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Provincia | 13 may 2021

ELECCIONES 2003 BALLOTAGE HISTÓRICO

El día que Menem intentó condicionar los planes de Duhalde y jaquear la futura presidencia de Kirchner

En 2003, Carlos Menem se bajaba del ballotage advertido de una probable derrota que hubiera sido histórica en la Argentina. Duhalde había impedido las internas en el PJ en Lanús y Néstor Kirchner se convertía en presidente electo el 14 de mayo de 2003.


Por: Ricardo Carossino

Lanús fue escenario, en enero de 2003, de la principal batalla que Eduardo Duhalde iba a ganar en la política argentina, a modo de venganza por la elección de 1999 cuando Carlos Menem le quitó el apoyo al hombre de Lomas de Zamora.

El triunfo de Duhalde fue en el microestadio de Lanús, territorio dominado por quien fuera “el maestro de intendentes”, Manuel Quindimil, que por supuesto no faltó a la cita. Había en las tribunas y en el campo, cerca de 1000 personas o más (724 eran congresales).

Allí, el peronismo sentenciaba al riojano y lo mandaba a competir por su cuenta. El líder político de la convertibilidad había pedido internas en el PJ, pero el “cabezón”, arregló las piezas necesarias para negarle esa ventaja a Menem.

Díaz Bancalari brindó ejemplos concretos de los peligros que acarrearía una interna y habló de “lo que pasa con esa señora gorda que se juntó con los socialistas” para terminar con:  “Lo que pasa con esos que dicen ‘que se vayan todos’, los de la Izquierda Unida, que son dos y se separan”, en alusión a Elisa Carrió y Luis Zamora.

Aquel 24 de enero de 2003 los menemistas se retiraban del microestadio para no presenciar cómo el duhaldismo consolidaba su hegemonía dentro del PJ al aprobar por amplia mayoría la suspensión de las internas y el sistema de neolemas para las elecciones de abril.

De esta manera, Néstor Kirchner, Carlos Menem y Adolfo Rodríguez Saá competirían por afuera de Justicialismo. Los resultados fueron los siguientes: Menem 24,45%, Kirchner 22,25%, Rodríguez Saá 14,11%. El riojano había ganado la primera vuelta.

La segunda vuelta debía realizarse el 18 de mayo de 2003. Los sondeos previos indicaban entre un 60 y un 70 % de intención de voto para el gobernador de Santa Cruz. Sin embargo, la segunda vuelta no tendría lugar ya que el 14 de mayo de 2003, el expresidente Menem ―después de una larga cadena de rumores y desmentidos― anunciaba su decisión de renunciar a su candidatura, lo que automáticamente convertía a Kirchner en presidente electo.

Se señaló que la maniobra de Menem tuvo como propósito condicionar a Kirchner, que accedió a la presidencia con el nivel más bajo en la Historia argentina: “No nos sentimos para nada débiles, nos sentimos muy fuertes”, aseguraba el entonces jefe de campaña, Alberto Fernández.

La guerra de declaraciones iba a seguir. Menem -dicen-, estaba furioso con todo el peronismo, pero enseguida abrió viejas grietas setentistas para asustar a la población más sensible del país y advertía que “habían ganado los montoneros”.

Kirchner iba a contestarle unas horas más tarde, denunciando que sectores menemistas se le habían acercado para negociar impunidad y acusaba al ex presidente de “macartista” por esa insistencia en vincularlo a Montoneros: “Con esas declaraciones en la Argentina hay 30 mil desaparecidos”, afirmaba.

La habitación del piso 21 en el hotel Panamericano se convirtió en un centro de festejos. Llamó desde el presidente Eduardo Duhalde hasta el último puntero de la provincia, contó unos de los presentes. Allí estaban Daniel Scioli, el gobernador Felipe Solá, José Pampuro, Roberto Lavagna, Ginés González García, Alberto y Aníbal Fernández.

Kirchner, su esposa y Alberto Fernández consideraban que Menem, con sus idas y vueltas sobre la renuncia, había conseguido marcar la agenda del martes 13. Ese día habían pautado una conferencia de prensa para comentar la decisión de Menem pero tuvieron que levantarla después de ver al ex presidente saludando desde la ventana de su hotel.

Lo que siguió a la conferencia de prensa, fue una presentación en TN en el programa A dos voces, donde aseguró que no iba a ser presa de las corporaciones y una visita con Cristina Fernández a la mesa de Mirta Legrand.

De esta manera, un PJ fracturado retomaba el control político de la Argentina con la muñeca de Duhalde.

En diálogo exclusivo con este periodista para el diario La Unión, en el club Temperley, un mes antes, ante la pregunta de si iba a poder gobernar con un peronismo roto, el fallecido ex presidente respondió visiblemente molesto con la pregunta: “El peronismo no está roto. Ahora va a gobernar el verdadero peronismo”.

Así, no solo empezaba su carrera presidencial Néstor Kirchner, también empezaba su plan para quedarse con el PJ, un plan que lo llevaría a pelearse con Duhalde y que desataría una verdadera pelea electoral dos años más tarde entre Chiche Duhalde y Cristina Fernández en las elecciones de medio término.

Precisamente en 2005, Néstor Kirchner iba a terminar de consolidar su poder territorial en la Tercera sección electoral, impulsando nuevos actores políticos de ese momento: Darío Díaz Pérez en Lanús, José Alessi en Avellaneda, Darío Giustozzi en Almirante Brown.

En Lomas de Zamora gobernaba Jorge Rossi, un hombre que venía del riñón de Duhalde pero que se codeaba tranquilamente con el Frente de la Victoria.

En Esteban Echeverría gobernaba el vecinalismo con Alberto Groppi y el hoy intendente Fernando Gray que había crecido políticamente a la sombra de Chiche Duhalde ejercía como secretario de Prensa del Ministerio de Desarrollo Social.

Luego, el 25 de mayo de 2003, Néstor Kirchner prestó ante el Congreso el juramento de ley para convertirse en el 51.º presidente de la Nación Argentina.

 

 

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