No pudo ser la final que "la capital del fútbol" esperaba. No habrá Racing vs. Independiente para definir al campeón de la Copa de la Liga Profesional, ya que la Academia hizo los deberes, pero el Rojo no pudo con el sabalero.

En primer turno, Racing y Boca salieron a la cancha con la idea fija desde el arranque de equivocarse lo menos posible, ambos equipos se analizaron mucho y se lastimaron poco. Apenas un puñado de insinuaciones por cada lado. La Academia se plantó un poco mejor en el campo de juego y avisó a los 20 minutos con un zurdazo lejano de Tomás Chancalay tras una asociación con Enzo Copetti.

Dos minutos más tarde volvió a inquietar con un bombazo de Aníbal Moreno que Agustín Rossi no pudo embolsar y, en el rebote, Darío Cvitanich estuvo a centímetros de cambiarlo por gol. Recién después de la media hora de juego el Xeneize respondió y tuvo en los pies de Sebastián Villa la situación más clara: Carlos Zambrano lanzó un envío frontal al área, el extremo colombiano recibió, remató y Gastón Gómez le ahogó el grito con una rápida salida desde su valla.

Después de esa embestida azul y oro, el partido volvió a entrar en una meseta y las áreas se convirtieron en zonas prohibidas tanto para Boca como para Racing. Sin emociones ni aproximaciones, los dos semifinalistas se marcharon a los vestuarios.

El complemento fue más de lo mismo en medio de una nebulosa que recubrió cada rincón del Estadio Bicentenario de San Juan. Nicolás Capaldo, el más activo de Boca, intentó abrir el marcador en dos oportunidades con sus apariciones fugaces desde la banda, pero le faltó potencia y dirección para vencer los guantes del Chila Gómez.

Mientras Juan Antonio Pizzi se fue conformando con la igualdad con el correr del reloj, retrasó sus líneas y se aferró a la suerte de los penales, Miguel Ángel Russo mandó a la cancha a Diego González para que se hiciera cargo del juego y a Gonzalo Maroni para que le aportara vértigo y peligro a la ofensiva xeneize.

Más allá de sus ingresos, Boca jamás le encontró la vuelta al duelo. La única llegada de la segunda mitad se dio a los 34 minutos por un error en la salida de los de Avellaneda, que dejó a Carlos Tevez a metros del gol de la clasificación. Sin embargo, el Apache se abrió mucho en la carrera y definió desviado sobre el poste derecho.

Así sin más para dar, ambos equipos debieron definir la clasificación a través de los penales y fue Racing el que sonrió. Matías Rojas, Lorenzo Melgarejo, Tomás Chancalay y Enzo Copetti, el hombre de los penales importantes, convirtieron. Por su parte, en Boca solo lo hicieron Sebastián Villa y Cristian Pavón.

Tevez estrelló el suyo en el travesaño, a González se lo tapó el Chila Gómez y, gracias a sus yerros, los de Pizzi ganaron 4-2 la serie y se convirtieron en los primeros finalistas de la Copa Liga Profesional.

El Rojo no pudo con Colón y no habrá clásico de Avellaneda para la final

Independiente volvió a pagar caro los errores de partidos anteriores y esta vez, no hubo heroica y chau Copa de la Liga Profesional. La ilusión por alzar un certamen local se derrumbó, no habrá clásico de Avellaneda en la final y un nuevo tropiezo caló hondo en el seno de un plantel que llegaba ilusionado, aunque no por el juego mostrado sino por la expectativa que generaba llegar a una etapa definitoria después de mucho tiempo.

En los primeros minutos reinaba la paridad. Ambos se estudiaban y no parecía haber un claro dominador en la mitad de la cancha. De todos modos, la primera clara la tuvo Independiente con un cabezazo de Juan Manuel Insaurralde tras un tiro de esquina que no llevó demasiado peligro.

En los siguientes minutos, el Rojo comenzó a replegarse haciendo gala de la especulación fiel al estilo de su entrenador. Los dirigidos por Julio César Falcioni se posicionaron demasiado atrás en el campo de juego y apostaban a un juego directo y vertical. Tal es así que, a los 19 minutos, tras una gran jugada colectiva de los santafesinos, Insaurralde se tiró a cortar un remate que dio en la mano. El árbitro sancionó penal correctamente. En esta ocasión, Sebastián Sosa no acertó y "el pulga" Rodríguez lo cambió por gol. La victoria era justa porque los dirigidos por Eduardo Domínguez se mostraban más enteros que su rival.

A partir de ese momento, Colón manejó mejor los momentos del partido. Pese a dos polémicas, en las que Rafael Delgado con la mano y un planchazo de Rodrigo Aliendro, las cuales eran penal para el Rojo y expulsión, el Rojo siguió intentando y con un cabezazo de Silvio Romero, que Leonardo Burián envió al córner, tuvo la más clara.

En los primeros minutos del complemento, se vio lo mejor de Independiente con un cabezazo de Roa que hizo lucir a Burián y después el travesaño le ahogó el grito a Lucas Rodríguez. Sin embargo, a los 21 minutos llegó el golpe final para el equipo de Falcioni. En un contragolpe, el Rojo quedó muy mal parado y en un pésimo retroceso, Santiago Pierotti marcó el 2 a 0.

Con esta desventaja, se vio lo peor de Independiente. Se profundizaron las dudas y el equipo con más garra que ímpetu fue por el descuento. Así las cosas, Colón si aceleraba podía llegar al tercero sin problemas. Para colmo de males Falcioni sacó de la cancha a Roa y Palacios. Si no terminó en goleada fue por decisión del elenco santafesino.

De esta manera se consumió una derrota que duele, pero no sorprende. Independiente venía en decaída, ya que había triunfado ante Bahía y Guabirá con victorias por la mínima diferencia dejando muchas dudas desde el juego, lo cual no mejoró y no hubo tiempo para la heroica en una instancia decisiva.

La imagen que queda es que siempre que se topó con un rival superior terminó cayendo y no estuvo a la altura. No puedo vencer a Boca, Racing, Vélez, Lanús, Talleres de Córdoba, entre otros. En el comienzo el equipo ilusionó, pero el funcionamiento se fue desmoronando con el correr de los encuentros. Hoy tampoco estuvo a la altura, se vio superado y cayó sin atenuantes. Adiós al sueño del título.

En consecuencia, la final la disputarán Racing y Colón el próximo viernes desde las 19 en San Juan. La Academia buscará su tercer título en siete años y el Sabalero el primero de su historia.