viernes 10 de mayo de 2024 - Edición Nº1983

Provincia | 12 abr 2022

Situación en el oficialismo

Cristina emerge nuevamente como la gran ordenadora de la oferta electoral del peronismo bonaerense

La Vicepresidenta tendrá nuevamente un rol estelar en el armado provincial en sociedad con los alcaldes peronistas. Pierde fuerza la posibilidad del adelantamiento electoral.


Por: Federico Cedarri

El peronismo de la provincia de Buenos Aires mantiene una férrea unidad sin aparentes fisuras y mientras sigue de cerca los episodios beligerantes entre el kirchnerismo y el núcleo duro del albertismo cavila las conjeturas que deberá resolver en un futuro inmediato.

El gobernador Axel Kicillof sigue escuchando de boca de los intendentes peronistas, especialmente los del conurbano, dos quejas que lo aturden: la primera de ellas tiene que ver con el fuerte aumento de los alimentos que erosiona la principal base de sustento del oficialismo que representan los sectores más postergados de la sociedad.

El segundo punto que los alcaldes machacan incesantemente es el flajelo de la inseguridad que se ha instalado con fuerza durante la post pandemia y que es la segunda preocupación que aflige a los bonaerenses, según rezan todas las encuestas.

En este punto particular, los alcaldes del conurbano encabezados por el jefe de Gabinete bonaerense, Martín Insaurralde, cuestionan severamente el manejo centralista de la policía que ejerce Sergio Berni y pugnan por la vuelta de las policías locales.

En rigor, es un tiro por elevación a la figura del controvertido ministro y trasunta el objetivo que persiguen hace tiempo los intendentes con la aparente venia de su socio político Máximo Kirchner: acaparar esa cartera y poner al frente de ella a un propio.

Kicillof por ahora resiste esa posibilidad y se ampara en que la figura de Berni  le ofrece cierta protección ya que absorbe sobre sus hombros los cuestionamientos del área.

El mandatario aparece concentrado en el devenir de su plan de seis por seis, lo cree indispensable para consolidar su gestión, darle visibilidad a obras y encara dinámicamente el último tramo de mandato.

Sin embargo, hay imponderables que deberá surfear: el ajuste al que se comprometió el Gobierno nacional con el FMI amenaza con reducir drásticamente los recursos que en forma indiscriminada recibió la provincia durante los últimos dos años.

El otro punto que preocupa al Gobernador es el impacto de la suba de tarifas en la provincia interior y las grandes ciudades, la luz y el gas cuentan con subsidios del Estado nacional que, ante la necesidad de mostrar números de reducción del déficit fiscal ante el organismo de crédito, es harto posible que el recorte les alcance en una mayor proporción lo que desembocará en un aumento de las boletas superior al que aventuró  Kicillof en su momento.

El mandatario había expresado la inconveniencia de aumentar estos servicios en más de un 20 por ciento cuando todo indica que la administración Fernández prepara un incremento cercano al equivalente de la trepada de los salarios.

Cristina como ordenadora del tablero político

La Vicepresidenta de la República será la gran decisora en lo que concierne a la cuestión electoral del Frente de Todos en la provincia de Buenos Aires.

Cristina sabe fehacientemente que el peronismo territorial no ve en Kicillof un candidato indiscutido.

La Cámpora ha recepcionado de buena manera el endurecimiento del discurso del Gobernador contra las políticas para contener la inflación del Gobierno nacional a las que califica de tibias, pero ese envalentonamiento discursivo no ha alcanzado a disipar las diferencias que persisten subyacentes con la agrupación otrora juvenil.

La Vicepresidenta, al tanto de estas contingencias deberá decidir si finalmente encabeza la boleta a senadora nacional en el 2023, y en caso de ser así quedaría desdibujada la posibilidad del desdoblamiento en territorio bonaerense, ya que el arrastre que pueda ejercer la boleta con Cristina al frente en los distritos populosos del Gran Buenos Aires caería en saco roto si las elecciones se realizan con anterioridad.

Esto es debido a que la tira de senador/a nacional debe concurrir a las urnas en el turno presidencial, por lo que en este Juego de la Oca ahora adquiere preponderancia el no adelantamiento electoral en la provincia.

El objetivo del kirchnerismso pasa por asegurar el terruño bonaerense y para ese menester confía en que la oferta electoral debe ser lo más portentosa posible, si la Vicepresidenta compite con la boleta de senadora tendrá como contrapartida injerencia en lo que serán los armados distritales, seccionales y también será quien bendiga al futuro candidato a gobernador.

Hoy se manejan distintas opciones ante la resistencia que genera en los alcaldes peronistas el actual mandatario, la principal de ella apunta al actual jefe de Gabinete bonaerense, Martín Insaurralde, que ya no oculta su ambición de ir por el sillón de calle 6 y para eso contaría con el apoyo de sus pares del conurbano y el armado que ha ido prohijando en las distintas secciones electorales del interior bonaerense.

Del mismo modo, los rumores que trascienden hablan de una candidatura de Wado De Pedro, como factor unificador, un camporista que cuenta con buena recepción de parte de los intendentes peronistas.

Más allá de las conjeturas en boga, de las distintas operaciones que atraviesan el escenario bonaerense, quién tendrá la palabra final como ha venido aconteciendo durante la última década y encajará pacientemente las piezas en el rompecabezas bonaerense, es la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.

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