Por: Federico Cedarri

El peronismo se prepara para abordar los últimos días de una campaña política que ha sido extremadamente intensiva, donde proliferaron temas polémicos en forma constante, y en donde la grieta que lució lapidada durante la parte más dura de la pandemia parece haber florecido en el tramo final rumbo a noviembre.

En ese escenario, el frente gobernante parece haber asumido plenamente que la cuesta arriba que le trajo aparejada el resultado de las PASO no parece haberse modificado sustancialmente, y algunos números inclusive que llegan al despacho del gobernador Axel Kicillof parecen mostrar una ventaja aún superior en la provincia de Buenos Aires para la oposición.

El trabajo de algunos intendentes del conurbano estaría siendo puesto en el ojo de la tormenta en el palacio de gobierno provincial. Habría indicios en algunos distritos populosos del inmenso Gran Buenos Aires donde se estaría comenzando a repartir solamente la boleta corta para concejales.

Sería atendible que los alcaldes quieran cuidar en forma prioritaria su terruño, pero desespera a los habitantes de calle 6 la posibilidad cada vez más concreta de quedar expuestos a una derrota electoral que no solamente signifique un duro golpe político para el proyecto presidencial, si es que alguna vez lo tuvo, de Kicillof sino también para los factores de gobernabilidad en lo concerniente al tramo final de su mandato.

Desde el Frente de Todos ven una oposición envalentonada que amenaza con ir con la presidencia de la Cámara de Diputados y que ya lo explicita en forma fehaciente y sin tapujos, esta hipótesis hiela la sangre al peronismo gobernante: “Si tenemos la segunda minoría en Diputados, perdemos la presidencia de la Cámara y seguimos igual en el Senado va a ser muy complicado la salida de leyes importantes, va a haber que tener una muñeca política importante”, le cuenta a PDS un avezado legislador justicialista.

En este sentido, emerge con cada vez más fuerza la posibilidad de que una liga de intendentes se sume después del 14 de noviembre a la desvencijada gestión de Axel Kicillof para aquilatarla: “Sumarían más músculo político en un esquema de negociación permanente como parecería alumbrar en los dos próximos años”, continúa el diputado.

Sin embargo, el mandatario provincial parecería no cejar en sus esfuerzos por evitar esa plataforma que le acotaría el margen de maniobra y seguiría presionando a los intendentes para que jueguen con mayor intensidad que la que suponen en calle 6 lo habrían hecho en las PASO.

Se intensificarán los desembarcos del Gobernador y principales figuras del elenco del gobierno provincial en algunas secciones electorales que el oficialismo intenta hacer pie para arrebatarle a la oposición legisladores que consideran claves para la futura composición parlamentaria.

Los distritos apuntados son la Cuarta sección electoral, donde estrategas del peronismo aseguran que hay un drenaje de votos provenientes del randazzismo que en el marco de una marcada polarización preferirían al peronismo por sobre Juntos: “En el interior el que es peronista puede votar cualquier opción dentro del marco político de la idea, no es tan marcada la diferenciación de matices como en las grandes ciudades o el conurbano”, explica un analista político consultado por PDS que entiende de sensaciones electorales.

La Séptima sección sigue siendo considerada una alquimia clave para la suerte del oficialismo, es que si logra escamotearle un senador a Juntos de los tres en juego pondría en jaque la posibilidad de control del Senado que hoy ostenta la fuerza opositora.

Claro que para consolidar ese patrón deberá aumentar en forma sustantiva el volumen de votos en la Primera sección y revertir la relación de fuerzas que Juntos tuvo en septiembre, es decir de los ocho senadores en juego, el peronismo debería sacar 5 contra 3 de la oposición, y de ese modo sería posible la materialización de una correlación de fuerzas en la Cámara Alta que sería desnivelada por el voto de la vicegobernadora, Verónica Magario.

La irrupción de La Cámpora y los inspectores de precios complican la estrategia de los intendentes

La agrupación juvenil que conduce el jefe de los diputados del Frente de Todos en el Congreso Nacional, Máximo Kirchner, ha retomado un rol más entusiasta en los últimos días a la vez que paralelamente se le han presentando adversarios hacia los cuáles contraponerse, en este caso los formadores de precios y el FMI.

Acicateando la equidistancia con esos dos polos de poder, la agrupación ha renovado su vetusto cancionero y vive una especie revival de la época de su tiempo de mayor apogeo.

Pero en cierta forma esa irrupción estaría conspirando contra la posibilidad de sumar votos moderados que hoy es el Talón de Aquiles de la estrategia peronista sobre todo en los distritos del conurbano: “Con esto de La Cámpora, Cristina busca galvanizar su núcleo duro para negociar con más poder pero perjudica notablemente la posibilidad de sumar a los moderados que nos hicieron ganar en el 2019”, dispara contrariado un diputado provincial.

En el interior si bien La Cámpora no adquiere una preeminencia sustancial, el desembarco de inspectores de precios en algunos grandes conglomerados urbanos no parecen estar contribuyendo en modo alguno a la captación de un electorado de clase media que hoy es clave para la definición de cualquier elección en la Argentina.

Hay muchos legisladores del peronismo que esperan ansiosos el día después del 14 de noviembre para plantear un profundo debate sobre el futuro de la fuerza gobernante: “Después del 14 tenemos que seguir gestionando y para eso vamos a tener que refundar el peronismo, hacerlo nuevamente atractivo para mucha gente de clase media que nos ha dado la espalda”, soltó el diputado Walter Abarca.

“Se necesita política para salir de este momento y de esa herramienta hay que dotar al gobierno provincial”, continuó.

“Hay que aprender del liderazgo de Néstor Kirchner y reconstruir al gobierno y al peronismo pero con la base puesta en la edificación política”, sostuvo el legislador provincial.