Por: Federico Cedarri

El aumento sostenido de los precios exacerba los ánimos en el oficialismo provincial, no solo dentro de la gestión del gobernador Kicillof que ve como se erosiona aceleradamente el poder de compra de los salarios lo que lo obligó, como anticipó este portal, a ceder ante el planteo de los gremios estatales y avanzar en el adelanto de cuotas de lo pactado en la paritaria blanqueando con el anuncio un piso cercano al 60% en el costo de la vida del 2022.

También encuentra fuerte encono la remontada de la inflación en la conducción del Partido Justicialista, en especial en su titular Máximo Kirchner y sus socios, los intendentes del conurbano bonaerense que contemplan de primera mano el deterioro del poder adquisitivo en los densos distritos que comandan: el peronismo tiene la preocupación central de preservar su caudal electoral, que emana sustancialmente de los conglomerados del sur del Gran Buenos Aires.

También en el frente oficial respiran aliviados por la profunda crisis de liderazgo que embarga a la oposición y que amenaza con hacer estallar en mil pedazos al espacio que podría presentarle una dura competencia por el sillón de Dardo Rocha

Desde el kirchnerismo duro orejean para el año electoral un nivel de fragmentación importante en el voto de los bonaerenses producto de la desesperanza que invade a importantes sectores, no solo a los más postergados de la sociedad sino también a una importante porción de la clase media.

En ese esquema es que la gobernación de la provincia de Buenos Aires vuelve a convertirse en el botín precioso que el oficialismo no quiere soltar, y para ello está comenzando a tender líneas con algunos ministros albertistas que son dirigentes de la provincia de Buenos Aires y que mantienen la misma preocupación: si se detona la unidad del Frente de Todos en territorio bonaerense la instancia electoral que se avecina puede dejar con las manos vacías al partido de Perón y nadie quiere repetir la experiencia de volver al llano como en el período 2015-2019.

El ministro de Obras Públicas de la Nación, Gabriel Katopodis, y su par de Desarrollo Social, Juan Zabaleta, son ex intendentes y dirigentes del peronismo provincial y en las últimas horas han enviado señales con ansias de humo blanco hacia el kirchnerismo y La Cámpora: discutamos  los desajustes adentro pero no perdamos la unidad.

Kicillof monitorea la situación económica con los intendentes del conurbano bonaerense casi en forma obsesiva, también observan de  cerca el fenómeno de la instalación del discurso libertario en amplios espectros de jóvenes que otrora se enrolaban en las filas de La Cámpora y hoy, las últimas elecciones en las facultades lo han demostrado palmariamente, solo una porción minoritaria reviste en las filas de la agrupación que comanda Máximo Kirchner.

“La batalla será por el discurso, no podemos concebir que los chicos y chicas no se den cuenta lo nocivo del discurso liberal del Estado mínimo”, explica con desazón ante PDS un diputado provincial peronista.

No obstante, agregó que Milei quizás se encuentre en el pico de su popularidad pero advierte que le será difícil mantenerse en la cresta de la ola durante el año y medio que falta transitar hasta encontrar el acto electoral.

En tanto, sigue escalando peldaños la figura del ministro de la Producción bonaerense, Augusto Costa, como el candidato natural del kirchnerismo a reemplazar a Martín Guzmán en el caso, hoy poco probable, que Alberto Fernández entregue su cabeza y capitule ante los pedidos de la Vicepresidenta.

Pese al estertor que la crisis económica causa en la coalición de gobierno también hay tiempo para las rencillas internas, Martín Insaurralde desde la Jefatura de Gabinete es el gran articulador en la relación del gobierno bonaerense con los popes legislativos e intendentes de la oposición.

Si bien el ex alcalde de Lomas de Zamora mantiene un aceitado vínculo con la liga de intendentes radicales, el lazo con el PRO parece haber quedado deshecho por la falta de interlocutores válidos de aquel espacio ante el retiro intempestivo de la mesa de negociaciones de un referente que el lomense consideraba válido y con quién había llegado a sellar varios acuerdos: el lanusense Néstor Grindetti.

Frustrado el pacto por la reforma previsional de la Caja del BAPRO, los cabildeos entre el peronismo y el reducto amarillo entraron en punto muerto, lo que arrastra hacia abajo las posibilidades de que el pliego del kicillofista Federico Thea para la titularidad de tribunal de Cuentas pueda aprobarse rápidamente en el Senado provincial, aunque éste último acontecimiento no parece inquietar en demasía el ánimo de los alcaldes peronistas ni de las espadas opositoras que coinciden en el desaire expreso al pedido del Gobernador por su ex Secretario General.

El massismo alineado a la estrategia kirchnerista en la Provincia

El espacio que conduce el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, si bien tiene ambiciones de intermediador entre los espacios en pugna dentro del frente oficial, en los últimos días ha venido tomando posiciones más cercanas a reforzar el vínculo del tigrense con Máximo Kirchner.

Es que ante el progresivo deterioro de la imagen presidencial, Massa cree conveniente no abandonar su influencia en la provincia de Buenos Aires, y hasta algunos dirigentes de su entorno lo piensan como un posible candidato a gobernador que unifique posiciones por su recompuesto vínculo con Cristina Kirchner.

La presencia de Malena Galmarini en la reunión convocada por Máximo Kirchner y Axel Kicillof para institucionalizar el Frente de Todos en la provincia le marcó la cancha al albertismo, que trasuntaba la impresión de considerar al massismo como tropa propia.

También el contrapunto de Massa con Guzmán por la actualización del piso de Ganancias dejó al descubierto la inclinación del titular de la Cámara de Diuputados nacional de robustecer en esta etapa de la coyuntura política su alianza con el kirchnerismo.