jueves 25 de abril de 2024 - Edición Nº1968

Lanús | 18 jul 2022

RECLAMO SALARIAL

Un paro a Grindetti que empieza a calentar el humor social de su Municipio

El Sindicato de Municipales que conduce Pedelhez lanzó un paro de 48 hs. El intendente apuesta a dividir, pero le podría dejar a Kravetz una “bomba” de tiempo para el año que viene. El FDT podría usufructuar esta apuesta de Grindetti.


Por: Ricardo Carossino

En medio de una curiosa tranquilidad (que nunca es tal), el intendente de Lanús, Néstor Grindetti, tiene hoy un problema político que quizás no esperaba a esta altura de su carrera, sobre todo cuando busca potenciar su liderazgo territorial.

El Sindicato de Trabajadores Municipales de Lanús (STML) hizo un paro de 48 horas por reclamos salariales en un contexto económico atravesado por una inflación que está lejos de una hiper, pero que sin embargo castiga al bolsillo del argentino todos los meses sin dar tregua.

La secretaria gremial del gremio, Paula Pedelhez, charló con Política del Sur radio y advirtió que “las necesidades de los trabajadores son urgentes”, y aclaró ante la duda del oficialismo local, que “el paro estuvo consensuado por todas las bases”.

Esto quedó confirmado además por el concejal de Juntos de Lanús, Omar López, quien también en diálogo con este medio aseveró este lunes pasado que el municipio estaba “detenido” por falta de personal, sin dejar de resaltar que “eso es perjudicar al contribuyente”.

Para Néstor Grindetti, que desde hace un tiempo tiene un perfil más acorde a su nueva sustancia provincial y trabaja para poner en valor su opinión en medios de comunicación de alcance nacional, este no es un problema menor.

De cara al 2023, tanto para él como para el secretario de Seguridad y candidato a intendente, Diego Kravetz, ganarse un enemigo como este gremio es una piedra en el zapato.

Luego de un aumento del 40 por ciento a inicio de año, los trabajadores quieren actualizar el incremento salarial. La última oferta del gobierno local fue un 11 por ciento en cuotas, que fue rechazado. Eso generó un paro a comienzos de julio, lo que derivó en el dictado de la conciliación obligatoria.

La tensión viene creciendo desde el pasado viernes, cuando un grupo de trabajadores del corralón municipal decidieron realizar una protesta, prendieron gomas e impidieron que se hagan algunas tareas, como el bacheo de calles. Ante esto, el intendente reaccionó acusando de “violentos” a los empleados, y los vinculó a uno de los gremios, el STML.

Grindetti ha considerado que la mejor manera de romper la hegemonía gremial del histórico Miguel Pedelhez, era crear un diálogo con la otra rama sindical que responde a la FESIMUBO; y por esa razón, hoy en lugar de ganar un amigo, se ganó una lucha que le para la administración local.

¿Habrá sido una buena decisión jugar las mismas cartas que jugó el ministro Jorge Ferraresi en Avellaneda para acallar a la FESIMUBO?

La respuesta es permeable a la realidad política de cada jefe comunal y al poder local que maneje. Si Grindetti tuviera un poder tan consolidado como Ferraresi, tal vez no debiera preocuparse, pero si su situación no fuese la misma, se estaría comprando un problema importante.

Pedelhez criticó al otro gremio al afirmar que pacta con el intendente, cuando el suyo pacta con los trabajadores tras remarcar que “fueron los empleados los que decidieron en asamblea que el paro tenía que realizarse”.

¿Hay razones que justifican el paro? Desde luego que en el Frente de Todos local consideran que sí. El concejal Gabriel Sandoval al ser consultado por este medio no dudó que acompañar el reclamo y ante las excusas del intendente en torno a la falta de plata, el edil kirchnerista afirmó: “Hace dos semanas se le votó una ampliación del presupuesto”.

Eso mismo fue lo que argumentó Pedelhez, cuando se le planteó esa postura: “Tienen plata para aumentar la planta política y los concejales y no tienen para los trabajadores”. Quienes sin duda ganan un aliado acorde al discurso político que enarbolan, son los dirigentes del FdT, que tiene ahora un aliado inesperado, como es un gremio local que posee un importante poder de daño para Grindetti.

Quizás el intendente/candidato a gobernador, crea que le sobra paño para provocar esta repuesta del gremio, pero voces del mismo espacio en charla con PDSur, vienen advirtiendo desde hace meses que “a Grindetti tampoco le sobra todo lo que cree”.

De acuerdo a lo conversado con una importante fuente local de Juntos, “en las últimas elecciones se ganó con lo justo”, y ponen en duda que Kravetz pueda ser la carta de triunfo en Lanús para 2023.

Indirectamente quien puso el acento en la razón política que podría cercar al PRO en la Tercera Sección, es la diputada Gabriela Besana. Al ser consultada por PDSur Radio sobre porque María Eugenia Vidal perdió la provincia en 2019, la dirigente de Lanús opinó que “ganó el peronismo porque fue unido”.

Precisamente este es el ingrediente que el peronismo de Lanús está esperando. Al menos en este momento, un paro de trabajadores municipales ordena un poco para adentro el peronismo local, y si bien no es aún arma política certera, no deja de ser una posibilidad cierta para ser jugada dentro de un año.

Un gremio enfrentado a un Ejecutivo crea un profundo malestar social que tranquilamente podría ser usufructuado por el Frente de Todos que necesita ganar una elección (si le interesa realmente hacerlo).

Por lo pronto, hay dos análisis políticos que se pueden desprender de esta situación. Uno, dice que Grindetti gana por dividir el tablero gremial logrando de esta manera tener un relato para atacar el reclamo de este sector al sindicarlo como político, sujeto a la lucha interna del tablero sindical.

El otro, es la creación de un síntoma de desprolijidad política frente a un año clave en términos electorales. Puede quedar cómo falto de cintura política si no logra manejarse adecuadamente en el río revuelto que él mismo se encargó de crear.

Tal vez no sea el momento de hacer un balance para Grindetti que tiene el horizonte puesto en una meta más ambiciosa, pero si descuida el gallinero propio por mirar el gallinero ajeno puede terminar pagando un costo político que nadie en Juntos desea.

 

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