Por: Pepe Tricanico

"Es el cuento de la buena pipa", decía el relator enojado sobre el final de la transmisión en Villa Maipú. Y no es para menos. Este Temperley, da la sensación, parece esmerarse en tener siempre un final repetido y que empieza a cansar.

Puede jugar contra un rival de gran talla como San Martín de Tucumán, uno que (a priori) parecía de menor fuste como Brown de Adrogué y al cual dominó en grandes tramos del partido o arrancar casi deambulando ante un Chacarita con un DT interino (con un rápido 1-0 en contra que lo pudo al borde de la goleada); el resultado en general será siempre el mismo para el Gasolero de Fernando Ruiz: la bronca, la desazón, la cabeza gacha y la sensación de que se pudo sumar más, pero no se suma como lo exige la historia de un club como Temperley.

"Intentamos defendernos con la pelota, pero no se pudo", repetiría Ruiz en rueda de prensa tras el partido con el 2-2 consumado. Lo dijo después de haber sacado de la cancha a Agustín Allione, el único arma real de ataque/tenencia que tenía la mitad de la cancha del Cele en San Martín para aguantar el 2-1 parcial. 

En el medio, uno recordaba aquella frase tan popular de Albert Einstein: "Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo". Temperley es un equipo calcado cada semana: un falso 4-3-3 que en realidad es 4-3-1-2 con tres volantes internos que (muchas veces) quedan descompensados cuando el rival acumula gente en el medio y un ataque donde a Toloza la pelota le llega poco como él necesitaría (limpia, llana, con el arco de frente; como en la jugada del 1-1) y donde no logra congeniar con un Agustín Campana que rara vez asiste, define por sí mismo y así es dificil imaginar una sociedad.

"Otra vez falta corte en el medio, está muy solo Pittinari", advertía el comentarista. Y tardó sólo 12 minutos el Funebrero en abrir el marcador cuando un lindo pase de José Méndez cambiando el frente ataque de derecha a izquierda encontró a Rodrígo González, que enganchó y definió con precisión al palo inferior derecho de Matías Castro. Hasta ese momento, todo era del local: la movilidad, el cambio de ritmo y la definición también. Hasta parecía que estaba para liquidar el partido rápido Chacarita...

Pero en el mejor momento del Funebrero llegó el empate: a los 21' el lateral Pedro Souto metió un centro cruzado preciso al área para Franco Toloza y el delantero se anticipó a la marca de Rosso definiendo con anticipo con su pie derecho para poner el 1-1. Así es el futbol: hubo inyección anímica para Temperley y un poco de confusión en el rival al punto que el DT del local realizó algunos cambios extraños sacando de la cancha (por ejemplo) a Blanco y Méndez, dos de sus mejores jugadores. 

Temperley llegó a su momento de climax total a los 27 del segundo tiempo cuando Tobías Reinhart (de buen partido), dejó a cuatro jugadores en el camino desde la mitad de la cancha hasta ingresar al área mayor y definió ante la salida del arquero Losas. Golazo, sí. De esos para ver un millón de veces.

Había que aguantar el 2-1 parcial con casi 20' por jugar. Y Chacarita fue al ataque con todas sus armas. El debutante Valentín Rodríguez con dos intervenciones clave, el arquero Castro con una doble tapada y el travesaño en dos oportunidades salvaron al Gasolero de que la igualdad no llegara antes. Al Cele le seguía faltando lo de siempre: corte en la mitad de la cancha. Y el DT no tuvo mejor idea que mandar a la cancha al lateral ofensivo Rosales, en lugar de Allione. Toledo, que era el cambio que se imponía (por cualquiera, menos por Allione), fue a la cancha recién después del 2-2. 

El Funebrero no tuvo piedad. Y lo durmió al dormido Ruiz. Saúl Nelle a los 42' ST amortiguó un centro cruzado y con una media vuelta selló el empate definitivo para hacer delirar a una multitud en San Martín, para amargar al Gasolero y para condicionar la continuidad de un DT Gasolero que (da la sensación) se juega su continuidad el próximo sábado ante Brown de Puerto Madryn en el Alfredo Beranger. 

"A Chacarita hay que ganarle si o si", decía un importante dirigente antes del partido. Y repetía lo que el dirigente de Temperley viene remarcando desde que se conformó este plantel: "Tenemos que entrar al Reducido, no hay excusas". El sábado, una parada clave ante uno de los equipos que arrancó animando la divisional con 9 puntos en las primeras 4 presentaciones. Al Celeste, con apenas 4 unidades, se le empieza a achicar el margen de error si no quiere que esta historia sea (como en 2021) otro cuento de la buena pipa con el mismo aburrido y reiterado final.