Por: Federico Cedarri

Los vaivenes que depara el fin de año legislativo asoman compulsivos, en primera instancia porque la inminente entrada del Presupuesto y Ley Fiscal al Parlamento ya acondiciona un escenario de reuniones y trajines entre los funcionarios del Ejecutivo, encabezados por el gobernador Axel Kicillof, y las principales espadas de cada bloque que por estos días comenzarán a asomar entre los  bastidores.

Es que ante el recambio legislativo que se avecina las principales fuerzas se encuentran sumidas en un período de análisis y recomposición, además de darse a rodar los primeros escarceos por determinar quienes asumirán el encargo de llevar adelante las discusiones parlamentarias.

En ese marco, en la Cámara Baja será sustancial la decisión que emprenda el Frente de Todos en lo que respecta al manejo del bloque oficialista, al quedar out el matancero y alter ego de Máximo Kirchner, el camporista Facundo Tignanelli, el espacio deberá reconfigurar la acuarela de poder para determinar quién hereda el cetro vacante

Si bien desde la bancada de Juntos hacen alarde de que intentarán ir por la presidencia de la Cámara por constituirse a partir de diciembre en la primera minoría, el interés de la fuerza opositora radica puntualmente en poder obtener algunas de las presidencia de las principales comisiones. Legislación General asoma como un caramelo apetecible y el oficialismo no pondría muchos reparos ya que conservaría la estratégica de Presupuesto e Impuestos.

El tándem de los intendentes del conurbano, personificados en la figura de Martín Insaurralde, que en acuerdo con La Cámpora podrían elevar al escaño mayor del bloque al electo diputado e intendente de Almirante Brown, Mariano Cascallares, conservando también el Jefe de Gabinete provincial la presidencia de la Cámara con su lugarteniente,  Federico Otermín.

Habrá que ver que reacción insufla este posible movimiento en los alcaldes del interior que sienten que ha sido relegados en el manejo de los cargos, tal vez la modificación de la Ley de Ministerios los pueda contentar y sosegar cierto fastidio.

Entre los proyectos que aparentemente el Gobernador enviaría a la Legislatura para el tratamiento en extraordinarias contemplaría la modificación de las estructuras ministeriales con la intención de oxigenar la gestión a través de un reacomodamiento de las carteras.

Se habla de la creación de un área específica para Cultura que quedaría en manos de la ex decana de la Facultad de Periodismo, Florencia Saintout; y también podría conformarse un Ministerio de Medio Ambiente en el que recalaría el actual jefe comunal de Las Flores, Alberto Gelené, un peronista de excelentes vínculos con Máximo y Cristina Kirchner.

También se menciona a alguien cercano al titular de la Cámara de Diputados nacional, Sergio Massa, para ocupar esa cartera, como una forma de contentar a todas las vertientes de la coalición gobernante.

En ese marco, también los intendentes ansían que pueda introducirse en el debate legislativo de fin de año una modificación a ley votada en 2016 que limita en dos períodos la reelección de los jefes comunales.

Luego de la remontada en las generales los alcaldes peronistas reclaman como retribución que se reinterprete esa normativa, y que como mandan los parámetros jurídicos que nunca debe legislarse hacia atrás,  sea considerado como primer mandato el ejercicio 2019-2023.

De esta manera, los jefes comunales tendrán al menos la posibilidad de acceder a presentarse por un nuevo mandato, especialmente la Armada Brancaleone del conurbano bonaerense.

Si bien los diputados del PRO que respondían otrora a la ex mandataria, María Eugenia Vidal, desestimaron introducir una modificación a la ley, parecen cobrar cada vez menos relevancia en el interior del bloque opositor.

Fuentes legislativas le conformaron a PDS que el gobernador Kicillof encuentra confortable el canal de diálogo abierto con el foro de intendente radicales que encabeza el alcalde de Trenque Lauquen, Miguel Fernández, que ha mostrado buena sintonía con el mandatario y que no es partidario de una oposición obstructiva.

Empiezan a dilucidarse los principales actores de la nueva etapa legislativa

En el Senado se descuenta que la ex ministra de Gobierno de Axel Kicillof, Teresa García, tomará el timón del bloque oficialista para dotar al espacio de un músculo político necesario en un tiempo de negociación permanente como el que se avecina.

Los bloques opositores tanto en Diputados como en Senado están sujetos a una revisión integral de los acuerdos logrados hace dos años, y en ese sentido habrá que ver si en la Cámara Baja el referente de Néstor Grindetti, Adrián Urelli, continua en una de la vicepresidencias con firma o se produce un enroque que lo sitúe al lanusense a cargo del bloque y a una figura del radicalismo como autoridad relevante del Cuerpo.

En el Senado se presume que Alejandro Cellillo continuará en la vicepresidencia Segunda de la Cámara por lo que el bloque le correspondería, de acuerdo a la proporcionalidad en la equiparación de fuerzas, a una figura del PRO o del monzonismo.

Christian Gribaudo que responde a Jorge Macri parece perder la fuerza inicial que lo posicionaba con buenas chances para presidir el espacio y hoy parece sucumbir ante Daniela Reich, esposa del alcalde de Tres de Febrero, Diego Valenzuela, y que ha cobrado un importante protagonismo en los últimos dos años en el enfrentamiento dialéctico con el oficialismo.

Pero nadie se anima a descartar en la consideración a dos figuras de peso que encarna una impronta política que robustecería al enclave opositor: el peronista Joaquín De la Torre y el monzonista Marcelo Daletto.

El oriundo de San Miguel tiene sobre su espalda una dilatada trayectoria en el partido de Perón y también fue Ministro del Gobierno de Vidal, y ante el éxodo de la ex mandataria a CABA  rompió con el PRO y se acercó a Facundo Manes.

Daletto constituyó una pieza clave en la Comisión de Presupuesto de la Cámara Baja durante la gestión de Daniel Scioli y la primera parte del mandato de Vidal por lo que su llegada al Senado no pasará inadvertida, sus antecedentes determinan que se lo visualice en un cargo estratégico como una forma de retener dentro del redil las apetencias de su jefe político, Emilio Monzó.