viernes 26 de abril de 2024 - Edición Nº1969

Avellaneda | 24 nov 2021

JUNTOS

Orlando Machado: ¿el hombre que llegó para equilibrar la balanza política de Avellaneda?

El titular del Secla es el primer referente importante en la oposición de Avellaneda desde hace mucho tiempo. Machado tiene la impronta política necesaria para estar del otro lado del temido Ferraresi. Llega con consenso, con territorio, con caja y con juego propio para liderar.


Quizás por primera vez en mucho tiempo, la oposición en Avellaneda tiene un referente de peso. El secretario general de Empleados de Comercio de Lanús y Avellaneda, Pedro Orlando Machado, tomó la batuta de un espacio que venía de mal en peor y que desde ahora tal vez reconquiste territorio político en un Municipio monopolizado por el matrimonio sagrado del cristinismo al que todos obedecen para no perder privilegios.

El Frente Juntos no ganó en Avellaneda y estuvo lejos del triunfo, pero por primera vez hizo una elección para posicionar un líder político que tiene lo que se necesita en la Tercera Sección Electoral: poder local.

La aparición como líder de Juntos, de Machado, además, le viene como anillo al dedo al jefe de la Tercera, el intendente de Lanús, Néstor Grindetti, que hasta el momento no había encontrado un socio en la región que le permitiera inflar el músculo político para construir su trampolín bonaerense.

De esta manera, Grindetti tiene desde este momento un aliado estratégico que le permitiría posicionar de otra manera su espacio en un territorio donde el peronismo tiene la primacía electoral como quedó demostrado en estas elecciones de 2021 donde Juntos ganó en toda la Provincia de Buenos Aires, menos en la Tercera.

Avellaneda, además, es el distrito vecino y coto futbolístico del intendente de Lanús que, junto a Cristian Ritondo, quiere ir por la presidencia del club Independiente de la mano del personaje mediático Fabián Domán.

Grindetti quiere crecer en ámbitos de poder y el titular del Secla le aporta mucho a esa construcción. Machado no es un cuatro de copas como algunos concejales que desde la aparición de Mauricio Macri creyeron ser líderes como el jorgemacrista defensor del Pueblo de Avellaneda, Daniel García, tampoco es un extranjero sin pasaporte legal, como fue el fracasado arribo de la senadora nacional Gladys González y mucho menos es un ignoto político sin consenso como fue la insólita aparición del opinador de Clarín, Luis Otero. Todas, estas últimas tres, experiencias de incalificable debilidad política.

Ahora, la oposición al ministro nacional de Hábitat, Jorge Ferraresi y su temida esposa, la concejala electa Magdalena Sierra, tiene un referente que junta consenso, con sobrada experiencia política, con poder de movilización, con fuerte territorialidad en la región y con juego y recursos propios para incidir en las decisiones que el porteñismo macrista y larretista suelen imponer en el conurbano bonaerense.

Ya ha recibido el apoyo de la presidenta del PRO, Patricia Bullrich en campaña, con lo cual se abre de esa manera el abanico interno entre palomas y halcones que marcará definitivamente una interna que será para alquilar balcones y quizás nadie en la oposición de Avellaneda esté mejor capacitado que Machado para surfear semejante presión de arriba cuando estos dos bandos empiecen a enfrentarse abiertamente a la opinión pública.

Desde el 10 de diciembre vendrá la hora de la verdad en el Concejo Deliberante de Avellaneda. De un lado, el bloque de 15 ediles que comanda Ferraresi tomados de la mano de Sierra, obedeciendo el libreto impreso del capataz y del lado opositor nueve concejales que intentarán marcar la agenda local.

Más allá de capacidad y el poder local de Machado, es cierto también que Juntos aparece en inferioridad de condiciones para hacerse notar en medio de tanto ruido peronista, pero también es cierto que, de existir una verdadera voluntad política de ejercer oposición real a Ferraresi, se puede al menos herir al adversario en zonas vulnerables.

Hasta el momento, salvando honradas excepciones, la oposición en Avellaneda ha sido manejada por los hilos tanto del ex intendente Baldomero Cacho Álvarez de Olivera como por Jorge Ferraresi y el HCD ha sido la pista en la que muchos ediles eligieron bailar al ritmo del peronismo local para llevarse una suculenta “bolsa” con la anuencia de propios y ajenos.

Desde ahora queda por preguntarse qué tipo de oposición ejercerá Pedro Orlando Machado. Hay, por cierto, varias opciones. Muchas gestiones opositoras anteriores a la que verá la luz en 2022, han optado por ampararse en polémicas retóricas de ocasión como “la oposición responsable”, para esconder acuerdos ocultos con el oficialismo, y otras que decidieron caer en discursos sobradamente anti peronistas para abonar los clishés más absurdos al mejor estilo Milei.

Claramente el centro de la coherencia política ha estado faltando en los últimos quince años en Avellaneda, al menos desde que Mauricio Macri intentó meter las patas en la fuente de la Tercera sección, donde el único dirigente que supo hacerlo fue Néstor Grindetti.

Ahora, el gran armador regional de la sección sur del conurbano tiene un aliado de su talla -un hombre que conoce el territorio, que se sienta con peronistas y radicales, que maneja una parte del movimiento obrero de la región, que tiene aceitada la relación sindical, que es respetado por propios y ajenos y que no necesita apelar a retóricas absurdas y contestarías para posicionarse-.

 

Ya se puede hablar de un equipo con potencia política en Avellaneda-Lanús que marcará sin duda el pulso político de la agenda opositora en la región. Faltará ver (Frente de Todos mediante), si pueden además, marcarle la cancha a los poderosos intendentes peronistas.

 

OPINÁ, DEJÁ TU COMENTARIO:
Más Noticias

NEWSLETTER

Suscríbase a nuestro boletín de noticias