa, está llevando adelante un ajuste que podría generar una ralentización en los niveles de actividad económica, el kirchnerismo saca de la galera insuflar una épica que en cierto modo desplaza del primer plano comunicacional la compleja situación económica.

Este clima de efervescencia contribuye a aumentar la influencia de la Vicepresidenta dentro de la nomenclatura del oficialismo y hasta en cierto modo ha opacado la estrella fulgurante que se posaba sobre el ministro de Economía, Sergio Massa.

El titular de Hacienda ha sentido en estos días el fuego amigo a través de un incondicional de la Vicepresidenta como el periodista, Horacio Verbitsky, que filtró una supuesta intención del segundo del tigrense, Gabriel Rubinstein, de llevar a cabo una devaluación de más del 50%.

Esta develación llevó al Viceministro a desmentir la especie, pero dejó al descubierto que el kirchnerismo por más que haya guardado un prudente silencio respecto a las primeras medidas de ajuste de Massa que han causado incomodidad en el Instituto Patria, tampoco está dispuesto a dejarle las manos libres para una devaluación que contribuiría a erosionar severamente las chances en la provincia de Buenos Aires, el univoco objetivo que hoy embandera a los seguidores de la Vicepresidenta.

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