miércoles 24 de abril de 2024 - Edición Nº1967

Gremiales | 28 ene 2022

ANALISIS

La marcha del #F1 pone en tensión la frágil unidad de la conducción de la CGT

El moyanismo y sus grupos cercanos presionan para sumar gremios a la jornada de protesta contra la Corte Suprema de Justicia, peor los sectores más dialoguistas mantienen la indefinición sobre la movilización. En este contexto, se inicia una etapa de “doble comando” en la central obrera.


Por: Diego Lanese

Si la unidad de la CGT conseguida en el 2016 estuvo basada en el “espanto” a la gestión de Mauricio Macri y sus posibles efectos en el sector laboral, la conseguida en el 2021 tuvo como condimento principal darle un sostén al gobierno del Frente de Todos, luego de una derrota electoral compleja. Ambas terminaron de juntar en la misma mase a diversas expresiones del movimiento obrero, que no siempre piensan igual, y que tiene un largo historial de diferencias. Hoy, con la marcha para poner en discusión la corte Suprema de Justicia, esas diferencias quedan expuestas, y ponen en tensión a la central obrera. Se sabe que el moyanismo y sus aliados decidió salir a bancar la movida, y busca que los gremios tengan un gran protagonismo en la movilización del 1° de febrero.  Por su parte, otro sector de dirigentes, vinculados a los “gordos” y los sectores más cercanos al presidente, se muestran cautos, e incluso algunos dijeron que no se movilizarán. Las diferencias serán todo un desafío para un organismo no acostumbrado al “doble comendo”.

 

Pablo Moyano parece haberse puesto la jornada del #F1 sobre sus espaldas. La persecución que sufrió él y su padre Hugo, y buena parte de la dirigencia de Camioneros y el Club Independientes, parecen justificar el enojo, por lo cual en estos días se mostró activo en la convocatoria a la movida. “Este 1° de febrero habrá una movilización muy importante para decirle a los integrantes de la Corte que hagan de una vez justicia para el pueblo y no sólo para los empresarios, los dirigentes de la derecha o los políticos afines a quienes nunca investigan”, dijo el camionero, en declaraciones radiales. Esta semana, a través del Frente Sindical para el Modelo Nacional, Pablo Moyano invitó a su tropa a la propia CGT, para organizar detalles de la movida, y presionar a la conducción cegtetista que nos e definió al respecto. Además, hubo una cumbre con la Corriente Federal, que lidera el bancario Sergio Palazzo, donde el tema se tocó “de manera informal”, como expresaron fuentes del encuentro. El espacio será perta de la marcha, e incluso es parte de la organización. 

Pero a la dirigencia más cercana a la Casa Rosada, la movida le hace un poco de ruido, en especial porque el presidente Alberto Fernández no dio un aval explícito, y mantiene cierta ambigüedad en su mensaje. Por eso, tanto Héctor Daer como el resto de los “gordos” no formalizaron postura. Otros dirigentes, como el massista Carlos Acuña, evadió una definición, y hasta hace unos días dijo que la CGT “no discutió el tema”. Pero el que rompió con esta pasividad fue Antonio Caló, el dirigente metalúrgico con buena llegada al presidente. “No estoy de acuerdo en ir contra la Justicia en lo personal, ni desde el gremio. Si no funciona, hay que hacerla funcionar. No logramos nada haciendo una marcha”, declaró a la prensa, marcando la postura negativa. Caló es considerado un dirigente cercano al kirchnerismo, que motoriza la manifestación, desde que rompió en 2012 con Hugo Moyano y armó la CGT Alsina, que se mantuvo alineada al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Con estas declaraciones, generó cierto desconcierto, aunque se sabe que como gremio industrial es muy cercano a Matías Kulfas, que se dice no está en bueno términos con La Cámpora.

 

El silencio de Daer marca que la cuestión es incómoda en la dirigencia cegetista, que hasta ahora resiste los embates del moyanismo, que insiste con la necesidad de sumarse. En este camino ya están andando la CTA de los Trabajadores y la CTA Autónoma, aunque con agendas distintas. Mientras la primera lo hace como parte de la iniciativa del oficialismo, la central obrera que lidera Ricardo Peidro lo hace como parte de su estrategia de ser parte del oficialismo pero como “una voz crítica”, apuntando a hacer contrapeso a los sectores más conservadores de la alianza de gobierno.

Entre algunos dirigentes, creen que se vienen tiempos duros, donde la agenda debe estar marcada por la lucha contra la inflación, por mejores paritarias y un acuerdo con el FMI que no condicione la política de crecimiento. La justicia, afirman, “no es un tema que a los trabajadores los desvelen”. Del otro lado contestan que las causas armadas por esta justicia “apuntaron a derrumbar las organizaciones sindicales”, para luego ir por los derechos laborales. Y recordaron que la “Gestapo” es “antisindical sobre todas las cosas”.

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